En Japón, lo simbólico es fundamental, y por eso las tarjetas de presentación, “meishi”, tienen un papel muy importante. Cuando dos personas se encuentran, intercambian tarjetas, hacen una ligera reverencia y se toman varios segundos para leer con cuidado el nombre de la persona, su compañía, su título y su dirección. Luego, conversan. Alejandro Rozitchner entrega su “meishi”, pero no hace ninguna reverencia. La tarjeta tiene el formato de un ticket de abordaje de avión. Nombre del pasajero: Alejandro Rozitchner. Desde: Ezeiza. Y según la extravagante tarjeta, para hacer el “check-in” hay que visitar su blog.
Es filósofo –en el blog dice “nutricionista intelectual”–, ensayista, guionista y asesor de la gestión de Mauricio Macri en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Entre sus múltiples tareas, el autor de “Hijos sin Dios: cómo criar chicos ateos” dio en Cariló una charla auspiciada por Quilmes sobre el entusiasmo y el vínculo entre padres e hijos.
Noticias: ¿Qué es el entusiasmo?
Alejandro Rozitchner: Es una posición vital que implica asumir, aceptar y disfrutar del deseo y hacer de eso un plan de vida. Hay que comprender que uno no elige las cosas que lo entusiasman, pero tampoco elige de quién se enamora ni qué le gusta. Es un tema interesante, porque uno suele pensar que los gustos tienen que ver con nuestras posiciones y con nuestra voluntad, y en verdad el deseo no puede manejarse.
Noticias: ¿No elegimos lo que nos gusta?
Rozitchner: No, eso es una mentira. Uno enciende la radio, escucha un tema y le gusta o no. Con el entusiasmo ocurre lo mismo: uno no elige estar interesado por la literatura, el deporte o la psicología. Vivimos dentro de una gran paradoja, porque eso que no se elige es lo que más nos define como personas. Es importante saber qué es lo que nos produce entusiasmo para saber captarlo y entregarse a ese movimiento que lleva a la felicidad del individuo en la tierra.
Noticias: ¿Seguir el deseo garantiza la felicidad?
Rozitchner: Creo que encontrar el entusiasmo por algo es la solución al problema de la identidad del individuo. Para resolver quién es uno realmente, no hay que pensar en la historia ni en su contexto histórico, sino en qué quiere uno de su vida.
Noticias: Su planteo sugiere que hay que obedecer a las instintivas “ganas de…”
Rozitchner: Sí, hay que ubicar al deseo en primer plano para lograr una salud que, de otra manera, sería difícil conseguir.
Noticias: ¿Cómo decidió estudiar el entusiasmo?
Rozitchner: Intenté definirlo y avancé hasta escribir una teoría. Es un tópico que trabajo en muchas charlas y hay un fenómeno que se repite: hablar del entusiasmo me entusiasma.
Noticias: Entonces, el concepto teórico que creó influyó en su propio deseo.
Rozitchner: Sí, porque pensar en el entusiasmo genera más entusiasmo y eso me da la pauta de que el discurso de mi teoría es valioso e interesante. En general, mi trabajo teórico está vinculado con posiciones existenciales porque creo que las ideas tienen sentido cuando son útiles. El pensamiento no debería ser lejano a la experiencia de vivir ni debería separarse de lo concreto del día tras día.
Noticias: Es una idea que traiciona algunos principios de la filosofía política clásica.
Rozitchner: Es inútil insistir con la historia de la filosofía. A mí no me apasiona la filosofía. Es más, en sí misma, no me interesa para nada. A mí me gusta pensar porque me parece útil. Leo sobre empresas, sobre desarrollo personal, sobre filosofía oriental… Me gusta mucho Friedrich Nietzsche y me interesan los ensayos de todo tipo. Además, tengo un desafío constante: ser profesor. Me interesa lograr clases movilizantes y que el alumno quede contento, poderoso, exaltado y curado. Ayudar a las personas a centrarse en su deseo para que se vuelvan activas, es una muy buena experiencia.
En un post llamado “10 razones por las que voy a votar a Mauricio Macri” en su blog, 100volando.net, explica: “Quiero, con mi voto, arruinarle el humor al Presidente y al Gobierno, que se brota y agrede porque probablemente sea lo que mejor sabe hacer. Quiero que tengan que aceptar la diferencia, base de la vida democrática sana”. El polémico Rozitchner es, desde hace tiempo, asesor de Mauricio Macri, el actual Jefe de Gobierno.
Noticias: ¿En qué consiste su rol en el Gobierno de la Ciudad?
