Yo estuve muerto” -dice Bobby Flores, con un sandwich en la mano-. Estaba con unos amigos y me morí en un sillón”.
Noticias: ¿Y qué viste?
Flores: Lo vi a Dios, vi el túnel, vi a Sueiro que venía… Pero volví a respirar y todos me decían “Dale boludo, estabas dormido”. El único que me creyó fue Adolfo Castelo.
Noticias: ¿Qué te dijo?
Flores: “Capaz que es verdad”. Esto lo escribí en una obra de teatro que después hizo Pepe Monje, que fue uno de los que no me creyó. Todos decían que había sido una borrachera y mi respuesta fue: “¿no se puede morir uno de una borrachera?”.
Bobby Flores tiene la gracia particular del que sabe contar historias. Historias que le sucedieron, aunque muchos no le crean, aunque él las cuente como si fueran inventadas, porque lo importante es cómo suenan. Como si ese oído privilegiado que lo convirtió en uno de los mejores musicalizadores argentinos también marcara la cadencia para que el relato imante, al igual que toda buena canción.
Y tiene varias historias que contar. Porque ese mismo que fundó la Rock & Pop a comienzos de la democracia y que renunció veinte años después, cuando la radio pasó a manos del grupo mexicano CIE (“Me fui por posiciones encontradas con la corporación”), que fue parte del delirio de Radio Bangkok junto a Lalo Mir, y que ahora conduce “Budweiser Urban Nights” por MuchMusic y dos programas en Kabul (107.9), tenía sólo 13 años cuando descubrió el mítico disco “Artaud”, de Spinetta. Ahí comenzó todo.
“Yo iba a un colegio de curas, era monaguillo, pero en realidad mi vocación era ser un reventado, entonces me fijé en los de quinto año y dije “¿cómo se sobrevive?” y eran todos fans de Spinetta, justo cuando salió Artaud. Ahí se me cagó el cerebro para siempre: me llevé al disco a casa y al ver la reacción de mi viejo, que era tanguero viejo y casi se muere al escucharlo, me di cuenta de que tenía que profundizar en Artaud y me compré sus libros: “Heliogábalo”, “El teatro y su doble”…
Noticias: ¡¿Leíste a Artaud a los 13 años?!
Flores: Sí, de ahí a los Rolling Stone había media cuadra. Me acuerdo que el pibe que me vendió “Artaud” también me dio “El lado oscuro de la luna” y “Trilogía”, de Emerson, Lake and Palmer. Estuve una semana encerrado en la habitación y después empecé a leer a Cioran, imaginate… Y ahí los pibes de quinto se hicieron mis amigos para que les prestara mis discos, que empezaron a dar vueltas por el colegio.
Noticias: ¿Y te volviste un chico popular?
Flores: Sí, estuve en la selección de fútbol del colegio gracias a mis discos. También jugué al básquet en el Deportivo San Andrés como diez años, de base. Pero cuando se dieron cuenta de que no iba para ningún lado, me empecé a involucrar con los disc jockeys de los bailes del club. Debuté como Dj en los carnavales del ‘77, a las seis de la tarde. Vinieron mamá, papá, la peluquera… pero no me veían porque la cabina estaba escondida; el buen disc jockey era el que no se notaba, no sé cuándo el Dj empezó a ser famoso. Y, aparte, no le podías decir a tu viejo que querías ser disc jockey. Es como que hoy venga mi hijo y me diga “Papá, me voy a dedicar a hacer burbujas de detergente”.
Noticias: ¿Siempre trabajaste de Dj?
Flores: También trabajé en una morgue, por el servicio militar. Fue en el ‘78, un gran año para la morgue. En realidad, yo estaba en la escuela de artillería de Campo de Mayo. Un sábado me pusieron de guardia y yo tenía que pasar música en un cumpleaños, entonces agarré la ruta 8 y me escapé. Y cuando volví me mandaron al calabozo.
Noticias: ¿Pero sabías lo que pasaba en el país en el ‘78?
