Cuando Luc Ferry publicó “Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes” produjo una verdadera revolución. En menos de dos meses se vendieron en Francia más de 100.000 ejemplares, una cifra insólita para un libro que sintetiza las diferentes formas de ver el mundo desde los griegos a los filósofos contemporáneos. El fenómeno resulta aún más curioso si se tiene en cuenta que este libro está destinado fundamentalmente –aunque no de forma exclusiva– a los adolescentes, de quienes se supone que están más interesados en vivir la vida que en reflexionar acerca de ella.
¿Qué fue lo que convirtió en best-seller a un libro que trata sobre una materia que a priori se considera ardua? El lenguaje que evita deliberadamente la oscuridad y la cita erudita fue, sin duda, un punto a favor. Pero quizá lo más significativo sea el hecho de que Ferry no plantea la filosofía como una mera reflexión sobre el mundo, sino como un saber capaz de ayudarnos a vivir mejor. Al igual que una llave inglesa o un martillo, el pensamiento filosófico tiene para él un valor instrumental, es una herramienta y, como tal, “se usa” en el día a día. Para qué sirve la filosofía y de qué forma nos puede ayudar a vivir es el tema fundamental de esta entrevista con Ferry, un hombre que conoce bien a los adolescentes por haber sido ministro de Juventud, Educación e Investigación de Francia entre el 2002 y el 2004. Filósofo y punto de referencia de la cultura de su país, es también un defensor de la filosofía como saber práctico que conviene llevar bien a mano en el bolsillo o en la cartera para enfrentar cualquier ataque de angustia existencial.
Noticias: Contrariamente a lo que afirman todos los manuales, para usted la filosofía no es meramente el asombro y la reflexión, sino que tiene un sentido práctico. ¿Cuál es, específicamente, ese sentido práctico? ¿De qué forma la filosofía puede ayudarnos a vivir?
Luc Ferry: Hoy casi todos los profesores de filosofía, cuando se les pide que definan la filosofía, siempre dicen que es la reflexión, lo explicativo, la argumentación. Y dicen, además, que su objetivo en la escuela es que los alumnos aprendan a reflexionar, a pensar por ellos mismos. Lo que yo digo en mi libro y lo que creo desde hace mucho tiempo es que la filosofía no tiene nada que ver con todo esto. Es cierto que se relaciona con la reflexión y con la argumentación, pero también ustedes, los periodistas, reflexionan en su profesión y, sin embargo, no son filósofos. Una madre de familia reflexiona y argumenta con su marido y con sus hijos. También reflexionan y argumentan los políticos, los biólogos, los escritores, los artistas. Todo el mundo lo hace. Por lo tanto, la reflexión y la argumentación no pueden servir como definición específica de la filosofía. Si le hubieran dicho a Spinoza o a Nietzche que la filosofía era la reflexión y la argumentación se hubieran caído al piso. (Risas)
Noticias: ¿Y entonces qué es?
Ferry: Desde que la inventaron los griegos, en el sigo VI a.C., consiste en la búsqueda de la sabiduría. ¿Y a qué se le llama “sabiduría” en filo-sofía, qué es la “sophia”? La sabiduría se da, en verdad, en el momento de la vida en que somos capaces de vencer los miedos que nos impiden vivir, que nos restringen. Hay diferentes miedos: miedo social, miedos psíquicos como las fobias, el miedo a la oscuridad o a quedarnos encerrados dentro del ascensor, el miedo del amor.
Noticias: ¿Qué es el miedo del amor?
Ferry: Frecuentemente es más que el miedo por uno mismo, el miedo por los otros: el miedo por nuestros hijos, el miedo por nuestros padres que van a morir. La idea de los griegos que va a atravesar toda la filosofía hasta Nietzche y Heidegger es que el sabio es aquél que ha triunfado en la tarea de no sentir miedo, aquél que ha logrado remontarlo.
Noticias: ¿Por qué se identifica la pérdida del miedo con la sabiduría?
Ferry: Porque cuando uno ha vencido el miedo, se ha salvado, ha logrado la salvación. Y cuando se ha logrado la salvación se puede acceder a la vida buena. ¿Qué significa este triunfo sobre el miedo? Significa la libertad y la generosidad.
Noticias: ¿Por qué?
Ferry: Fíjese, cuando uno tiene miedo, -y yo, como todo el mundo, también lo tengo- se vuelve totalmente egocéntrico, totalmente cerrado a los otros, menos capaz de amar y pierde todo tipo de libertad de espíritu porque está preocupado, precisamente, por el miedo. La idea de los griegos era que la sabiduría es la serenidad que proviene del hecho de no tener miedo. El sabio es libre porque ha perdido el miedo y puede amar a los otros porque es libre.
Noticias: ¿Entonces tanto la religión como la filosofía serían doctrinas de la salvación?
