Fue un protagonista insoslayable del movimiento cultural argentino de los ’60 y ’70. Con una obsesión por el talento, fue el hacedor de grandes éxitos editoriales primero y musicales más tarde. Le sobran pergaminos. El catálogo de la editorial que fundó en 1963 incluye títulos como “Los oficios terrestres” de Rodolfo Walsh, “La señora Ordóñez” de Marta Lynch, “La traición de Rita Hayworth” de Manuel Puig, “Los caudillos” de Félix Luna, “Entre sajones y el arrabal” de Leopoldo Torre Nilsson, “Cabecita negra” de Germán Rozenmacher y “Literatura argentina y realidad política” de David Viñas, entre más de doscientos títulos.
A fines de los ’60 cambia de rumbo y funda el célebre sello “Mandioca” de Microfón. Allí descubrió a Sui Generis –fue su productor hasta el final– y editó a artistas como Spinetta, Manal, Pappo’s Blues, Miguel Abuelo y Moris.
En los violentos años ’70 –“los militares creían que íbamos a lavarles el cerebro a los músicos”, recuerda– decide irse a Madrid, donde vivió durante 30 años, sin perder la puntería: creó por encargo el grupo más importante del pop español, “Mecano”.
Hoy a los 80 años, Jorge Álvarez regresa a la Argentina dispuesto a apretar el acelerador. “Tengo ganas de hacer una experiencia similar a la que fue la de Mandioca pero con material nuevo de los chicos de hoy de Buenos Aires. En cuanto a la editorial, que pienso relanzar, voy a hacer “Crónicas de la traición” porque me encanta esa palabra que viene muy bien por estos tiempos. Y también mi autobiografía, que finalmente estoy escribiendo. Incluso hay dando vueltas un proyecto de documental sobre Mandioca”, cuenta Álvarez, quien no posa de prócer: “Vengo con laureles nuevos, no vengo a tirar los laureles viejos sobre la mesa”.
Noticias: ¿Cómo fueron las circunstancias por las cuales se fue del país?
Álvarez: En un almuerzo con unos capitanes de navío que yo no conocía pero que estaban con Leopoldo “Bubsy” Torre Nilsson y Beatriz Guido, uno de ellos me dice: “Usted no debería estar tan tranquilo”. Yo le contesté: “lo seguiré estando”. Pero Bubsy me dijo: “Primero van por los que tienen los fierros, luego irán por los intelectuales, y te van a ir a buscar”. Estaban equivocados. El movimiento de rock de ese momento era totalmente despolitizado. De todas maneras, entendí el mensaje y, como yo siempre he estado en contra de la violencia, preparé las maletas y me fui a Madrid.
Noticias: ¿Cuáles son sus primeros pasos en España?
Álvarez: Ni bien llegué a Madrid, me entrevisto con el presidente de CBS, que me dice: “Usted creó a Sui Generis, con un éxito demoledor en Argentina. Yo necesito que me encuentre al Sui Generis español”. Y acepté el desafío.
Noticias: ¿Cómo era ese trabajo?
Álvarez: Había que investigar. Un día aparecen dos hermanitos de 17 y 23 años y la novia del mayor, que era Ana Torroja. Cantaban y componían, muy primariamente pero muy talentosamente. Eran hijos de un empresario textil multimillonario que vivía en una mansión del barrio más chic de Madrid. Como no había buena relación padres-hijos, los fui a ver y les dije: “Ustedes van a ser los padres de los niños de un grupo de música exitoso. ¿Por qué no me ayudan, en lugar de ponerse en contra? Cómprenles instrumentos, denles una sala de ensayo, mándenlos a profesores. Del resto me encargo yo”. Entendieron y empezamos a hacer el primer disco en el cual no podían tocar porque lo hacían todavía muy mal, aunque las canciones de su autoría eran fantásticas. Como el apellido de los hermanos era Cano, al grupo le pusimos Mecano. Del primer disco vendieron un millón de copias. Era 1981.
