El “beneficio del locutor” (noción de Michel Foucault) dice que, si algo está silenciado, hablar públicamente de eso beneficia a quien lo hace y le otorga una imagen transgresora que siempre perjudica a un poder establecido. En el caso de este programa, sucede lo contrario. Porque los conductores hablan demasiado de algo que no está prohibido (la política), sino incentivado. Y porque, además, al monopolizar exageradamente la palabra, convierten el beneficio del locutor en un verdadero quebranto.
Lo menos errático es que empiecen hablando de fútbol, sigan con la continuidad de un entrenador y que pasen, luego y durante 25 minutos, a las anécdotas sobre cinco o seis directores técnicos. Una charla entre los conductores (dos periodistas experimentados) puede arrancar con los mineros soterrados en Chile, trasladarse a los pares de zapatos de la presidenta Cristina Fernández, y llegar sin escalas al precio de los repelentes de mosquitos.
Son muchos los diálogos que carecen de dirección y eso, en una emisora económicamente empobrecida, se agrava al no realizar una mayor cantidad de reportajes (nadie ignora en radio que, cuando no hay plata para la producción, se puede también recurrir a la artística como paliativo).
Pero las charlas se vuelven graves cuando se perpetran comentarios como los realizados con referencia al Premio Nobel otorgado a Mario Vargas Llosa. Uno de los conductores pregunta: “¿Por qué obra se lo dieron?” (N. del R.: el jurado destaca algunas, pero premia el conjunto de una obra). Se dice, también: “¿Le dieron de vuelta el Nobel a Vargas Llosa?” (no, se da una sola vez). En cuanto al Premio Nobel de la Paz, se puede entender que no recuerden el nombre de Carlos Saavedra Lamas (Google les solucionó el tema), pero no que digan equivocadamente “Guillermo” Pérez Esquivel y no lo corrijan después (y sí, se llama Adolfo).
Los conductores, sin embargo y cuando abandonan el reiterativo afán editorialista, se lucen en algunos reportajes. La locutora María Sol Irigoyen (también periodista deportiva) tiene potencial para dar más. Lo mismo la producción (Gonzalo Batista, Nacho Echauri y Fernando Mosin) y los dos columnistas: Germán Riesco (deportes) y Horacio Alejandría (espectáculos). Es prolija, además, la operación técnica de Carlos Damario.