Aunque lo disimule con sobriedad, debe de ser un momento raro este de debatirse entre una despedida y un regreso. A los pocos días de renunciar a la dirección del diario Crítica –que lanzó hace justo un año–, Jorge Lanata volvió a la televisión, esta vez por cable (Canal 26, DDT, lunes a viernes a las 21.30), después de seis años de ausencia forzosa de pantalla. Ser uno de los periodistas más prestigiosos de la Argentina no le alcanzó en todo este tiempo para conseguir espacio en un canal de aire. Pero el retiro masivo no lo desalentó.
El hombre grandote que mira por debajo de sus anteojos modernos entre severo y tristón, le pone el cuerpo a una pelea dispar contra el Goliat de los medios argentinos –el grupo Clarín– produjo sin parar (hizo tevé en Uruguay, documentales, libros, radio en Del Plata) y se promete otra vez frente al espejo no dilapidar más millones calzándose un traje de empresario para el que le falta vocación. Aunque no esté seguro de poder evitar que otra idea le caliente la cabeza y vuelva a apostar a la azarosa tarea de crear un medio de comunicación. Después de todo, lo único que arriesga claudicando a esa tentación es plata. Y eso es algo que se siente en condiciones de volver a materializar.
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