Noticias: ¿Cómo descubrió a Sui Generis?
Álvarez: Nito y Charly eran compañeros de colegio y habían formado una banda. Un amigo de ellos me perseguía para que los escuchara. Los temas eran fantásticos, las letras ingenuas pero buenas y ellos eran maravillosos. Voy a Microfón y le digo a su presidente que estos chicos eran una bomba y le propuse convencer a Héctor Olivera para que los incluyera en “B.A. Rock” que eran unos conciertos que organizaba la revista “Pelo” y que filmaba Olivera. Había que actuar con rapidez porque B. A Rock había terminado. La gente enloqueció con Charly y Nito catando “Canción para mi muerte”.
Noticias: ¿Cómo era su relación con Charly García?
Álvarez: Rara. Charly y Nito tocaban con sus compañeros de colegio que lo hacían muy mal. Había una cosa que no funcionaba en nuestra relación. Desconfiaba y se ponía paranoico. Tenía mala relación con sus padres y hermanos y en general con todo el mundo porque era muy chinche. Pero tenía talento. Luego de “Confesiones de invierno”, grabamos “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”, que se iba a llamar “Instituciones” pero yo le dije que bajáramos el nivel de agresividad porque se tiraba contra la policía muy violentamente. (ver recuadro). Dijo que lo estaba censurando, y que quería terminar con Sui Generis. Y ahí pergeñamos el “Adiós Sui Generis”, un disco de despedida y una película. Charly se quedó feliz, pero enseguida entró en la droga y el alcohol. Se tomaba una botella de whisky por día. Es un milagro que esté vivo todavía.
Noticias: ¿No cree que Charly podría haber tenido más éxito en el exterior?
Álvarez: Sí. Charly un día me pidió que lo ayude a tener más éxito afuera. Pero yo le dije que no podía porque él estaba convencido de que podía comportarse como un sajón: llegar, poner sus condiciones y tocar. Y no es así. “Te vas a tener que conformar con ser el Balbín del rock”, le dije. “Qué hijo de puta”, me contestó. Los latinos no tienen una multinacional atrás para que los metan en España. Esto mismo se lo dije a los Soda Stéreo, que me miraban como si yo fuera una mala persona.
Noticias: ¿Cómo era su relación con Luis Alberto Spinetta?
Noticias: De amor-odio. Cuando terminé el primer concierto que hice en mi vida, en donde presenté a Manal y a Miguel Abuelo, se me acercó Spinetta: “Te felicito, porque pusiste la cruz para la música comercial de mierda”. Desde ese día trabajamos juntos pero separados. Hicimos “Pescado rabioso”, “Invisible”, “Durazno sangrando”. Todos exitazos pero con muy mala relación entre nosotros. Él no me tenía simpatía y yo creo que tampoco a él pero le tenía un respeto inmenso. Yo escuchaba “Muchacha ojos de papel” y se me caían las medias. Charly escribía letras de la vida cotidiana, pero Spinetta era un poeta. Me parecía el músico más importante que había en este país. Pero él tenía mala relación conmigo. Yo le decía que “Muchacha ojos de papel” era un tango. “Qué hijo de puta que sos”, me decía. “No te confundas”, le respondía a la vez que le preguntaba: ¿Por qué no asumen los argentinos que ustedes hacen tango?
Noticias: En la carrera de un músico, ¿qué interfería más: la política, la droga o el dinero?
Álvarez: La política, no. La droga y el dinero. Para los chicos rockeros la política no existía. La crítica del rock era a las costumbres.
Noticias: ¿Cómo era la relación de los rockeros con el peronismo?
