El celular de Nazarena Vélez rebota en la gabeta de su camioneta Cross Fox. Ya sonó ¿diez? ¿quince? ¿veinte? veces. Los productores del programa de Viviana Canosa están-como-locos. En cada semáforo en rojo Naza atiende y dice: “Estoy llegando, mi amor, estoy a diez minutos”. Estamos a más de treinta cuadras. Ella mira el embotellamiento, intenta alguna maniobra para avanzar al menos cincuenta centímetros, sube el volumen del tema de Arjona, pega una frenada y larga la risa con un: “Soy una mentirosa compulsiva”.
El tránsito avanza otros cincuenta centímetros. La pulsera de plata con vírgenes y santos le tintinea en la muñeca. “Mirá, ya sé cada una de las preguntas que me van a hacer, anotá: qué me parece que Iliana haya ganado “Cantando por un sueño”; cómo sigue la pelea con Patricia Sosa y Mediavilla; si Huber me pidió casamiento; si ya lo hice con Huber -así me van a decir, “si ya lo hice”, ¿podés creer?-, que cómo es el anillo que me regaló. Ya sé cómo es ese circo, yo digo una sarta de pelotudeces, pero en realidad estoy pensando que mi hijo tiene una infección en el oído”.
Noticias: ¿Y por qué vas?
Nazarena Vélez: Porque tengo que chivear “El Champán las pone mimosas”, que haremos en Mar del Plata; es todo un negocio, mami. Ellos me usan, yo los uso. Ah, y para decir que le abrí una caja de ahorro a mi soñador. Ya le conseguí veinte lucas mangueando (frena, avanza, frena, bocina, oh, chocamos, oh no, zafamos). ¡Pero yo soy más boluda!. Cuando perdió Claribel y vi que su soñador tenía que volver a la casa de chapa me emocioné y grité ¡yo dono diez mil pesos! Le dije a Tinelli: ¡la próxima vez que me agarren esos arranques me das un palazo en la nuca!
Llegamos. Sobrevivimos. “Muaá, muaá, hola mi amor”, saluda Naza a productores, cámaras, etc., y con una sonrisa en la boca más incontenible de la tele, empieza el show de esta tarde: “Que Iliana estuvo bien; que sí, que Huber me pidió casamiento pero que nooooo, que no lo hicimos todavía, y que bueno, les muestro el anillo…”.
Corte. Amontonamiento alrededor de Naza. Todos quieren ver ese anillo de brillantes con zafiros. Se lo prueban -hombres y mujeres-, lo pesan, lo dan vuelta. Uno de los panelistas pregunta por lo bajo: “Naza, ¿con Huber al menos se besan?”. “Sí, sí, nos besamos”, responde ella con voz cómplice y el panelista ignoto queda feliz con la confidencia. Las luces se encienden otra vez. Nos despedimos hasta mañana, pero casi, porque Naza pide más cámara: “Quiero avisar que me voy a Mar del Plata con “El Champán las pone mimosas” y que la producción tiene los datos para que donen para mi soñador”. Misión cumplida.
“¿Qué te dije? ¿Viste lo que me preguntaron?”. Ya estamos afuera de chismelandia y Naza se siente triunfadora. Caminar con ella es caminar al lado de una marquesina multicolor que lanza fuegos artificiales. Los niños la besan, los muchachos le sonríen, los hombres le gritan, las señoronas la señalan, y hasta la viejita con bastón le guiña un ojo. En serio. Entonces, sentarnos junto a la ventana no va a ser una buena idea: en una hora le pedirán ¿diez?, ¿quince?, ¿veinte? autógrafos y le dirán cosas como: “Te dejo mi mail, mi teléfono y me llamás… ah, y en bikini me gustás mucho”.
Noticias: Ese parecía un psicópata.
Vélez: Sí, se me pegan, soy un radiador, por eso vivo en un barrio privado; yo soy una india en barrio privado de Zona Norte por seguridad.
Y la india de pelo platinado, que creció en medio de una familia ultra conservadora, católica y radical, de papá concejal y mamá ama de casa, de tres hermanas y un varón y ella la del medio, siempre queriendo llamar la atención; la chica del momento que fue elegida mujer del año por D-mode y se pasea por los campos de polo, habla de Quilmes, de esa casa enorme dentro de la que se pasó toda su infancia, literalmente. “No nos dejaban salir a la calle. Mis papás nos decían: ‘¿Quieren bailar?, pongan música e inviten a quien quieran’. Y mi papá se hacía el que tenía toda la onda, el John Travolta, estaban locos. Después, cuando nos empezaron a dejar salir, teníamos que hacerlo las tres juntas.
Noticias: Del siglo pasado…
Vélez: Con la diferencia de que no nos castigaban, pero nos decían: salí, hacé los que quieras, pero después vas a ser la putita del barrio y nunca te vas a casar. ¡Y yo la putita del barrio no quería ser! Así que el primer beso lo di a los 17 años. Igual, mi infancia fue lo mejor del mundo, además ahí estaba mi abuelo, el hombre que más amo en el mundo.
