Con una trayectoria impecable que comenzó a sus escasos 23 años al protagonizar “Romeo y Julieta” y “Enrique V” en la Royal Shakespeare Company de Londres, Kenneth Branagh siempre pisó firme. De objetivos precisos y certeros, creó su propia compañía de teatro, la Renassaince Theatre Company (entre cuyos patrocinadores se cuenta hoy al príncipe Carlos), intervino en filmes como “Mucho ruido y pocas nueces”, “Frankenstein” y “Harry Potter y la Cámara Secreta”, y lleva tantos premios ganados como nominaciones al Oscar recibidas.
De paso para presentar en el festival Pantalla Pinamar sus dos nuevas películas (“Juego Macabro”, a estrenarse en enero, y “La Flauta Mágica”, una adaptación de la ópera de Mozart, pautada para febrero), Branagh apuntaló como motores principales del éxito la primacía del genio creativo y “la importancia del trabajo duro”. No sabe mucho sobre el cine y los autores nacionales, por eso le gustaría volver, esta vez con su mujer. La directora de arte Lindsay Brunnock sucedió en su corazón a la formidable actriz británica Emma Thompson, su primera mujer.
Noticias: A los 30 años, ya habías escrito tu autobiografía. ¿Cuál fue el detonante?
Kenneth Branagh: El verdadero motivo fue el dinero. Dirigía una compañía de teatro y quería abrir unas oficinas, y resultó ser la única forma que se me ocurrió de conseguir dinero y continuar trabajando. Pero, a la vez, hay algo valioso en el hecho de escribir las cosas a medida que suceden. Si alguna vez volviera a escribir una autobiografía, sería desde el punto de vista de la memoria, y en aquel entonces era interesante ser sincero en el mismo momento en que sucedían los hechos.
Noticias: ¿A qué edad se despertó tu amor por Shakespeare?
Branagh: Bueno, en el colegio tuve la típica experiencia de encontrarlo muy difícil y complicado, casi desalentador. Pero me topé con una muy buena producción de “Romeo y Julieta” cuando tenía 15. Se trataba de jóvenes, amor, sexo, peleas, mujeres, contaba con una fuerza joven y aparentaba tratarse de algo con lo que todos podíamos identificarnos. Me hizo replantearme a Shakespeare, a mis 15. Luego tuve profesores que me ayudaron a perderle el miedo y a encontrar el modo de disfrutarlo sin temor a aburrirme. La gente, en general, se aterra ante la posibilidad de aburrirse.
Noticias: ¿Cómo sentís que el público recibe hoy las adaptaciones de Shakespeare?
Branagh: Creo que el recibimiento está en constante cambio y evolución. Y, sin importar el medio, si la obra logra conectarse con la época reacciona tan abiertamente como yo lo hice. Cuando la adaptación no es buena, inmediatamente lo hace saber. Hay una tendencia a retornar a la música en vivo y la asistencia a recitales resulta masiva. Eso es lo que ha sucedido con Shakespeare, la gente ha comenzando a comprender y a relacionarse con la música y la teatralidad como un acercamiento a algo distinto.
Noticias: Alguna vez dijiste: “Mi definición de éxito es control”. ¿Lo ponés en práctica cuando dirigís?
Branagh: Tal vez hoy no piense lo mismo. El éxito está en la libertad creativa. Libertad para elegir qué trabajos se quieren hacer, abrirse a nuevas ideas y sentirse liberado como artista. Si eso puede mantenerse, aun cometiendo errores en el camino, si las cosas no deben hacerse por dinero y uno es capaz de seguir sus instintos, es una manera exitosa de vivir la libertad creativa. A fin de cuentas, creo que el éxito es lo contrario del control, porque se necesita apertura para permitir la espontaneidad del trabajo creativo. Eso es lo que yo trato de hacer cuando dirijo.
Noticias: El guión de “Juego Macabro” fue escrito por Harold Pinter. ¿Cómo fue trabajar con el escritor a partir de cuyas líneas diste tu primera audición?
Branagh: Me pareció muy intimidante y emocionante a la vez. Intimidante porque siempre supe que tenía una presencia carismática, una suerte de magnetismo físico, una imposición un tanto de estrella. Y te escucha con suma atención, muy derecho, y fija la mirada, sin importar si uno está preguntando si le apetece café o lo que fuera. Cuando trabajas con él, su atención está puesta en uno y debés tener, como retribución, algo importante para decir. Fue como conocer a un héroe. Hay que sobreponerse a aquel brillo de estrella y tener el coraje suficiente para sentir que se tiene algo con lo cual contribuir, aunque él sea un Premio Nobel. Crecí admirándolo y cada día era un reto.
