En los tiempos kirchneristas, la cortesía puede transformarse en embajada. Lo sabe bien Luis Ureta Sáenz Peña, el presidente de la empresa Peugeot-Citroen de la Argentina que fue elegido por Cristina Kirchner como el nuevo representante diplomático del país en Francia. En el 2005, NOTICIAS reveló que esa firma automotriz francesa le prestó una flota de autos a varios funcionarios nacionales para hacer las veces de vehículos oficiales. Entre ellos, al ex canciller Rafael Bielsa –que aceptó usar un Peugeot 607– y al vocero mudo presidencial, Miguel Núñez –un 406–. Los ministros Julio De Vido y Aníbal Fernández usaban sendos Peugeot 407 y Ginés González García, un 406. Los funcionarios que aceptaron el préstamo violaron la Ley de Ética Pública, que establece que dada su función no pueden “directa o indirectamente, ni para sí ni para terceros, solicitar, aceptar o admitir dinero, dádivas, beneficios, regalos, favores o promesas” que le sean ofrecidos sólo por el cargo que ocupan. ¿Será la embajada una devolución de gentilezas para Ureta Sáenz Peña?