Ocurrió hace un año. Felipe Noble Herrera (33), el hijo adoptivo de la dueña del Grupo Clarín, estaba por viajar a Punta del Este. Cuando completó el papelerío de Migraciones en la terminal de Buquebus, la empleada se detuvo a observar su documento. Dudó unos instantes, miró al joven y volvió a leer su nombre en el DNI. No había dudas, era él. Entonces le sonrió, maternal:
–¿Vos sos el hijo de la señora Herrera de Noble?
–Sí…
–Mirá, no te asustes… Pero yo puedo ser tu tía, ¿sabés?
Felipe tardó unos segundos en entender. La empleada de Migraciones era más que eso: era Estela Gualdero, la hermana de quien ella suponía había sido la madre biológica del muchacho, María del Carmen Gualdero, una desaparecida de la dictadura militar, secuestrada a mediados de 1976. Los militares se apropiaron de su bebé.
No era la primera vez que Felipe escuchaba el nombre ni la historia, pero se conmovió:
–¿Cómo estás? La verdad, no sé que decirte…
Ella lo tranquilizó: ya hablarían en otro momento, si él quería. No estaba obligado a nada. Lo notaba algo incómodo, tal vez desbordado por la sorpresa de ese encuentro casual.
–Quedate tranquilo, Felipe -le dijo.
–No, estoy bien. La verdad es que a mí también me interesa el tema de mi identidad.
Estela Gualdero lo despidió con un beso. Sus palabras le sonaron sinceras, no simple cortesía. Y Felipe se fue a Punta del Este con un nudo en la garganta. No le contó nada a su madre adoptiva hasta varios días después de volver. Temía lastimarla.
El misterio del verdadero origen de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble (84), la mujer más odiada por el Gobierno, se convirtió en una cuestión de Estado. Adoptados a comienzos de la dictadura, hoy hay dos familias que los reclaman como propios en la Justicia. La supuesta tía de Felipe es una de las partes interesadas, mientras que a Marcela Noble Herrera (33), la hermana del joven, la reclaman otros familiares de desaparecidos: quienes dicen ser sus tíos son Carlos Miranda y David Lanouscou.
Los Kirchner, en su afán de destruir al Grupo Clarín, ahora avanzan contra los herederos de Ernestina. Días atrás consiguieron que el Congreso aprobara una ley que permite la extracción compulsiva de ADN para los casos que promueven las organizaciones de Derechos Humanos en su búsqueda de niños apropiados por la dictadura, y la causa judicial -hoy a cargo de Conrado Bergesio- también mostró importantes movimientos en las últimas horas: el juez informó a los hijos de Ernestina que los esperaba para hablar de los caminos a seguir -no se trata de una citación, pero casi- y hasta ordenó la indagatoria del ex dictador Jorge Rafael Videla.
En la Casa Rosada están convencidos de que si se comprueba que Macerla y Felipe son hijos de desaparecidos, el golpe a la credibilidad del Grupo Clarín y de su dueña sería letal.