El fútbol es un deporte en el que los jugadores tienen que hacer goles y los dirigentes no deben entrar a los gritos a la AFA para pedir la renuncia de Julio Grondona. Aunque tarde, ya descendido a la Primera B Nacional, River parece haberlo entendido.
A una tregua en las hostilidades públicas desde la conducción de Daniel Passarella hacia la cúpula de Viamonte al 1300 le correspondieron, casi automáticamente, tres guiños recíprocos de Don Julio: la no quita de puntos por los incidentes en el partido contra Belgrano y el apriete de la barra brava al árbitro, la declaración de deseos para que regresen los hinchas visitantes en los torneos del ascenso y la confirmación de que River recibirá más dinero por los derechos televisivos que los 4 millones de pesos que les corresponden al resto de los clubes de la Segunda División.
Las señales de paz de un lado y el otro, por ahora, responden a una conveniencia mutua y no a una reconciliación real, y sirven para evitar la profundización de una pelea que perjudicaba a las dos partes, aunque mucho más a River que a la AFA. Desde 1979 que Grondona está invicto.
Bandera blanca. Si no puedes con tu enemigo, únete a él. En sus primeras declaraciones posteriores al descenso, Passarella siguió hablando más desde su enojo personal que desde el beneficio institucional. tComparó a la AFA con un régimen de facto, la acusó de haber digitado los últimos resultados y se negó a apaciguar su distanciamiento con el hombre que dirige el fútbol argentino desde hace 32 años.
Pero una cosa es pedirle la renuncia a Grondona después de perder un clásico contra Boca, como sucedió hace dos meses, y otra es hacerlo con River ya en la B. En Núñez hubo quienes intuyeron que la caída al abismo podría no tener fin y, disgustados por la falta de astucia política de Passarella, algunos dirigentes lo pusieron contra la pared: lo presionaron para que de inmediato dé por terminadas sus agresiones al jefe del fútbol argentino. El frustrado pedido de audiencia con Cristina Fernández, que no recibió al presidente de River, también le jugó en contra.
En pocas horas, Passarella cambió su discurso y dijo estar dispuesto a “tomar un café con Grondona si eso es lo mejor para River”. Lo hizo casi mordiéndose los dientes, pero en beneficio de la recomposición de las históricas excelentes relaciones entre River y la AFA.
En los pasillos de Viamonte al 1300 se cuenta entre susurros que la última vez que Passarella y Grondona hablaron fue en el entretiempo del partido entre River y Belgrano. Desde Núñez lo desmienten pero, según los trascendidos, habría sido un llamado del excapitán de la selección argentina, enfurecido por el increíble penal que Pezzotta no cobró en perjuicio de Leandro Caruso en el primer tiempo, que de haber sido convertido habría mantenido a River en Primera División.
Más allá del cese de hostilidades públicas, es difícil que Passarella y Grondona vuelvan a hablar por un tiempo. Lo más probable, incluso, es que su relación personal nunca se recomponga. Pero el operativo de reconciliación política está en marcha y River volverá a enviar un dirigente a la AFA, tras meses de absurda inasistencia. El encargado de representar al club será Diego Turnes, uno de los vicepresidentes, que concurrirá a las reuniones de la B Nacional.
Turnes, por pedido de Passarella, había dejado de ir a las sesiones del Comité Ejecutivo a mediados del torneo Clausura, cuando el equipo de Juan José López peleaba la punta y parecía aliviado en la tabla de promedios. La casualidad es formidable: en los tres meses en los que River se ausentó de la AFA, el equipo pasó del primer puesto de Primera División al descenso a la B Nacional. “Ahora muchos lo olvidan, pero River abandonó su lugar en el Comité Ejecutivo bastante antes del arbitraje de Patricio Loustau que lo perjudicó en la Bombonera. Y esa ausencia se paga”, confiesa por lo bajo un dirigente de la AFA de trato diario con Grondona.