Rozitchner: Me gusta el PRO como partido, Macri y la actitud de la gente que lo rodea. Creo que hacen las cosas bien porque son ejecutivos y prácticos. Formo parte del Gobierno y mi trabajo consiste en aportar ideas. Es un desafío creativo porque ayudo a repensar cosas y a inventar otras nuevas. Trabajo con distintos ministros o con funcionarios que sienten que su proyecto necesita un rediseño.
Noticias: ¿Qué hay que repensar en Buenos Aires?
Rozitchner: El criterio de la gestión supera ampliamente al de la ideología. Pero a la gestión hay que agregarle invención y creatividad, y además es importante pensar estratégicamente cuáles son las cosas que hay que hacer bien. Todo puede ser reevaluado: los problemas de la salud, del tránsito y de la corrupción. No estamos obligados a encerrarnos en planteos. Repensar lo establecido no es fácil, pero siempre podemos inventar.
Noticias: ¿Cuál es el costado más difícil de repensar del macrismo?
Rozitchner: No sé, recién estoy empezando. Pero creo que lo más difícil es superar el prejuicio de algunos porteños que cayeron en el infantil planteo progresista. Se dicen cosas falsas y malintencionadas, pero después nadie reconoce que se equivocó. Para el progresismo, Macri es el malo de la película y nunca van a sacarlo de ese lugar. Ellos ni siquiera hacen las cosas bien. Entonces, me pregunto: ¿quién es bueno? ¿Aníbal Ibarra es bueno? ¿Por qué tanto odio a Macri, cuando se sabe que varios kirchneristas van a terminar en Comodoro Py?
Rozitchner hace silencio. “Lindo título te tiré, ¿eh?”, acota. Piensa unos instantes y dice: “A muchos del Gobierno nacional, los vamos a ver en Comodoro Py, es así, siempre pasa… ¿Por qué no les va a pasar a ellos, que ya tienen 1.000 cuentos de corrupción en su haber?”.
Noticias: ¿Se siente un personaje polémico?
Rozitchner: No, me siento un pensador que hace su trabajo: mirar, volver a mirar y hablar con libertad. El hecho de ser considerado polémico, que sé que lo soy, tiene que ver con que no es frecuente que una persona diga con libertad lo que piensa.
Cuenta que cuando era columnista de “Hora clave”, el programa de Mariano Grondona, aprovechaba los cortes para hacer pequeños garabatos que sirvieron como bocetos para varios de los dibujos hechos con tinta china que adornan su estudio. “Cuando me enfocaban, ponía cara de serio”, confiesa. En su lugar de trabajo, también hay imágenes de los superhéroes preferidos de sus hijos, además de libros y papeles.
Noticias: Se criticó mucho su estilo cuando era columnista de “Hora clave”.
Rozitchner: Sí, pero a mí me gusta divertirme y no me parece que la inteligencia tenga que ver con un aire de formalidad y seriedad. Opino todo lo contrario: la informalidad y el atrevimiento son dos de los rasgos más destacados de una persona inteligente. Creo que en los programas de política hay que hablar de lo que nunca se habla.
Noticias: ¿Cuáles serían esos temas tabúes?
Rozitchner: Es un modo de analizar la realidad, no sólo un tema. Me interesa romper el esquema discursivo de los políticos, pero para lograrlo hay que ser muy creativo. Se producen efectos interesantes cuando uno revuelve un poco el avispero y cambia el léxico. Me gusta introducir conceptos como “amor” y “entusiasmo”.
Noticias: El amor parece un tema recurrente. En su blog hay numerosos posts sobre el asunto. Incluso, un texto interesante con preguntas ajenas que se ocupó de responder. ¿Cómo se relacionan el amor y su teoría del entusiasmo?
Rozitchner: Si hubiera que reemplazar la palabra “entusiasmo” por otra, sería “excitación”. Es aquello que mueve, que despierta, que hace querer más. Creo que el amor tiene que ser una orientación política, porque las realidades, los países y las ciudades funcionan cuando hay amor puesto en las cosas. Me gusta citar a Lope de Vega: “Amor en obras consiste”.
Rozitchner se considera un “nutricionista intelectual” y cree que es una forma graciosa de aludir a un trabajo que no tiene un molde muy claro. “El filósofo es una figura de otro tiempo”, define. Su padre, León Rozitchner, es filósofo y un reconocido intelectual de izquierda.
Noticias: Tienen distintas concepciones políticas y teóricas. ¿Cómo influye eso en la relación padre-hijo?
Rozitchner: Me reconozco formado por él y aprendí a razonar en una casa con intención pensante. Pero tengo el mismo problema que tienen todos con sus padres: en parte, somos ellos, y en parte, distintos. A eso yo le sumo otras dimensiones, porque trabajé como guionista de Antonio Gasalla y escribí novelas. No tengo las mismas referencias políticas que mi papá porque represento a otra generación, pero coincidimos en la vehemencia y el placer por pensar.