Las faltas de ortografía son un mal de nuestro tiempo, que cruza todos los niveles sociales y se observa incluso entre docentes, escritores y periodistas. En nuestra profesión, estos errores están a la vista a diario, aun en los grandes medios, y NOTICIAS no es la excepción. A veces por fallas técnicas de los sistemas informáticos y otras por errores humanos que logran colarse a través de todo el circuito de control.
Entre las faltas más habituales, hay una que el periodismo comete con plena conciencia: no acentuar las letras mayúsculas. Esto siempre fue así y se extiende también a casi cualquier tipo de escrito, como avisos publicitarios o carteles de señalización pública.
El origen del problema hay que buscarlo en las antiguas linotipos que carecían de la posibilidad de incluir acentos en esas letras. Pero desde que se inventó y se masificó la computadora, el problema desapareció. Sólo que después de años de hábito, el error repetido se convirtió en norma. Tanto es así, que no son pocos los que creen que la no acentuación de mayúsculas es lo correcto.
Sin embargo, el error existe y no sólo porque lo diga la Real Academia Española (“el empleo de mayúscula no exime de poner tilde sobre la vocal que deba llevarla”), sino porque lo requiere la simple comprensión de los textos.
Por ejemplo, cuando se escribe en un título en mayúscula “EL SALTO MAS ALTO”, ¿qué se intenta decir? ¿Se refiere al salto de agua más elevado de un lugar, o a un atleta que consiguió una nueva marca? En cambio, “ÉL SALTÓ MÁS ALTO” dejaría las cosas en claro.
Hace más de diez años que NOTICIAS se convirtió en el primer medio argentino que dejó de reincidir en un error que la tecnología volvió innecesario. Lo extraño es que, una década después, sigamos siendo una excepción entre los medios nacionales.
¿Será que en un país en donde las normas tienden a no respetarse sería absurdo pedir que se respeten las leyes ortográficas?
Por suerte, jóvenes de distintas naciones de habla hispana, incluyendo la Argentina, iniciaron la campaña “Acentos perdidos”, para educar colocando a mano los acentos que les faltan a los carteles en la vía pública. El fenómeno explota en internet y suma a miles de seguidores que entienden que es mejor hacer lo correcto.