A los candidatos hay que conocerlos. Saber cómo piensan, cómo son y cómo han sido para tener una idea de cómo van a ser cuando ocupen el cargo para el que fueron elegidos. Con los hombres, es bastante parecido. Hay de todo y para todos los gustos, pero hay que conocerlos antes de elegirlo.
Que el hombre perfecto no existe no es ninguna revelación. Pero existe el “casi perfecto”. Ese al que es imposible acceder porque siempre está de novio. Y si uno se resigna a esperarlo, está condenada. Cuando uno de estos hombres se pone de novio dura, como mínimo, cinco años. Porque son personas estables. El “necesito un tiempo para salir con mis amigos” no existe para esta especie. Él está enamorado y no tiene ningún problema en contarlo. Estos hombres tienen, a simple vista, muchas más virtudes que defectos. Además, están dotados de una belleza que pone nerviosa hasta a la más segura. Facundo Arana es el abanderado de los casi perfectos.
Como buen “casi perfecto”, Facundo estuvo muchos años de novio. Para los que seguimos ese noviazgo, fueron años de amor, vida sana, deporte y mucho viaje en camioneta, perro incluido. Pero un día, contra todos los pronósticos que decían que el paso siguiente sería el casamiento, se separó. Y en lugar de salir de juerga con sus amigos, como haría cualquier otro, se subió a su camioneta, cargó a su perro en la cajuela y se fue a recorrer el Norte argentino para hacer el duelo. Solo. Facundo tiene un sólo defecto grave y es ser demasiado bueno y demasiado lindo. Demasiado “casi perfecto”. Y para algunas mujeres, eso puede resultar terriblemente aburrido.
Chicos “bien”. Si la idea de llenarte de tierra y olor a perro con un adonis en una camioneta te parece un pésimo programa y preferís el glamour de Punta del Este, las fiestas y la belleza no tan natural, Mauricio Macri y Francisco de Narváez son tus candidatos. Dos chicos “bien” que se cansaron de sus cómodas vidas y decidieron devolver a la comunidad algo de lo que esta les dio. Así como algunos chicos ricos se aburren y se van a recorrer el mundo de mochileros Mauricio y Francisco decidieron comprarse un club y una provincia. ¿Por qué? Porque pueden. Además se casaron con dos modelos. También porque pueden. Pero ojo que no todo lo que reluce es oro. Al lado de este tipo de hombres se puede tener ropa, joyas, botox. Todo lo que el dinero pueda comprar. Pero algún sacrificio también hay que hacer. Olvidate de ser la más exitosa de la pareja. Tu función será estar impecable y apoyar siempre al candidato.
Con el que seguramente siempre te sentirás una reina es con Osvaldo Laport. Un tipo de barrio. Que a diferencia de Mauricio y Francisco, no tiene problemas en ensuciarse las manos si hay que cambiar una goma, destapar el inodoro o arreglar el lavarropas. Osvaldo representa a esos hombres que para conquistarte no van a despilfarrar en una joya carísima que quedará en un alhajero porque sería casi suicida sacarla a la calle. Él te pone un pasacalles en la puerta de tu casa y listo. Además, la celulitis no lo asusta sino que lo conmueve. Porque la madre también la tenía. Eso es un macho. Pero ojo que para ser macho no sólo hay que animarse a usar un taparrabos.
Si a vos te gusta alguien más delicado, hay hombres que no pierden su masculinidad por pasarse un rato largo encremándose frente al espejo. Y Jorge Telerman es la prueba de ello. Nunca va a faltar el típico argentino que lo tilde de gay. Pero con hombres como Telerman te asegurás un compañero que te lleve de compras sin chistar. Es más, los hombres como él van solos a comprar vestidos para sus novias. ¡Y aciertan con el talle!
Chicos “graciosos”. La naturaleza suele ser sabia. En la mayoría de los casos. Si te da de un lado te saca del otro. Al que le regala belleza suele no dotarlo de inteligencia. Al que le da sensibilidad, le quita dinero y al que lo provee de sentido del humor, seguramente le faltará otra cosa.
Este es el caso de hombres como Dady Brieva o Jorge Guinzburg. A pesar de las excepciones que confirman la regla, los “graciosos” son los que más veces escucharon la frase “me encanta salir con vos, pero como amiga”. Son los mejores amigos de las mujeres, los confidentes. Esos a los que las minas les cuentan todo. Porque se sienten cómodas. Cómodas, no atraídas.
El gracioso tiene que remarla mucho más que los lindos para conquistar. Tendrán que escuchar a la chica llorar horas porque el lindo las engañó y esperar meses a que ella se canse de tanto sufrimiento y quiera empezar a divertirse. Los intelectuales y los graciosos tienen mucho en común. Sobretodo la parte del remo con las mujeres.
El intelectual le huye al gimnasio y a la moda. Es por eso que siempre tienen mas desarrollada la cabeza que los brazos. Y también es por eso que tendrán que buscar mucho para encontrar a Tomás Abraham o a José Pablo Feinmann saliendo con una modelo.
La modelo que no sale con Abraham seguramente estará comiendo sushi con algún autodenominado “empresario”. Esos tipos que facturan bien pero nadie sabe qué hacen exactamente. Como muchos novios de chicas lindas.
Afortunadamente para las mujeres que no están dispuestas a resignar belleza por inteligencia o viceversa existen hombres como Gastón Pauls o Luis Ortega que, según parece, reúnen ambas cualidades. Son chicos lindos. Gastón fue hasta galán de tele en “Montaña Rusa”. Pero decidieron rumbear para otro lado sin dejar de ser “cool”. Gastón empezó a juntarse con “humanos” y Luisito le dio para adelante con el cine independiente y algunos hasta lo llamaron “joven promesa”. Pero son famosos. Y por lo menos para una, son inaccesibles. Porque los famosos salen con famosas. Y sus novias son la prueba de esto.
Por suerte, también hay un grupo de hombres que suelen ser la mayoría: los hombres comunes. Los que no entran dentro de ninguna tribu porque tienen un poco de cada cosa. Tiene algo de graciosos, algo de intelectuales, si tiene que cambiar el cuerito, lo cambian y de vez en cuando se bancan un día entero de shopping.