Noticias: Toda la película transcurre dentro de la casa, ¿la intención fue convertirla en un tercer personaje?
Branagh: Sí, diría que sí. Lo que quisimos desde el comienzo fue hacerle sentir al público que cualquier cosa podría tener un significado, sin importar que fuera un color, un objeto o un cambio de luces. Y constantemente se trataba de engañarlo, para que nunca supiera exactamente dónde estaba parado y que se sintiera dentro del guión. Quizás, incluso, que se sintiera como el personaje de Jude Law: aquella sensación de ingresar en la casa y sentirse algo abrumado por lo que sucede. Básicamente, quisimos demostrar que no todo es exactamente como aparenta.
Noticias: Estás presentando dos películas sumamente disímiles, ¿cuál es el punto de contacto entre ambas?
Branagh: Esa diferencia es lo que hace que me gusten tanto. Algo como “La Flauta Mágica”, hecha en tan gran escala, y que requiere tal cantidad de técnicas y uso de música, gráficos en computadora, trabajo con orquestas, con cantantes y con actores primerizos, es desafiante y la presión resulta inmensa. Y luego se derivó a la escala de “Juego Macabro”, en la que el trabajo se muestra sumamente fino y sutil, y el ajuste es preciso. Hacer algo tan diametralmente opuesto requiere de actuaciones buenas y se trató de trabajar con gente muy talentosa. Si tienen algo en común, posiblemente sea el genio creativo y que contienen sorpresas impactantes. Mozart y Pinter son autores inteligentes que asumen y respetan la lucidez del público.
Noticias: Hacer una adaptación de una ópera de Mozart es una actividad que conlleva riesgo, ¿qué tuviste en cuenta?
Branagh: Tuve en cuenta que la ópera existe desde hace 200 años y fue hecha de 1.000 modos distintos: como un cuento de hadas, en la playa, con nuevos arreglos… Incluso siendo inmensamente popular, “La Flauta Mágica” resulta una obra cuyo argumento no tiene real sentido, existe gente que aún no termina de comprender lo que significa. Considero que es algo positivo, porque implica que hay varias cosas a las que la gente se siente atraída: la música, el guión, los personajes cómicos o apasionados, existe algo perturbador y oscuro. Puede interpretarse como un cuento de hadas o leerse como una leyenda, y son los tipos de cosas que les generan pesadillas a los niños. Y a la vez, es lo que hace que los chicos se rían.
Noticias: ¿Entonces?
Branagh: Alguien me dijo que si bien Mozart es difícil de adaptar para el cine, hay que seguir los instintos para cada escena y cada parte sin preocuparse por la suma. Lo que realmente traté de tener en cuenta fue no buscarle el sentido o tratar de explicarlo, simplemente contar la historia. Me gustaría que abriera las puertas a toda aquella gente quizá no familiarizada con la ópera, para que se acerque a ver de qué se trata.
Noticias: Después de tanto Shakespeare, ¿cómo fue trabajar en una película para chicos, como la de la saga de Harry Potter?
Branagh: Muy divertido. Me encantó trabajar con estos chicos, sus personalidades y la forma en que lograron madurar y crecer a través de todo este fenómeno. Han logrado ser personas interesantes, nada malcriados. Fue divertido actuar en una película sobre cultura joven y con tal calidad de producción; el estudio era como una versión del Hollywood de antes, como un viaje a 1939 y al set de “El mago de Oz”.
Noticias: ¿Y te satisfizo la respuesta del público infantil?
Branagh: Estoy contento, la película pareció gustarles. Ahora, en cualquier parte del mundo, puede detenerme un chico de 7 u 8 años y decirme: “¡Usted es el Profesor Lockhart!”. Uno toma conciencia de lo global del fenómeno.
Noticias: ¿En cuáles otros proyectos estás trabajando?
Branagh: Este verano actué en la película “Valkyrie”, con Tom Cruise, próxima a estrenarse. Además, voy a estar en el próximo filme de Richard Curtis y quiero volver al teatro en Londres como parte de la temporada. Hacia el final, en el 2009, voy a dirigir a Jude Law en “Hamlet”.
Noticias: “Juego Macabro” se filmó en cinco semanas, ¿cómo fue posible?
Branagh: Preparación. Si algo debe hacerse rápido, la preproducción es la clave. Yo me reuní varias veces más en los seis meses previos con Michael (Caine), Jude (Law) y Harold Pinter. Hicimos una lectura muy útil, fuimos delineando dónde cortar y cómo aproximarnos. Mi modo de hacer las cosas es trabajar duro, lograr la escena y luego descansar. Como dijo alguien una vez: “Cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”.