Ferry: Sí, la única diferencia es que en la religión podemos ser salvados del miedo por la fe y por Dios, mientras que en la filosofía nos salvamos del miedo por nosotros mismos y por la razón. Si somos creyentes, no tenemos necesidad de la filosofía. (Se ríe.) Pero si no somos creyentes, tenemos las grandes filosofías con las grandes respuestas. Sin embargo, hoy la mayor parte de los profesores de filosofía les dicen a los alumnos que lo importante es plantearse las preguntas, no tener las respuestas.
Noticias: ¿Para usted la pregunta filosófica carece de importancia?
Ferry: La pregunta filosófica es de una inmensa banalidad, no tiene ningún interés. ¿Cómo remontar el miedo y llegar a la serenidad, a la sabiduría? Es una pregunta trivial, la misma que se plantea la religión. Lo que es genial es la respuesta. Hay cinco o seis respuestas geniales: la de los estoicos, la de la filosofía cristiana, la de los humanistas laicos como Rousseau, la respuesta de Nietzche o Heidegger. Estas respuestas sí son grandiosas, no las preguntas.
Noticias: Si la filosofía nos ayuda a vivir, ¿cuál es la diferencia con la psicología?
Ferry: Es una muy buena pregunta. Hay tres materias que tienen el mismo proyecto: ayudarnos a los humanos a remontar el miedo y son la religión, la filosofía y la psicología. En la religión cristiana, el mensaje de Cristo es justamente que el amor es más fuerte que la muerte, que al final uno va a reencontrarse con las personas que ama. El discurso del psicoanálisis hace lo mismo. Su objetivo es ayudar a los humanos a remontar la angustia. Freud, que fue el más grande de los cuatro o cinco genios del siglo XX, le escribe en una carta a su amigo Flies que desde el momento en que se formula la pregunta sobre la muerte se está enfermo, porque todo eso no existe realmente, sino que es algo fantasmal. Yo pienso exactamente lo contrario, que todo aquel que no se pregunta sobre la muerte es un imbécil. (Se ríe). En la religión hay un imperativo de moral: respetar a los otros. La pregunta que se plantea la filosofía es cómo vivir sabiendo que vamos a morir. No se trata de un imperativo moral, sino de un imperativo de sabiduría.
Noticias: Los jóvenes se sienten muy lejos de la muerte. ¿Cómo hablarles, entonces, de ella?
Ferry: Entre los 18 y los 25 creen que son inmortales. Hay dos momentos en que los chicos se plantean la pregunta acerca de la muerte: a los cuatro o cinco años y luego, en la adolescencia, entre los 13 y los 15. Pero la muerte no es solamente el fin de la vida biológica. Para los filósofos griegos y para la tradición que les sigue, en el interior mismo de la vida, incluso de la vida más gozosa, hay muchas muertes que tienen que ver con lo que es irreversible, lo que, como repite el cuervo del poema de Edgar Allan Poe, no sucederá “never more”. En la infancia este “never more” puede ser la separación de los padres, el fin de las vacaciones, el cambio de escuela, la ruptura con un amigo. La muerte está presente de mil maneras a lo largo de la vida.
Noticias: Cambiemos de tema. Durante su gestión como ministro de Educación se prohibió que las chicas musulmanas llevaran a clase el tradicional “foulard”. ¿Por qué?
Ferry: Es muy difícil hacerle entender a un extranjero por qué en Francia prohibimos dentro del aula los símbolos religiosos militantes, tanto la kipa, como el “foulard”, como una cruz enorme colgada del cuello. Es una cuestión, sobre todo, de contexto francés porque en Francia la comunidad judía es la más importante del mundo luego de Israel y New York. Y tenemos también la comunidad musulmana más importante de Europa (aproximadamente cinco millones de personas). Dentro de las escuela los descendientes de árabes de tercera generación se identifican con los palestinos y se enfrentan a los chicos judíos como si éstos fueran israelíes. Es decir que se reproduce el conflicto árabe-israelí en el interior de las escuelas. En el 2002, cuando llegué al ministerio de Educación había una gran documentación acerca de actos antisemitas cometidos en Francia. En Israel suele decirse que los franceses somos antisemitas. Fuera del antisemitismo tradicional de extrema derecha, el único antisemitismo que hay proviene de la reproducción del conflicto árabe-israelí entre la comunidad musulmana y la judía. Por eso decidí, no sólo como ministro, sino también como padre de familia y como adulto, que los chicos no podían enfrentarse de esta forma en las escuelas y que, por lo tanto, era necesario que no hubiera allí símbolos de militancia religiosa.
Noticias: ¿Pero prohibir el “foulard” no es prohibir algo ligado muy profundamente a la cultura musulmana?
Ferry: Muchas chicas musulmanas me dijeron que si no era prohibido por la ley republicana, el padre, los hermanos o el imán las iban a obligar a usarlo cuando ellas no querían.
Noticias: ¿Y tuvo buenos resultados con esa medida?
Ferry: Excelentes resultados. Las familias musulmanas son muy respetuosas de la ley y dado que una ley impedía llevar “foulard”, lo respetaron.