Siempre falta una explicación para sus gestos. Como es hombre de pocas palabras, hay que creer o interpretar. ¿Es, como él mismo se autodefine, un tiempista astuto que hoy mueve la pieza pensando en la próxima? ¿O estamos frente a una especie de Chauncey Gardiner, el héroe de la novela de Kosinsky “Desde el Jardín”, un simple jardinero que se convierte en héroe nacional gracias a su enorme capacidad de disparar frases huecas que aparentan sentido? ¿Estratega? ¿Lelo? ¿Indeciso?
Como sea, el ex piloto de Fórmula 1 y gobernador –hoy productor agrícola y senador nacional y futuro candidato en las legislativas del 2009 y/o las presidenciales del 2011– dejó plantado a Néstor Kirchner. Lo arrinconó y le provocó una estampida de fieles en el peor momento de debilidad (ver recuadro). Abandonó el bloque del Frente para la Victoria hasta con una ironía: tituló el escrache de ruralistas al diputado nacional ultrakirchnerista Agustín Rossi como “el episodio de los Rossi brothers”, y fundamentó la ruptura en su discrepancia con la no-política oficial hacia el campo. Hace algunas semanas, también había desairado a Cristina Fernández, que lo había invitado a dos de sus tours, el que la llevó a Cuba y Venezuela y luego al de España. No explicó, pero no hacía falta: la Presidenta cosecha un 75% de opiniones negativas en la provincia y él, personalmente, triplica en intención de voto a su eventual rival socialista, Rubén Giustiniani.