El trance fue cruel y el empresario puesto a prueba. El exitoso conductor del grupo de comunicación más importante de la Argentina se había quedado sin voz por un carcinoma de laringe, diagnosticado, afortunadamente, a tiempo. Héctor Horacio Magnetto, CEO del Grupo Clarín, sigue peleando hoy por su curación definitiva y reeducando la función más importante del órgano operado, el habla, luego de la laringectomía que se le realizara en enero en la clínica de la Universidad de Chicago. Él mismo mandó a hacer una aclaración pública de su estado de salud el 21 de febrero, por la vía de una inusual carta al correo de lectores de Clarín: “La intervención realizada produce una afectación en la dicción, situación que no altera, en modo alguno, mi tarea al frente del Grupo”.
El ambiente, a esa altura, estaba saturado de especulaciones sobre la gravedad de la enfermedad y su posible incidencia en la venta de un 30% de las acciones del Grupo o la eventual interna sucesoria que podría sacudirlo. Como nunca antes, ciertos voceros oficiales, cercanos al despacho presidencial, alimentaban los rumores: revelaban presuntas decisiones de Néstor Kirchner de frenar el proceso de fusión de Cablevisión y Multicanal –trámite actualmente pendiente en la Comisión de Defensa de la Competencia- o, directamente, de “ir por Clarín”, antes de que el diario “se diera vuelta” –en el léxico presidencial- en su política de apoyo al Gobierno. Algunos funcionarios trabajaban sobre la supuesta “debilidad” de uno de los hombres más poderosos de la Argentina.
Ante las consultas, los propios directivos del multimedio negaron primero la enfermedad y la ausencia del CEO en las reuniones gerenciales y, luego, aceptaron su intervención quirúrgica y el nivel de gravedad. En realidad, sólo Magnetto sabía que el diagnóstico temprano de su mal permitía realizar, con buenas perspectivas de éxito, un intensivo tratamiento quimioterapéutico en una primera etapa y, de ser insuficiente, una cirugía parcial no mutilante. La cirugía, finalmente, logró extirpar el tumor, y conservar la funcionalidad del órgano afectado.
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