Decirle no a grondona. El caso es interesante. Cuando Passarella dijo que la AFA quiso mandar a la B a River no tuvo en cuenta que la dirigencia más opositora a la conducción de Grondona es la de Vélez, el actual campeón. Raúl Gámez, su ex presidente, chocó infinidad de veces contra el eterno dirigente. Pero las esquirlas de esas peleas siempre recaían sobre el club de Liniers. En Vélez, entonces, decidieron que Gámez, un tipo con un temperamento similar al de Passarella (aunque menos personalista), continuaría su lucha contra la AFA desde afuera del club. Su actual presidente, Fernando Raffaini, obviamente tiene línea directa con Gámez pero expresa sus disidencias contra Grondona de una manera menos sanguínea.
“Nosotros somos el único club que votó contra Grondona en el 2007. Es obvio que Gámez siempre habla con Raffaini, y nuestra postura es que Don Julio ya cumplió un ciclo, pero nos dimos cuenta de que si íbamos al choque todo el tiempo siempre íbamos a perder. Somos opositores, pero no boludos”, le dice a NOTICIAS un dirigente de Vélez.
Cuando Passarella entró hace dos meses a la AFA para quejarse con furia del arbitraje de Loustau contra Boca, el único que defendió públicamente al presidente de River fue Vélez. “No estamos de acuerdo con la forma en que se expresó, pero sí decimos que estamos a favor de un cambio de conducción en la AFA”, aseguró Raffaini, mientras los dirigentes de los otros equipos se peleaban para ser obsecuentes y defender a Grondona.
Guiños. Grondona lo negó, pero el gerenciador de Belgrano, Armando Pérez, lo dijo bien clarito después de la Promoción: “Hablé con Don Julio y me confesó que está amenazado de muerte por el descenso de River. No puede salir de su casa”. Más allá de ese caso puntual, que duró unas pocas horas, en la AFA aseguran que “el descenso de River es un problema. A nadie le conviene esto”.
Una vez que Passarella dejó de apuntarle públicamente a Grondona, el presidente de la AFA también mostró su bandera blanca. “Si Passarella quiere reunirse conmigo o gente de su entorno, no tengo problema en recibirlo, como a todos los presidentes de las instituciones que representa la AFA”, dijo. Sus guiños a favor de River volvieron a escena como no había sucedido mientras Passarella lo hostigaba.
Al menos frente a los micrófonos, Don Julio también pareció tenderle un puente en cuanto a los derechos de televisión: “Lo de River es atípico. No puede cobrar lo mismo que en Primera, pero hay que recordar que al principio, si no estaban River y Boca, no hubiese existido televisión”. River, que en la A cobraba 35 millones de pesos y por haber descendido debería pasar a cobrar 4 millones, finalmente se quedaría con 20 por temporada.
Los otros gestos positivos desde la AFA fueron la confirmación de Grondona que no habrá quita de puntos por los destrozos de los hinchas contra Belgrano, a pesar de que hasta la semana pasada había integrantes del Tribunal de Disciplina de la AFA que no descartaban que River podría seguir el camino de Nueva Chicago y Almirante Brown en 2006, cuando recibieron un descuento de 18 unidades. Pero Don Julio descartó una sanción similar a River: “Ningún equipo sufre sanciones deportivas desde entonces. Los puntos se tocaron porque nos obligaron a firmar un convenio en ese sentido. Mi slogan siempre fue que los puntos se ganan en la cancha”, explicó.
El bonus track fue cuando el presidente de la AFA se mostró a favor del regreso del público visitante a los torneos del Ascenso, una prohibición que se mantiene desde el 2007 y que ni siquiera fue levantada por un pedido reciente de Rosario Central. De todas maneras, la vuelta de las hinchadas dependerá de una decisión final del Gobierno. “Don Julio dijo que los visitantes podrán ir a la cancha para quedar bien, pero por ahora está difícil”, admiten en la AFA.
Grondona, en cambio, no dijo que cuando River vuelva a jugar, ya en la B Nacional, lo hará sin público. Y que, además, tendrá que alquilar un estadio porque el Monumental estará cerrado entre cinco y seis fechas. Un daño colateral de lo que dejó la guerra.