Flores: No, nada, si no no lo hubiera hecho. Y me dieron destino de castigo: podía elegir entre el batallón de esquiadores en Esquel, el cuerpo de paracaidistas en Córdoba o la morgue del Hospital Militar Central, acá. No dudé.
Noticias: ¿Qué tenías que hacer?
Flores: Agarrar el fiambre, limpiarlo, maquillarlo, lidiar con la rigidez cadavérica… la primera semana era terrible, pero después la empecé a pasar bien, porque era el único colimba que tenía heladera: podía tener un pebete de salame y queso y comerlo a la noche.
Noticias: Tenés que escribir esto.
Flores: ¡Ya lo escribí en la obra de teatro y hasta estuvo nominada para un premio Ace!
Noticias: ¿Cuándo empezaste en la radio?
Flores: A los 17. Tenía un tío que trabajaba en radio El Mundo. Llegué y me mandaron a la discoteca, llena de discos prohibidos: Led Zeppelin, T. Rex, Thin Lizzy, todos melenudos con cara de maricones.
Noticias: Y te los llevaste a casa, ¿no?
Flores: Claro, me armé una discoteca y así me hice disc jockey grosso. También trabajé con un folclorista que pasaba fortineras, con un sandinista que pasaba sólo música nicaragüense, en un programa de la colectividad armenia -ese era bastante aburrido-, en otro del gremio de los pasteleros…
Noticias: Pero con Radio Bangkok entraste a otra dimensión.
Flores: Con la Rock & Pop, más que nada: fue la primera radio en la que se pasaba rock.
Noticias: ¿Eran conscientes de lo que estaban generando?
Flores: Mirá, Daniel Grinbank era el dueño y tenía 28 años y el resto éramos todavía más chicos. No había referencias: éramos la radio nueva de la democracia, vivíamos ahí, llevábamos nuestros discos y hacíamos listas de 300 en una tarde. Eso nos hizo unos musicalizadores del carajo.
Noticias: ¿Era un descontrol?
Flores: No, porque teníamos mucho laburo. Por eso nuestros amigos, nuestras novias, los que nos vendían los autos, eran de la radio. No teníamos vida. Pero había todo un mito respecto de las drogas, que fomentaron los que no tomaban nada y que pensaban que éramos unas cucarachas que sobrevivíamos a todo. Me habría encantado poder drogarme y experimentar, pero no se podía, porque para pasar música hay que tener precisión, no podés irte muy a la mierda.
Noticias: Con esa vida, ¿te duraban las parejas?
Flores: No.
Noticias: ¿Dónde conociste a tu actual mujer?
Flores: En la radio, obvio. Era la productora general de Metrodance. La vi y dije “tengo que hacer algo, me gusta”. Y se lo dije dos años después.
Noticias: ¿Y durante esos dos años qué hiciste?
Flores: La miré. Nunca pensé que me iba a decir que sí. Un día Pepe Monje me dijo: “Llamala, estás solo como un pelotudo”, y la llamé. Ahora tenemos un hijo de dos años y yo tengo una hija de 14, de otro matrimonio, que empezó a estudiar violoncello.
Noticias: ¿Le gusta la música clásica?
Flores: No, le gusta un cuarteto de cuerdas de chicas que se llama “Rasputinas” y que hacen covers de Lou Reed y Led Zeppelin.
Noticias: Tus hijos deben estar aleccionados musicalmente.
Flores: Sí, igual nos pasamos la tarde del sábado mirando bailanta, pero sin volumen. Es como ver “Titanes en el ring”, entran y salen personajes. Lo mismo hago a la noche con las películas, las veo sin sonido, porque es el único momento que tengo para escuchar música. Lo que a mí me gusta lo escucho a la una de la mañana.
Noticias: ¿Porque no se puede escuchar por radio?
Flores: Y no. A mí me gusta el jazz, lo experimental, Miles Davis, Bill Evans.
Noticias: ¿Te molesta no poder pasar al aire la música que te gusta?
Flores: Sí. Acá cada vez hay más sordos: el sordo es el que no puede escuchar, pero también el que no distingue los sonidos.
Noticias: ¿Y qué hacés frente a eso?
Flores: Me jodo.