Con barba tupida y un gorro navideño, Pepe Soriano sería la imagen perfecta de Papá Noel. En vez de sorprenderse con la comparación, dice que se convirtió en algo parecido, que este es un tiempo de gracia y de trabajar para los demás. Eso hace como presidente de SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión Actores Intérpretes). Invierte horas, muchas, en defender los derechos de sus compañeros. Acaba de cumplir 82 años y renueva la vitalidad con cada paso que da por la casona antigua en la que funciona la asociación. Anfitrión orgulloso, eligió cada mueble, decidió bautizar un espacio aterrazado como “El patio de los sueños”, instaló la palabra “transparencia” como piedra fundacional de la gestión y se calzó el mameluco del negociador por oficio. Así, logró que los canales de televisión empezaran a cumplir con la ley de propiedad intelectual y paguen lo que corresponde a los actores.
Además, la ovación del público por su papel en “El precio” –la obra de Arthur Miller en la que comparte cartel con Selva Alemán, Arturo Puig y Antonio Grimau– acaba de materializarse en el premio ACE a mejor actor de reparto en drama.
Noticias: ¿Lo más tremendo para el actor es perder el aplauso?
José “Pepe” Soriano: Lo peor es perder el aplauso. El actor es un misterio, porque en él juegan la vanidad, la omnipotencia, el narcisismo, la dependencia afectiva…
Noticias: Es muy fuerte lo de la dependencia afectiva, ¿no?
Soriano: Sí, porque cuando te aplauden, te quieren y cuando no, no te quiere nadie. Y esto lleva a la depresión y la depresión lleva a lugares que a veces no tienen retorno.
Noticias: Usted conoce esos lugares, ¿no es cierto?
Soriano: Sí, porque me ha pasado.
Noticias: En el ’79 sufrió una depresión y hace 5 años le diagnosticaron cáncer, ¿uno se enferma o le toca?
Soriano: Nadie elige volverse loco. Se mezclan muchas cosas: en el `79, me estaba separando y estaba representando la vida de Lisandro de la Torre, que era un tipo que se suicidaba todas las noches.
Noticias: ¿El actor puede conservar claro el límite entre la verdad y la ficción?
Soriano: Es relativo. Un barco grande no transita el Río de la Plata en cualquier lado, va por los canales, dragados permanentemente, sino no podría salir del río.
Noticias: ¿Quiere decir que hay zonas propias en las que conviene no meterse?
Soriano: Exactamente, yo entré en una depresión muy profunda a partir del trabajo. De un día para otro, desaparecí… Venía de hacer “El loro calabrés” y recorría lugares remotos donde no llegaba la mano de la dictadura, era una especie de sombra que vagaba por los pueblos, pero sobrevivía… Un día mi representante me dijo: “Qué linda función hiciste”. Yo respondí: “¿Qué función?”… no me acordaba de nada. Me internaron en el servicio de psicopatología del Hospital Italiano… tengo el cuento de que el primer día tenía ganas de matar a medio mundo… Después entré en coma y los médicos llegaron a decir que ya no había nada que hacer… hasta que de repente abrí los ojos.
Noticias: ¿Fue un brote psicótico?
Soriano: Sí, sí… estado confusional, qué quiere decir, no se sabe… lo único que recuerdo es que estaba en un lugar con una paz total, había música, todas las paredes con rejas pero no me perturbaba nadie ni nada. Lo que me costó ir desde la puerta de psicopatología hasta la calle cuando me dieron el alta fue increíble… el ruido, no quería salir… A los dos días soñé que estaba en una fiesta de actores, en una especie de avión plato volador, charlábamos, brindábamos y de repente eso se volvía loco, empezaba a girar en el aire y era inevitable que cayera a la tierra y nos matáramos. Sentía un zumbido increíble en los oídos, hasta que el aparato se estabilizaba y se asentaba en la tierra… parece mentira, es exactamente el proceso que me había ocurrido. A partir de ahí, quedé con mi análisis y el compromiso de que al menor síntoma me hago atender.
Noticias: ¿Tuvo miedo de que se repita?
Soriano: Y sí, el miedo dura un tiempo. Yo estuve muy atento y le pedí al contexto que ante el menor indicio… nunca más se repitió.
Noticias: ¿Se modificó su compromiso a la hora de componer un personaje?
Soriano: No. Se modificó la persona, hice un giro.
Noticias: ¿Se volvió más bueno?
Soriano: Totalmente, antes no era de hacer maldades pero era como si tuviera un cable que hacía cortocircuitos y estallaba y podía romper todo lo que está acá, duraba cinco minutos y volvía a la normalidad. Todo eso fue cambiando, hasta llegar a un punto de tomar muy en cuenta al contexto.