Nazarena va a llorar. No hay cámaras y Nazarena va a llorar cuando empiece a hablar de su abuelo materno, como siempre le sucede cuando habla de él: Santiago Gonzalo, chofer del intendente de Quilmes durante cuarenta años, radical apasionado, que cultivaba tomates en el jardín y cumplía años el mismo día que ella y que su papá, el 25 de julio; el hombre perfecto: “Era tan ideal como hombre que creo que por eso fracaso tanto en el amor. Mi abuelo murió pobre teniendo una herencia para cobrar, pero por no pelearse con sus hermanos nunca la reclamó. Se murió en el Argerich y yo dormí en el hospital durante un mes. Yo llevé el cajón, me gasté toda la plata que tenía y compré treinta coronas que decían “La UCR nunca será lo mismo sin vos”, y cosas así. Y mirá lo forra que es la gente, que entraba y decía: ‘Ah, qué persona querida era Santiago’… ¡hacían falta las coronas para que lo dijeran! Yo por eso creo que nunca me voy a llegar a marear con toda esta boludez, lo sé desde que soy pendeja, desde que supe que mi abuelo no quería esa herencia.
Noticias: ¿Y por qué te metiste en esta carrera?
Nazarena: Porque me quería comprar una bicicross. Me enteré de que en (el concurso) Miss Quilmes daban plata de premio, me anoté, mis hermanas también porque somos todas muy presumidas, lo gané y me compré la bici. Pero ahí descubrí el currolandia de las publicidades y desde ahí no paré. Era guita por hacerme la linda.
Noticias: ¿Y ahora sigue siéndolo?
Vélez: Sí, con la diferencia de que hay cosas que me apasionan, como estar arriba de un escenario. Otras no me conmueven en lo más mínimo: te hago el circo, te hago el mono, te canto, te bailo, te zapateo, ¿qué querés, papi? Listo, me pongo las extensiones, me las saco, ¿querés que me pelee? ¿que me amigue?. Listo. Pero no me creo ni una: será que a los 18 años la tuve a Bárbara y para mí lo más importante siempre fue mi bebé, mis hijos.
Noticias: ¿Diste el primer beso a los 17 y a los 18 fuiste mamá?
Vélez: Sí, con Alejandro, mi novio, me casé virgen.
Noticias: Ah, el gran tema.
Vélez: ¡Pero a los 18 años es normal! Igual yo soy muy de “no” sexualmente, soy lo más histérica que existe en el mundo, te puedo hacer calentar como una perra, al punto de estar en un telo y después irme. Y lo he hecho.
Noticias: ¿Y cómo armás el personaje de la putona, entonces?
Vélez: Ay, el personaje me encanta, no hay nada que me divierta más, pobrecitos… es que si te comiste el personaje y te desubicás, te doy un tortazo y te saco todos los dientes. Armo el personaje de una pajuerana, una quilombera, me súper divierto, me encanta que piensen que soy una rubia tarada. Genial, mientras a mí me dé rédito; en algún momento te voy a demostrar que no soy ninguna tarada. Pero igual creo que me va a divertir hasta fin de año, lo tengo todo calculado, ya mostré culo y tetas, qué más voy a mostrar, ¿el agujero de ozono?
Noticias: ¿Y qué vas a hacer?
Vélez: Durante mucho tiempo viví sin mostrar el culo y las tetas, cuando me separé de Daniel decidí destaparme más.
Noticias: ¿Por qué?
Vélez: Supongo que por venganza, porque él era hiperceloso, las tetas me las hice cuando estaba con él y ni me dejaba usar escote.
Noticias: Siempre te metés en relaciones tortuosas…
Vélez: Sí, por mis hijos soy capaz de matar, pero a la hora de luchar por mí, me cuesta mucho, la verdadera Nazarena no es la leona que demuestro ser. Y es lo que me pasa con el personaje: yo soy la que tengo pinta de putón patrio y las que cogen son las otras.
Noticias: ¿Y qué pasa con Huber?
Vélez: Decidí no tener más tipos de mierda al lado. Basta de enfermedad, bastante con mi locura. Y Huberto cayó como paracaidista en mi vida. En realidad, lo conocí hace siete años porque una amiga salía con él, y él se la pasó toda la noche hablando conmigo y a mí ni me interesaba, cero. Al otro día me llama mi amiga y me dice: ‘Huber me dijo que quiere que seamos amigos y que vos le encantás’. Pero yo tengo códigos, así que no lo vi más.
Noticias: ¿Y el reencuentro?
Vélez: En una cena a beneficio a la que me invitó Claudia Segura. Nos pusimos a hablar, hablar, hablar, y él es una persona tan íntegra, es tan buen tipo.
Noticias: ¿Cómo te sentís entre la high?
Vélez: Me cago de risa. Cuando tuve que conocer a la mamá de Huberto empezaron a decirme “¿Sabés quién es Inés Maura?. Estuvo con Evita, fue la que hizo el Tortugas, cuando entrés vas a ver el cuadro del abuelo”… Y yo me fui con gorrita y joggineta.
Noticias: ¿Le caíste bien?
Vélez: Me dijo: ‘Sos divina, pero maleducada’.
Noticias: ¿Por qué nadie cree en este romance?
Vélez: Y, una guarra sin pretensiones de diva con un sobrino de un marqués que vive en Tortugas, ex de Susana… no hay que pensarlo mucho.
Noticias: ¿Y qué le dijiste sobre la propuesta de casamiento?
Vélez: El primer día le pregunté qué había chupado, y después, que lo tenía que pensar.
Noticias: Por ahí se quiere casar con vos para tener relaciones.
Vélez: Jajaja, es un precio muy alto. La gente se cree que si tuve relaciones o no, lo voy a contar por la tele. Yo sé cómo son cada una de las piezas de este circo, sé hasta dónde llegar, por eso te dije que este año muestro el culo y el año que viene, no. Si no, desbarranco.