Como sucede desde 1995, NOTICIAS organiza su encuesta sobre lo Peor y lo Mejor del Año. Y como ocurre desde entonces, cada vez que se publica surge la polémica. Este año, el rubro de mayor conflicto fue el de Peor Periodista, con el que fue calificado Orlando Barone (ver nota en página 34). Desde su primera edición, NOTICIAS realiza este sondeo en torno a un jurado de reconocidas personalidades que, en forma secreta, votan rubro por rubro. El resultado surge de contabilizar qué personajes y qué hechos obtuvieron la mayor cantidad de votos.
Como muchos de los temas a elegir están cruzados por el factor político y cultural, se intenta que el jurado esté integrado desde posiciones e ideologías diferentes. En esta oportunidad, por ejemplo, participaron referentes de la oposición como Julio Cobos, Elisa Carrió y Gerardo Morales; intelectuales críticos como Beatriz Sarlo y Marcos Aguinis; periodistas prestigiosos como Jorge Lanata, Nelson Castro, Magdalena Ruiz Guiñazú y Joaquín Morales Solá; un médico como Alberto Cormillot, un referente social como Juan Carr, un empresario como De Mendiguren, un humorista como Nik, la legisladora Victoria Donda, el encuestador K Artemio López y el publicista oficial Fernando Braga Menéndez, entre otros.
Orlando Barone es un veterano profesional que pasó por las redacciones de El Cronista y La Nación; y autor de libros como sus recordados diálogos con Borges y Sabato. Si nunca antes había merecido siquiera un voto en contra, ¿por qué esta vez acaparó la mayor cantidad de sufragios?
La respuesta se podría encontrar en cómo se encaminó en los últimos tiempos la carrera de Barone: panelista del hiperoficialista “6, 7, 8” de Canal 7; columnista de medios privados paraestatales solventados con publicidad oficial; y conferencista contratado por la Secretaría de Cultura de la Nación.
Es evidente que la pérdida del sentido crítico es una falencia difícil de disimular para un periodista. Más cuando se refiere a la mirada frente al poder político de turno. Y mucho más cuando viene acompañada de remuneraciones pagadas, directa o indirectamente, por el Gobierno del que se debe opinar.
No parece difícil deducir que quienes este año lo eligieron como el peor en su género no pensaron en su carrera, sino en el discutible lugar que ahora decidió ocupar.