Noticias: ¿Qué es tomar en cuenta el contexto?
Soriano: Tomar en cuenta que uno vive con la gente, que todo ocurre con los otros, nada ocurre solo, no hay posibilidad.
Noticias: Volvemos al aplauso, ¿no?
Soriano: Sí, es un vínculo, el que tenemos acá (en SAGAI) con los compañeros, por ejemplo… Después, hace cinco años, apareció la palabra clave, cáncer, esa palabra a la que se le tiene mucho miedo… te muestran unos estudios y te dicen: “Tiene cáncer”… me operaron, me querían volver a operar y sacar la vejiga… pero fui a ver al doctor (Reinaldo) Chacón, me dijo que me daría cinco quimios y rayos y no iba a necesitar más. Me sometí a eso y también al doctor Crescenti… Son elementos antagónicos entre sí, pero también cooperó, le estoy muy agradecido… Yo seguí trabajando, hasta que se produjo una infección y ahí sí soné. Estuve 40 días en una cama… Me dieron el alta con 30 y pico de kilos menos, salí en silla de ruedas, pasé a un andador, de ahí a un bastón y después aprendí a caminar otra vez. Dicen que lo que se sumó fueron mis ganas de vivir. Me hago chequeos anuales, voy bien.
Noticias: ¿Hace 30 años que está junto a su mujer?
Soriano: Más… cuando la conocí era una nena, le llevo veintipico de años (se le ponen vidriosos los ojos)… pensé “cuánto puede durar, con qué derecho puedo ilusionar a una chica así” y de repente empezó a funcionar… mi mujer es como mis ojos. El día que yo me muera, lo que voy a sentir terriblemente es no verla.
Con la psicoanalista Diana May Hughes, y la hija de ambos, Victoria (19), Soriano habita la casa donde nació: “Esas paredes tienen personas que vivieron ahí, que son mis ángeles: mis abuelos, que me criaron; mi mamá que murió a mis 12 años; mi papá que llegó casi a cumplir 90. Es una casa muy singular, las paredes son de ladrillo y barro, los techos son de chapa con madera abajo, no hay nada que denote lujo porque no vivo con lujo, vivo con esos ángeles”. En su otra casa, la de SAGAI, tiene un despacho sin espacio para las jerarquías: no hay escritorio sino una mesa ratona y sillones alrededor, formando un círculo.
Noticias: ¿Cuál es su postura en relación a la renuncia de Mike Amigorena a “El Pacto”? ¿Cree que fue presionado?
Soriano: No sé, es muy arriesgado convertirse en opinólogo… no lo conozco a Amigorena ni a los que hacen “El Pacto”. No puedo hacerme eco de una conversación privada… El día que certifique qué pasó, voy a tomar partido. Nunca me achiqué, no tengo miedo a nada. No trabajo en televisión porque yo elegí no trabajar (enérgico), acabo de rechazar un programa.
Noticias: ¿Qué lo eyectó de la pantalla?
Soriano: Cuando llego a un canal y no nos tratamos bien… en el teatro y en el cine funciona el “por favor”. En la televisión no hay tiempo… yo así no puedo trabajar, es hacer chorizos.
Noticias: ¿Cómo evalúa la participación de colegas suyos, como Facundo Arana, Pablo Echarri y Ricardo Darín, en relación al caso Candela?
Soriano: Los conozco mucho y sé que son profundamente honestos en la convocatoria. El problema es que, aunque parezca mentira (al intervenir en algo así) se frivoliza la situación.
Noticias: La televisión confunde también a los que están adentro, ¿no?
Soriano: Seguro, porque tiene algo prostibulario, tenemos que ver cómo lo descartamos.
En el 2006, Néstor Kirchner firmó un decreto y después de 70 años los actores fueron incluidos en la ley de propiedad intelectual, lo que dio lugar a SAGAI. “Cómo no vamos a estar agradecidos… cuando digo: “Gracias”, dicen: “Y, lo que pasa es que ahora que es…” Ahora que soy ¿¿qué?? Nunca fui otra cosa que la defensa del acto justo. ¡agradezco lo que nos dieron! Acá no hay opinión a favor de un partido político, recibimos a todos: Cristina, Macri, todos. Si mañana viene Altamira, le diré: “¿En qué creés que nos podés ayudar?”… Si alguien me descalifica porque entablo diálogo con la gente que nos puede dar una mano, le digo que aprenda a ser como soy yo”.
Noticias: ¿Cómo es usted?
Soriano: Muy calentón, un tipo que putea a Dios y María Santísima, pero que trabaja con el corazón en la mano.