Álvaro Rivas bien podría suscribir el axioma: “Dadme una tijera y la palabra, y moveré el mundo”. Lo supo cuando practicaba en la academia de peluquería, haciendo anillado francés y poniendo ruleros (“Siempre fui muy sociable, a las clientes les entraba con mi simpatía. Mis hermanas y mi madre eran los conejitos de Indias, les hacía desastres. A la señora que limpiaba en casa le dije que le iba a hacer el corte de Catherine Deneuve, y ¡la rapé!, pero igual eran mis fans”).
Así, simple y sin vueltas, cálido y entrador, él parece terminar con la era de los “divos del secador de pelo”. Inquieto, más bien menudo y de mirada aguda, Álvaro atiende una larga lista de famosos (Nicole Neumann, Mariano Martínez, Loly López, Dolores Trull y Martín Seefeld a la cabeza, valga la redundancia) y -la frutilla del postre- es el nuevo peluquero de Araceli González. Lejos de ponerse la cucarda, aclara: “También me gusta atender a gente común, como Mary, a quien puntualmente los sábados le hago el brushing”.
Disfrutaba como nadie ir a cortarse el pelo cuando era chico, allá en Montevideo: “No me molestaba esperar, iba de un peluquero súper clásico, y me deleitaba viendo cómo manejaba las manos, el peine y el chá-cha-chác de las tijeras. Mi hermano mayor también es peluquero de hombres”. A los 10 años su papá vino Buenos Aires a poner un bar. Los taxis hacían furor. “Mi prima lo alentaba: te podés comprar una flota de diez taxis, le decía. Mi viejo encaró el negocio y terminamos con un taxi (ríe).
Álvaro empezó barriendo y lavando cabezas en el salón de Roberto Giordano, a quien confundía con Rubén Orlando, el del aviso de champú. “Una noche el personal de limpieza faltó y nos quedamos a limpiar el salón. Tiramos detergente, agua y armamos una espuma de un metro y medio, no sabíamos como sacarla. Nunca hubo una peluquería tan limpia, pero pasamos la noche sin dormir” (ríe).
Otro día lo mandaron a un desfile en el Hotel Alvear. Se topó con Valeria Mazza, Andrea Frigerio, Mariana Arias, una trouppe de modelos top: en tres horas debía peinar a todas. “Llamé para pedir refuerzos y me dijeron: “Arreglate, no podemos mandar a nadie”. Agarré la bucleadora, empecé a hacer brushing….Valeria tiene el pelo muy finito, yo tenía 30 cepillos y se los envolví para darle volumen, mientras iba peinando a las otras a mil por hora. Cuando fui a sacárselos, los cepillos se habían atrancado. Tirábamos y se enredaban más, Valeria lloraba de dolor. Después terminé siendo su peinador”. En 8 años con Giordano conoció el mundo fashion, viajó, hizo cursos en Estados Unidos. Pasó fugazmente por Staff Cerini y se independizó.
Noticias: ¿Por qué es un gremio tan quisquilloso? Dos por tres hay guerra de tijeras…
Álvaro Rivas: Creo que apuntan para abajo, y es un error. Muchos jerarquizaron la profesión, respeto mucho a Pino, que con 70 años viene a saludarme, me invita a cenar pasta a su casa, me parece sabio. Pero arman esa guerra equivocada, entre “el cóndor” que baja…, se convierten en divos y se “adueñan” de la cabeza de Nicole o de Susana. Hablan de robarse clientas… y no hablan de moda, de estilos.
Noticias: Lograste el pase de Araceli, el equivalente a un ciervo de 14 puntas. ¿Cómo fue?
Rivas: Araceli está en su mejor momento, pero no es un pase, son etapas…
Noticias: Cambiar el peluquero es como cambiar de ginecólogo, hay que tener una razón valedera.
