En inglés, sobornos se dice “briberies”. “Pay backs” puede traducirse como retornos. “Ethical breach” es igual a violación ética. Los tres términos resaltan en dos memos internos de la empresa Skanska, protagonista del escándalo de corrupción que por estos días desvela al Gobierno, y en particular a Julio De Vido, el superministro de Planificación Federal.
Lo que se sabía hasta hoy es que la compañía sueca, que participó de las obras de ampliación del Gasoducto Norte, en Córdoba, había reconocido que pagó “comisiones indebidas” que violaban su Código de Ética, y que por ese motivo dejó de operar con el Estado y sus empresas amigas, aunque fueran privadas. Ahora, los memos de Skanska a los que accedió NOTICIAS, y que se reproducen en estas páginas, revelan la trama completa de esa operación ilegal. En ellos se afirma que los suecos habrían pagado U$S 5 millones de coimas a dos empresas de servicios públicos auditadas por el Gobierno, Transportadora Gas del Norte (TGN) y Transportadora Gas del Sur (TGS), y que además habrían hecho un intento similar –y en principio fallido– con Electroingeniería SA, una firma de excelentes lazos con el poder K. Los mensajes internos también hablan de otros
U$S 1,6 millones pagados en concepto de retornos o “negocios personales”, sin indicar a quién. ¿Acaso algún funcionario? Y por último, revelan que empleados de Skanska habrían cobrado otros U$S 4,6 millones “por su silencio”.
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