Álvarez: Eran medio gorilas. Yo también, hasta que llegué a conocer a Perón en Puerta de Hierro en 1967. Perón era un seductor profesional, divertido y además tenía las manos calientes, detalle que descubrí en todos los que cambian el curso de la historia. Me pidió si yo podía organizarle un concierto de rock para presentar la fórmula de Solano Lima con Cámpora. Yo le dije que había sido antiperonista toda la vida pero que ahora estaba de vuelta. Finalmente, lo organicé. Ver a Solano Lima y a Cámpora arriba de un escenario con “La pesada del rock” fue algo subsurrealista.
Noticias: ¿Cuántas veces lo vio a Perón?
Álvarez: Dos o tres veces, pero siempre en España. En Argentina no, porque la situación era muy heavy. López Rega me odiaba. Tenía un libro de esos mamotretos esotéricos que hacía él. Perón un día me dijo, guiñándome un ojo, que tenía que leer el libro de Lopecito. Le dije que no era un libro para mí y eso fue fatal. López Rega se ofendió y no quiso saber más nada conmigo. Yo en esa época editaba a Manuel Puig, a Rodolfo Walsh y a Ricardo Piglia.
Noticias: ¿Los escritores son más difíciles que las estrellas de rock?
Álvarez: Por supuesto. Los rockeros tienen un problema de ego que, comparado con el drama tremendo con el que te vienen los escritores, es más fácil de sobrellevar. Me exigían que hiciera de papá, analista, médico y pelotudo. Ahora hay más intermediarios. Se ha profesionalizado la relación.
Noticias: Usted también tenía su temperamento.
Álvarez: Yo siempre viví las cosas con intensidad.
Noticias: ¿Cómo comienza su carrera como editor?
Álvarez: En 1962. Yo soy editor gracias a David Viñas porque en la esquina de Lavalle y Talcahuano había una librería de ciencias sociales que se llamaba “De Palma” y que yo dirigía. Un día viene David Viñas y me cuenta que quiere escribir la biografía sobre Evita. “Maravilloso”, le digo y voy derecho a hablar con el señor “De Palma”, quien por ser medio gorilón no se entusiasmó. Me fui, firmé contrato con David y puse una librería enfrente. Como (Juan José) Sebreli se adelantó y sacó también una biografía sobre Evita, lo de Viñas no salió. ¡Puse una editorial para sacar un libro de David que nunca vio la luz!
Noticias: ¿Usted descubrió a Piglia?
Alvarez: Sí. Publiqué su primer libro, “La Invasión”. Venía a la editorial y escribía. Tenía 20 años y era callado e inteligente.
Noticias: ¿Y Walsh?
Álvarez: Era delicioso. Un irlandés fantástico. Qué pedazo de escritor era Rodolfo. Hubiera sido la continuación de Borges. Tenía ese nivel de perfección. Escribía poquísimo, lo releía quinientas veces, lo cambiaba, lo traía, lo llevaba.
Noticias: ¿Por qué no llegó a ser Borges?
Álvarez: Por la guerrilla. Yo le dije que estaban equivocados, que estaban haciendo que los militares, que no tenían una idea precisa de cómo salir de ese atolladero en que estaban metidos, se pusieran todos de acuerdo para luchar contra la guerrilla. Les estaban dando la hipótesis de conflicto. Y también le dije que Carlos Marx se había equivocado en varias cosas. Una de ellas era pensar que la revolución se iba a dar en los países desarrollados. Y la revolución se dio en un país periférico como Cuba. ¿Vos te crees que EE.UU va a dejar que Argentina, que era un país importante del cono sur, hiciera su revolución? le trataba de explicar. Pero él insistía que no, que no era así.
Noticias: Desembarcando después de 30 años, ¿cómo ve a la Argentina?
Álvarez: Viendo lo mal que está España, noto que Buenos Aires está mejor que hace un par de años, más allá de las “moyanadas” que ponen de mal humor a la gente. Y veo que la gente consume. La oferta cultural es infernal. Mis amigos me dicen que están pasando cosas en Buenos Aires, buenas cosas. Pero yo necesito respirar por mí mismo. Para eso volví.