Le temo más a Silvio Berlusconi que a las FARC”, dijo Antonello Zappadu, el fotógrafo que tomó las fotos del primer ministro italiano que se convirtieron en la piedra del escándalo, más precisamente del último, ya que Berlusconi se caracteriza, entre otras cosas, por la superproducción de escandaletes tanto públicos como privados. Zappadu tiene buenas razones para temer, porque el mandatario es de las personas que siempre consiguen “dar vuelta el escritorio”, es decir, invertir las situaciones para pasar de victimario a víctima.
Quizás sea esta una de las razones por las que, luego de dos gobiernos consecutivos que lo llevaron a ocupar el poder entre el 2001 y el 2006, en el 2008 derrotó en las urnas a Walter Veltrio –apodado “el bueno”– y tuvo así la oportunidad de iniciar su tercer período de mandato. Que se lo vinculara con la logia Propaganda Dos (P2) y con la mafia, y que sobre su gobierno llovieran múltiples denuncias de corrupción no menoscabó su popularidad.
Es muy posible que las fotos que condenan moralmente a Berlusconi al mostrarlo en su mansión de Villa Certosa, en la región de Cerdeña, acompañado por mujeres que lo llevan de la mano o se sientan en sus rodillas, culminen en una condena para el fotógrafo que, en realidad, investigaba al mandatario desde el 2007 no para documentar sus fiestas privadas, sino para verificar si era cierto –como se rumoreaba– que utilizaba los aviones del Estado para llevar a su residencia a sus múltiples amistades. En las fotos, en las que abundan topless y actitudes sexuales, aparece también el ex primer ministro checo Mirek Topolanek, quien admitió que figuraba en ellas, aunque agregó que estaban “modificadas”.
Zappadu había intentado vendérselas a la revista Panorama, ligada al imperio mediático de Berlusconi, por un millón y medio de euros. Enterado el Primer Ministro, ordenó su confiscación, pese a lo cual, algunas de ellas aparecieron publicadas en el periódico español El País. Zapadu está bajo investigación y Berlusconi, ofendido, inició una demanda contra el diario por lo que considera una violación a su intimidad. Otra vez queda clara su estrategia de “dar vuelta el escritorio”.
Aunque, comparativamente, en el curriculum de Berlusconi las imágenes que registran las fotos constituyen casi un pecado menor, bastarían para menoscabar la imagen de cualquier otro funcionario. Pero el mandatario italiano, apodado “el Caballero”, parece tener una armadura inoxidable. No sólo ha logrado evadir siempre los embates de la Justicia, sino que además, goza de una popularidad que luego de haberlo colocado tres veces en el gobierno, lo ha convertido en el ganador de las últimas elecciones del Parlamento europeo. ¿Es realmente imbatible?
Y hay más escándalos. La formación conservadora liderada por Berlusconi, Pueblo de la Libertad, obtuvo el 35,26% de los votos, sólo algunos puntos menos que en las elecciones parlamentarias italianas del 2008, mientras que la mayor fuerza de la oposición, el Partido Democrático, logró el 26,13%. Si se tienen en cuenta sólo los porcentajes, resulta obvio que el primer ministro italiano resultó ganador una vez más. No es poco lo que logró la fuerza que lidera, si se tiene en cuenta que el último escándalo estuvo precedido, pocos meses atrás, por otro, el de su divorcio de Veronica Lario, la ex mujer de la farándula por la que Berlusconi abandonó a su primera esposa, Carla Dall’Oglio. La hasta entonces primera dama lo acusó en ese momento de haber mantenido relaciones con una menor, Noemí Letizia, hija de Anna Palumbo, de la que también habría sido amante, aunque la mujer negó cualquier vinculación sexual de ella y de su hija con el primer ministro. En las últimas elecciones, Noemí, de quien se dice que en la intimidad llama “papi” al primer ministro, despertó la ira de algunos votantes al asistir custodiada por policías y en un auto descapotable.
Como si el hecho no bastara por sí mismo para pedir el divorcio, Lario sumó otro: las candidaturas femeninas del partido liderado por “il Cavaliere” para las elecciones europeas. Gran parte de las candidatas eran mujeres del mundo del espectáculo elegidas por sus atributos físicos y su repercusión mediática y no por sus cualidades políticas, un hecho que Lario calificó como “una inmundicia sin pudor”.
Sin embargo, tampoco ella es ajena a la fascinación de los medios de comunicación que, en Italia, pertenecen en su mayoría a su ex marido. Dos años antes, le había pedido que se disculpara ante ella públicamente por piropear a Ana Carfagna, la diputada que fue Miss Italia, durante la concurrencia a una gala. En esa oportunidad, Berlusconi le había dicho que se iría con ella al fin del mundo, si no estuviera casado. Pero lo cierto es que lo estaba y su declaración amorosa provocó un escándalo mediático. Desde ese momento, los conflictos matrimoniales salieron siempre de la intimidad para dirimirse en los medios. Un año después, sospechosamente Carfagna se convirtió en ministra de Igualdad del gobierno de Berlusconi.
Quizás porque “il Cavaliere” lidera un imperio mediático, ni él ni sus íntimos parecen distinguir entre lo público y lo privado, excepto cuando la acusación de “violación de la intimidad” puede servir para aplacar un escándalo.
Las elecciones por dentro. Los resultados que obtuvo Berlusconi en la elección parlamentaria europea son indiscutibles cuando se los considera en términos absolutos. Pero no lo son tanto cuando se los considera en términos relativos.
Muchos analistas políticos aseguran que el triunfo no le pertenece al primer ministro, sino a la Liga Norte, el partido xenófobo que integra la coalición conservadora liderada por él y que últimamente aumentó su cantidad de partidarios.
Por otra parte, las elecciones parecen haber generado menos interés que las anteriores. La participación electoral fue sólo del 67%, 7,8 puntos porcentuales menos que en la elecciones europeas del 2004.
A Berlusconi, además, el triunfo le supo a derrota. Él esperaba obtener por lo menos el 45 % por ciento de los votos, pero su expectativa no se cumplió.
La pregunta que surge naturalmente es hasta cuándo lo acompañará la popularidad y cuál será el escándalo capaz de hacer que los italianos le corten el crédito. Hasta el momento, según algunos analistas, los bochornosos hechos que lo tienen como protagonista absoluto no sólo no lo debilitan, sino que lo fortalecen, dado que funcionan como una cortina de humo que oculta los verdaderos problemas de su gobierno: la economía deficitaria y la desocupación.
¿Cómo puede explicarse su capacidad para mantener su popularidad a través de los años? Posiblemente su fortuna contribuya a generar en los votantes una imagen de triunfador. Según la revista Forbes, asciende a 12.000 millones de dólares, lo que lo sitúa entre las 25 personas más ricas del mundo. Su éxito absoluto con las mujeres a los 72 años, una contribución importante a su aire de ganador, también puede explicarse por su fortuna. El gran combo de su popularidad se completa con el monopolio casi absoluto que tiene sobre los medios de comunicación. Sin embargo, “nada es para siempre” y es posible que alguna vez Berlusconi no pueda poner a su favor los escándalos que desata.