En pantuflas, Susana Giménez no parece Susana Giménez. No es fortuito: la diva ha trabajado duro para que el imaginario colectivo la recuerde siempre rubia, embutida en calzas y vestidos animal print que desafían, a veces, a la moda y siempre al calendario. La ingeniería de su look no descansa ni en vacaciones: tuvo un verano agitado en Punta del Este y volvió a mostrarse impecable recorriendo los negocios de Bal Harbour, en Miami. Espléndida después de la última “refrescada” quirúrgica, camina llena de bolsas de Cavalli y Versace como quien compra un certificado de vigencia y belleza sin edad, antes de su retorno televisivo en mayo.
Pero, ¿quién es Susana sin la fuerza de esa maquinaria estética que esculpe su imagen perenne? La respuesta apareció en la puerta de su nueva casa de South Beach, Miami, el viernes 4: despeinada, sin maquillaje y la bata sobre un camisón estilo abuela se hace más fácil recordar que la conductora emblema de la tevé nacional acaba de cumplir 67. Parecer inmune al paso del tiempo conlleva un elevado costo y un drama: ella no puede envejecer.