Néstor Kirchner no considera que deba dar explicaciones. Tras la última edición de NOTICIAS, que reveló y documentó con fotos y textos periodísticos de la época los contactos que el actual Presidente tenía con militares y funcionarios de la dictadura, desde la Casa Rosada sólo se respondió con silencio. Esa investigación causó estupor en las organizaciones de derechos humanos, mereció comentarios de la prensa no financiada por la publicidad del Gobierno e hizo que la revista se agotara en pocos días. Los periodistas Jorge Lanata y Nelson Castro leyeron la nota por radio, también se la vio en el programa de Mariano Grondona y se hicieron eco los diarios Ámbito Financiero, Perfil y otros medios del exterior y del interior del país. ¿Qué decía la investigación?
• Kirchner se fotografió con el general Oscar Guerrero –discípulo de Ramón Camps en la Policía Bonaerense de la dictadura– y le expresó su apoyo durante la guerra de las Malvinas, en 1982. Impulsaba el diálogo entre las Fuerzas Armadas y las “fuerzas vivas”.
• En una solicitada firmada por Kirchner y Cristina Fernández en 1981, se habla de la vigencia del “Estado de Derecho” y se agradece el apoyo del jefe de la Policía y de varios funcionarios provinciales del Proceso.
• También en tiempos de la dictadura, el estudio de abogados de Kirchner defendió a un jefe de la Policía Federal acusado de violación de menores y sentenciado a 18 años de prisión.
Ahora, NOTICIAS presenta una segunda parte. ¿Cómo se llevaba Kirchner con la derecha militar y política en los tiempos en que era intendente de Río Gallegos y gobernador de Santa Cruz? ¿Qué funcionarios del Proceso trabajaron para él en democracia? ¿Por qué no recibió a Hebe de Bonafini cuando la presidenta de Madres de Plaza de Mayo viajó a su provincia? ¿Y para qué le rindió homenaje a un personaje sospechado de haber integrado la temible Triple A de José López Rega?
Los aliados. La semana pasada, la Justicia mendocina avanzó contra la ex presidenta Estela Martínez de Perón y varios de sus ministros de entonces: Carlos Ruckauf, Antonio Cafiero, Manuel Arauz Castex y Ángel Federico Robledo, entre otros. Deben declarar por la firma de los polémicos decretos 2070/71/72, que ordenaban “el aniquilamiento del accionar subversivo”. Los dos últimos, Arauz Castex y Robledo, son viejos conocidos de Kirchner. El 12 de diciembre de 1981, La Opinión Austral –el diario más importante de Santa Cruz– tituló: “Fue inaugurado el Ateneo Juan Domingo Perón”. Era el grupo del abogado Kirchner y los suyos, que contaba con el auspicio de Nélida Cremona de Peralta (ver recuadro) y también de un tío de Néstor, Manuel López Lestón. Se decían “isabelistas”, se situaban en la derecha del movimiento y miraban con cierta simpatía negociadora a los militares. ¿Quiénes asistieron a la presentación en sociedad de ese espacio? La crónica periodística menciona a Arauz Castex y a Robledo.
Aquel Ateneo de Kirchner estaba muy lejos de reivindicar los derechos humanos o de defender posturas “progres”. Por ejemplo, el 23 de abril de 1983, cuando aún gobernaban los generales, el periódico Correo del Sur informaba de un acto organizado por el actual Presidente y su grupo en Río Gallegos. Pocos días antes, el candidato radical, Raúl Alfonsín, había hablado de un supuesto pacto entre militares y sindicalistas para que él no llegara al poder. Nombró al gremialista Rodolfo “Fito” Ponce como cabeza visible de esa presunta conspiración. Ponce representaba a la derecha más rancia del peronismo y además se lo acusaba de haber integrado la Triple A que en tiempos del gobierno de Perón e Isabel mataba a políticos y militantes de izquierda. ¿Qué hizo Néstor? Un acto de desagravio para “Fito” Ponce, alentado por otro sindicalista de peso, su cuñado Armando “Bombón” Mercado, el marido de la hermana Alicia K. Además fue otro viejo conocido de Kirchner. Decía el periódico Correo del Sur: “Ruckauff (sic) y Ponce en el acto del Ateneo”.
En los primeros días de su gestión en la Casa Rosada, Kirchner debió echar a Carlos Sánchez Herrera, su procurador del Tesoro. Fue horas después de que el diario Página/12 revelara que el funcionario, hijo de un militar, había defendido como abogado a un represor de la dictadura, Juan Bautista Sasiaiñ, en un caso de sustracción de menores. Kirchner se confesó sorprendido, pero Sánchez Herrera asegura que el Presidente siempre supo de sus polémicos antecedentes y que nunca se había escandalizado con ellos antes de que se hicieran públicos. Los dos se conocían desde hacía más de una década, desde que el abogado asesoró al entonces gobernador en el manejo de los polémicos fondos de Santa Cruz que siguen sin volver a la Argentina.
