Está con la misma actitud positiva que siempre sostuvo frente a la vida. Frágil en apariencia es, sin embargo, una leona, quizá esa leona de dos mundos que sabe del delgado límite entre lo público y lo privado. Para afuera, es la empresaria que crece; en la intimidad, es la mamá de Olivia (11), su tesoro, después de perder varios embarazos y sus trillizos con seis meses de gestación. Mariana Dumas, la viuda del célebre cocinero Gato Dumas, recibe en su casa de Pilar, construida a su estilo: una estética informal, policromada, con paredes tapadas de cuadros y fotos, techos de los que cuelgan móviles de papel maché, y un parque con piscina. “Lo mío no es el minimalismo”, ironiza y se ríe.
Su primer matrimonio, a los 22, duró un año y medio. El segundo, se estiró a dos. Había llegado el momento de poner la cabeza en otra cosa y empezó en la inmobiliaria de Silvina Aguirre, donde trabajaba Raquel Frías, ex mujer del Gato, “y allí –dice– me fue muy bien. Me fascinaba con las anécdotas de Raquel sobre su ex, un personaje curioso… Parecía un tipo de la noche, transgresor, chinchudo y tenía una mirada que me transmitía más. Un día, el Gato llamó porque tenía que vender todo lo que tenía para pagar las deudas contraídas por su gerente de entonces… Su plan era quedarse sin nada ¡e irse a vivir con su madre!”.
Noticias: Pero se fue a vivir con usted…
Mariana Dumas: ¡Sí, a los 9 meses de conocernos! Fue uno de esos días en que yo era un cachivache viviente, pero no me importó. Cuando me enteré que Raquel iba a tasarle su casa, me colé como una cholula para pedirle un autógrafo. Era mi ídolo, un señor grande al que traté de usted, y yo una chica de 26…
Noticias: ¿Fue la cuarta mujer de Dumas?
Dumas: ¡Sí, y también la que le duró más tiempo! La primera fue Lala, la madre de sus cuatro hijos; después Pía Mont y la tercera fue Raquel, la de su época en Buzios, de vida hippie… Siempre me pareció genial cómo el Gato atendía a sus ex mujeres. Al principio de mi matrimonio aparecían cuentas y yo preguntaba: “¿Y esto, cuándo lo gastamos?”. Me contestaba: “No, es la cuota del Fiat 147 de fulana o es el viaje a la India que hizo mengana”. Era generoso… La vida del Gato era la bohemia. Y conmigo le salió todo lo hogareño, prender la chimenea, quedarse en casa fumando su cigarro y viendo la tele.
Mariana atiende su celular y organiza una entrevista con un cliente al que invita a recorrer la flamante planta modelo de Dumas Catering, en Martínez. Se la escucha ejecutiva y diligente, en otra frecuencia emocional. “El Gato estaría orgulloso de verla. Es realmente un gran paso para la empresa… ofrecemos servicios de catering con calidad premium. Degustaciones, sommeliers entrenados para asesorar sobre maridajes, equipos de camareros articulados para cada evento”
Noticias: ¿No hubo antes un catering con la marca Dumas?
Dumas: Sí, pero estaba tercerizado… Dejamos que se venciera el contrato y recuperamos la marca. Teníamos pedidos de catering que iban al Colegio de Cocineros Gato Dumas y no correspondía atenderlos, porque es otra empresa del grupo, con otros objetivos. Yo estoy en el área comercial, con mi agenda, en la captación de clientes… Necesito trabajar para mantener mi casa y mi hija.
Noticias: ¿Y quien está al frente del Colegio de Cocineros?
Dumas: Allí está (Guillermo) Calabrese, el gran maestro, el puntal gastronómico. Al poco tiempo de morir el Gato se hizo una reingeniería, con un nuevo modelo de negocio, coherente, unificado. Era preciso cuidar el nombre Dumas, que es de la familia… y que fue mi única fuente de ingresos durante mucho tiempo.
Noticias: Pero usted tiene dos marcas de ropa, Las Dumas y Olivia Dumas.
Dumas: Mucho antes de que el Gato muriera, yo ya había empezado con mis pompones de colores como un microemprendimiento. Me presentaba en las ferias con mi gazebo, y él feliz, me acompañaba y se compraba un choripán. Cuando él se fue, tuve que ponerle pilas y el nombre Las Dumas, porque además de mi socia, Mati Pintelos, tengo mujeres que cosen, bordan, cortan y me sirven una taza de café cuando la necesito… Ellas son mis brazos. Yo puedo tener mucha cabeza, pero si no tengo manos que se pongan a la obra, mis ideas se mueren.
Noticias: El estilo es parecido al de la española Ágatha Ruiz de la Prada…
Dumas: Mucha gente me lo dice. Todo empezó cuando Mati me pidió unas mochilas que inventé para Oli y sus amiguitas… Tenían unas patas largas colgando como las de Floricienta. Las vio y me dijo: “Esto lo tiene que ver Cris Morena”. Y así fue; empezamos con el vestuario de “Chiquititas”, “Floricienta” y el merchandising… Después, Maru Botana se enamoró de las prendas… Un día le dije: “Maru, mi ropa brilla en vos y vos la hacés brillar.” ¿No es fantástico? La mujer del gran maestro cocinero le hace ropa a la cocinera más querida de la tevé. A la marca Olivia Dumas la registramos con el Gato para la línea niños.
Noticias: ¿Cómo fueron los primeros días sin Dumas y con Olivia?
Dumas: Muy duros. Oli tenía 5 años… Además, se sumó lo de mi papá, que murió dos meses y medio después…
Noticias: Dos pérdidas muy próximas para ambas y los dos hombres más importantes de su vida…
Dumas: Fue un golpazo. Me ayudó mucho Pierret, la mamá del Gato, que era muy creyente; me enseñó que fe significa creer en lo que no tiene explicación… Con Olivia fuimos aprendiendo a seguir solas. El otro día me dijo que no se acordaba mucho de cómo era su papá ¡y casi me da un ataque! Pero lo que recuerda son situaciones… cuando a la noche bajaban a comer dulce de leche, sin hacer ruido para no despertarme… yo extraño el sonido de las llaves al llegar, su patada para cerrar el horno, su vozarrón y su abrazo.
Noticias: De toda la gente famosa que conoció a través de él, ¿quiénes siguen estando a su lado, incondicionalmente?
Dumas: Ignacio Gutiérrez Zaldívar, siempre está; Jorge Lanata, no tengo más que agarrar el teléfono y me escucha, y León Gieco, que cantó “En el país de la libertad” para la misa del mes –post mortem– que dio el padre Rafael Braun. Los tres han tenido y tienen gestos maravillosos para con nosotras.
Noticias: ¿Y su vida sentimental?
Dumas: Conozco a alguien y no me lo imagino incorporado a mi vida…