Vanesa Carbone no es una rubia tonta. Estudió Derecho, fue asesora de un diputado en el Congreso y ahora es conejita de Playboy. Blonda, pulposa y segura de los pasos que da, la joven de Tierra del Fuego dice que ama la política y el modelaje. Asegura que es peronista y defiende al Presidente Néstor Kirchner. “Con él se acabaron los cien años de soledad para el sur”.
Carbone llegó a Buenos Aires hace cinco años para estudiar leyes. Como su padrastro, Juan Pérez Aguilar, había sido diputado del justicialismo en Tierra del Fuego, le consiguió un puesto de asesora del legislador Ricardo Wilder. Allí tenía a cargo varias comisiones y hasta redactaba proyectos de ley: “No me costaba nada, tenía cursados cuatro años de Derecho así que escribir un proyecto era un pavada”, asegura Vanesa.
Luego, trabajó en el Congreso para el senador del PJ Mario Daniele, hasta que el modelaje metió la cola. Las dos actividades eran incompatibles: “Iba vestida toda de gris pero con zapatos y cartera de leopardo. Los empleados se daban vuelta para mirarme.”
Noticias: ¿Por qué renunció al Congreso?
Vanesa Carbone: A mi me encantaba el trabajo. Yo quería hacer el camino para llegar a la gobernación o ser diputada. Tenía ganas de hacer política, porque en el sur está todo por hacer. Veía el camino y los contactos para hacerlo. Pero con el sueldo del Senado no me alcanzaba, ganaba 600 pesos. Entonces, paralelamente trabajaba como modelo y así juntaba un sueldo digno. Tuve que renunciar cuando hice unas fotos sugestivas para una revista de hombres.
Noticias: A ver, explíqueme.
Carbone: Yo siempre cuidé mucho mi perfil porque sabía que ambos trabajos no eran compatibles. Pero se me fue yendo de las manos. Cuando salió la revista pensé que me iban a matar. Además, una de las chicas de la oficina la compró y la llevó al laburo. Ahí me dijeron que tenía que elegir, un trabajo o el otro. Y me fui, porque el modelaje pagaba mejor.
Vanesa llegó a Playboy de casualidad. Primero apareció desnuda como playmate del mes y en el verano, luego de un durísimo concurso donde todas las conejitas se arrancaban las pestañas, fue elegida playmate del año. Y se ganó la tapa del magazine.
Noticias: ¿Fue difícil hacer el desnudo?
Carbone: Un poco lo hice por rebeldía, estaba nerviosa pero lo volvería a hacer. Fue justo cuando renuncié al Senado y estaba un poco enojada. Pero me gustó. Es más, durante este año voy a estar en la tapa.
Noticias: ¿Volvería a la política?
Carbone: Por ahora sigo con mi carrera de modelo, estoy bien así. Me encantaría trabajar con Gerardo Sofovich. Igual no descarto que en un futuro pueda volver a la política. Si la Cicciolina que fue una actriz porno y no tiene ni el 50 por ciento de la preparación y la capacidad que yo tengo fue diputada, ¿por qué yo no puedo ser política?
Noticias: Usted trabajó con legisladores justicialistas, ¿cómo se define?
Carbone: Soy peronista y pingüina, porque con Néstor Kirchner se acabaron los cien años de soledad para el sur. El sur cobró vida gracias al Presidente, eso me parece muy bien. Además, admiro mucho a la mujer de Kirchner, Cristina Fernández. Aunque le diría que use menos maquillaje. En los afiches de campaña aparece con mucho rimel y se le hacen grumos en las pestañas. Eso le empaña la mirada.
Noticias: Qué le atrae más, ¿la política o ser conejita?
Carbone: Mmm… son dos cosas diferentes. Pero tienen una conexión. La política genera muchas fantasías, porque el poder genera fantasías. Y las conejitas son una marca que también ratonea a hombres y mujeres. Las dos cosas son disparadoras, y eso me encanta.