Hebe y Néstor. ¿Cuándo se hizo “progre” el actual Presidente? Tampoco lo era en sus tiempos de intendente de Río Gallegos y luego gobernador de Santa Cruz. En 1988, cuando llevaba un año gobernando la capital provincial, llegó Hebe de Bonafini. Paró en casa de un dirigente del Partido Obrero (PO), Miguel del Plá, y habló de derechos humanos en algunos actos que nada tenían que ver con la intendencia. Kirchner no la recibió, ni tenía interés en conocerla. Diez años después, al frente de la gobernación, la escena se repitió: nueva visita de Bonafini e indiferencia total de Kirchner. Ella lo consideraba un menemista y sabía de sus recientes vínculos con el riojano. Y a él no le importaba mucho el discurso de la líder de Madres de Plaza de Mayo. Miguel del Plá, el viejo anfitrión de Hebe, explica: “Santa Cruz es una provincia conservadora y Kirchner actuaba en consecuencia. A quienes hablábamos de derechos humanos, él siempre nos miró mal”.
Hay un dato que demuestra hasta dónde condenaba el actual Presidente a quienes habían participado del Proceso. Carlos Hugo Muratore, quien había sido el secretario general de la gobernación de Santa Cruz en tiempos de la dictadura, años después fue rescatado por Néstor. Muratore fue primero su ministro de Educación y luego el jefe de la bancada de diputados kirchneristas. Aún comparte los asados del fin de semana en Río Gallegos con su antiguo jefe y amigo, aunque lo niegue cuando habla con un periodista.
Noticias: Como ex funcionario de la dictadura y de Kirchner, ¿cómo lo definiría ideológicamente al Presidente?
Carlos Muratore: No tengo opinión al respecto. No voy a hablar de eso.
Noticias: ¿No le parece contradictorio que Kirchner descuelgue el cuadro de Videla cuando tuvo funcionarios que trabajaron para el Proceso, como usted?
Muratore: Ya le dije que no voy a opinar. Adiós.
Eduardo “Chiquito” Arnold, quien durante ocho años fue el vicegobernador de Kirchner en Santa Cruz, asegura: “Allá no era ‘progre’ él, nunca hizo un acto que tenga que ver con los derechos humanos. Es más, dos de sus principales consejeros eran los periodistas Emilio García Pacheco y Justo Lerena, bien volcados a la derecha. El primero había sido un funcionario de la dictadura en Chubut y el segundo tenía un retrato del general Aramburu sobre su escritorio”. Arnold y otros patagónicos todavía recuerdan la brigada anti caceroleros del gobernador Kirchner, al mando de su ex chofer Rudy Ulloa Igor, hoy convertido en millonario. Esa patota, muy lejos de reivindicar los derechos humanos, disuadía a la fuerza a quienes se atrevieran a protestar contra el gobernador allá por comienzos del 2002. Ninguno de los rudos muchachotes de Rudy Ulloa terminó preso pese a las investigaciones judiciales.
Repercusión. El último número de NOTICIAS fue un baldazo de agua fría para las organizaciones de derechos humanos, que en general optaron por el silencio luego de los cabildeos internos. Adolfo Pérez Esquivel, el Premio Nobel de la Paz, es la excepción. “No me asombra la foto”, le dijo a la agencia de noticias DyN, refiriéndose a la imagen de Kirchner con el general Oscar Guerrero en plena dictadura. Y siguió: “Varios querían llegar a acuerdos con los militares sin tener en cuenta los desastres que había hecho la dictadura”. Para dejarle una escapatoria al Presidente, Pérez Esquivel reconoció que “con los años la gente puede cambiar”.
NOTICIAS llamó a Hebe de Bonafini y obtuvo una respuesta entre seca y preocupada: “Ah, no, de eso no voy a hablar. Es un tema muy escabroso”. Estela de Carlotto, la líder de Abuelas de Plaza de Mayo, tampoco se pronunció sobre las evidencias publicadas por esta revista. “Ella se va de viaje y no tuvo tiempo de hacer una evaluación de lo que publicaron ustedes. Y su casilla de mail no la abre”, explicó su secretaria. Algo muy parecido dijo Adriana Calvo, la titular de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos: “Decidimos no opinar, no me preguntes por qué. Lo consulté y ésa es la decisión, aunque no hubo muchas explicaciones”.
La respuesta más insólita la dio Tati Almeyda, una dirigente de Madres de Plaza Mayo Línea Fundadora, una escisión del grupo de Hebe de Bonafini. “Me parece vomitivo lo que sacaron”, dice.
Noticias: ¿Qué es lo vomitivo? ¿Que Kirchner se haya sacado fotos con un general en la dictadura o que las hayamos publicado?
Tati Almeyda: ¡Esto es una operación, las fotos deben ser falsas!
Noticias: Son verdaderas. Salieron en los diarios de la época en Río Gallegos.
Almeyda: Bueno… ¡Los militares se sacaban fotos con todo el mundo!
Noticias: Le puedo asegurar que no.
Almeyda: No voy a hablar más. Si querés mi opinión, ya la tenés.
¿Por qué el hombre que hoy condena a los militares del Proceso se fotografiaba con ellos en plena dictadura? Sería bueno que Kirchner hablara del tema. El silencio sólo agiganta las dudas.