Rivas: La elegí para que sea la imagen de Cool Cuts porque es querible por mujeres y hombres, una belleza popular. Es madrina del Hospital Garraham, tiene una cantidad de virtudes. Fue un día a mi peluquería de Pilar por un apuro, se hizo color, otro día se hizo las manos, y se sintió cómoda, cuidada. También atendemos a su familia, a mucha gente de Pol-Ka, a Adrián Suar. Nunca me dijo “Me pelié con Sanders”, ni yo se la robé.
Noticias: Se dice que se sintió descuidada, desplazada por Cristina K.
Rivas: No creo, uno puede atender a muchas figuras y dedicarle el tiempo que se merecen. Conoció nuestros servicios de a poco y se sintió identificada, no hizo un cambio de un día para el otro.
Noticias: Para ser la imagen de la marca, ¿una mujer de 40 tiene más charme?
Rivas: Araceli está cerca de la perfección, pocas a los 39 tienen su frescura. Y es admirada por adolescentes, chicas de 20, de 40, mujeres de 50, un amplio target.
Noticias: ¿Le cambiaste el color, el largo, el volumen?
Rivas: Ese look voluptuoso fue pensado para “Amas de casas desesperadas”: la gama de marrones y tabacos, con esa luz de los dos colores que dan brillo y movimiento, me pareció acertado para su color de piel. El corte permite tres estilos diferentes: romántico, lacio con movimiento y súper lacio. Le hice un flequillo marcado, porque es vanguardia. El pelo largo, desmechado en gajos con tijera, es muy versátil.
Noticias: ¿Ella se ve perfecta o se encuentra defectitos?
Rivas: Capaz que a los 20 uno tienen esas dudas, a los 39 está más segura y más madura. Sabe lo que quiere, pero es flexible.
Noticias: ¿Cómo se logra la fidelidad de la clienta?
Rivas: Siempre tiene que ser como la primera vez que viene. Hay lugares donde la primera vez te tratan como a una reina y después olvidan el concepto de servicio.
Admite que el sillón del peluquero es un confesionario laico, que hasta le confiesan cosas muy fuertes y le piden consejo. “Me contaron que Perón se cortó el pelo durante 20 años con un peluquero, que en ese lapso nunca le habló. Porque la primera vez le dijo: “Qué tal General, como le va”, y siguió confianzudo. Cuando le preguntó “¿Cómo quiere que le corte?”, Perón respondió: “Callado”. Otros, en cambio, no vienen a cortarse, sino a hablar”.
Le hizo un corte ochentoso a Mariano Martínez, para personificar a un ciego. A Eugenia Tobal le ideó un look para una película: hará de buena, de mala y de mujer mayor. “Son especiales, viven de la imagen, pero en su vida personal son cero producción. Nicole, Malena Solda o Eugenia, los fines de semana viven con el pelo atado”. Martín Seefeld se cuida mucho y es coqueto, pero otros le dan poca importancia al pelo: “A Pablo Echarri le corté un par de veces, es cero producción y a Facundo Arana lo atendí años atrás: no tienen problema en cortarse ellos mismos las puntas.”
Le encantaría atender a Susana Giménez, pero respetaría el rubio que es su marca registrada. “Le cambiaría el corte, sin irme a un extremo, para que varíe entre dos estilos. No le quedaría bien corto ni sobre los hombros, pero tan largo es demasiado pesado, siempre muy igual, aburre”.
Noticias: ¿Cómo es tu vida, fuera de la peluquería?
Rivas: Vivo en Maschwitz con mi mujer y dos hijos: Tommy (7) y Mateo (11 meses), al que aprovecho a full. Tiene un pegote conmigo, le hablé desde que estaba en la panza. Cuando nació Tommy tenía 25 años, estaba en pleno estrés laboral.
Cambié, tengo una quinta con 3.000 metros de parque, pájaros y 9 galgos. Disfruto con amigos, asadito y fútbol. Necesito la vorágine, puedo trabajar 14 horas, pero domingo y lunes apago el celular, son cosas que aprendí. Me gusta la vida al aire libre, desayunar y escuchar el canto de los pájaros, vivir de otra manera.