No doy más. Me están quitando toda la energía y todas las emociones. Cuesta mucho mantener a Madeleine bajo control. Me tiene harta”.
Es uno de los párrafos que, escrito por su propia madre, según medios portugueses e ingleses, comienzan a cerrar el círculo de sospechas alrededor de la historia de Madeleine McCann.
La agenda apareció dos meses después de que “Maddie” hubiera sido reportada como “desaparecida” la noche del 3 de mayo de este año en la habitación que los médicos británicos Kate y Gerry McCann, sus padres, habían alquilado en el resort Ocean Club de Praia da Luz, al sur de Portugal.
Kate escribía en esa agenda, todos los días, un diario de su vida familiar. Lo había empezado días antes del 3 de mayo y lo continuó después. Las páginas habían quedado a la vista de la policía portuguesa durante una de sus pesquisas en busca de rastros de lo que, en aquel momento, los McCann aseguraban –y la policía también creía– se trataba del secuestro de su hija.
El diario de mamá. “Su exceso de vitalidad me agota. Es hiperactiva y rebelde”, habría escrito Kate sobre Madeleine en su diario. “Muchas veces me siento frustrada y exhausta” –continúa también describiendo su relación con Sean y Amelie, los hermanos mellizos de Madeleine de dos años de edad–, “son incontrolables”.
Filomena McCann, cuñada de Kate, explicó antes de que algunas de sus líneas se filtraran a la prensa que la continuidad del diario había nacido como un modo de registrar y demostrar a Madeleine lo mucho que sus padres la querían. “Kate estuvo escribiendo todo lo que hemos estado haciendo para probarle a Madeleine que nos hemos esforzado mucho para tratar de encontrarla”. Que la policía portuguesa decidiera incautarlo como prueba ciento cincuenta días después de la desaparición de su sobrina le pareció “una forma más de profundizar la puñalada”.
Como ocurre con la correspondencia y otros papeles personales, confiscar documentos de naturaleza tan íntima como el diario de Kate McCann implicó para la justicia portuguesa un pedido especial de la fiscalía al juez de instrucción Pedro dos Anjos Frías, el único capaz de validarlo como prueba para una acusación formal contra los padres, hoy sospechados.
En principio, el juez aceptó al diario como medio para probar el estado mental de Kate durante las semanas siguientes a la desaparición de su hija.
Al borde de la histeria. Aunque su diario incluía una crónica detallada de cada uno de los viajes de la familia inglesa a lo largo de Europa, son los párrafos que describen la dinámica entre la pareja de padres y sus hijos los que desviaron cada vez más a los investigadores de la hipótesis del secuestro por parte de un desconocido. “Los niños son histéricos –continúa el diario de Kate, donde también echa luz acerca del rol de su marido–: Gerry no ayuda con las tareas domésticas y recae sobre mí cuidarlos mientras él se pasa el día fuera, en la cancha de tenis o en la piscina. Estoy al borde de la histeria”. Según la versión de Kate y Gerry McCann, su hija Madeleine desapareció de la habitación que ocupaba junto con sus dos hermanos en el resort portugués mientras ellos cenaban acompañados de otra pareja amiga en un restaurante de tapas. Dicen que prefirieron dejar a sus hijos solos antes que aprovechar el servicio de baby-sitting y dejarlos acompañados de un extraño. Gerry McCann revisó la habitación alrededor de las nueve de la noche; Matthew Oldfield, un amigo del matrimonio, volvió a hacerlo media hora después, pero no quiso entrar: le bastó oír el silencio al otro lado de la puerta. Que las horas que el matrimonio estuvo con sus amigos continúen sin establecerse y que la única testigo que afirmó haber visto “a un hombre alejándose del Ocean Club cargando a un niño en piyamas” –idénticos a las que usaba Madeleine– fuera otra amiga de la pareja, hizo que la policía portuguesa comenzara a sospechar de los McCann recién a principios de agosto. Los detalles que revela el diario de Kate sólo se sumaron a una serie de pericias que van desde el hallazgo de sangre y pelos en la camioneta que la familia alquiló veinticinco días después de su desaparición hasta –como se dio a conocer esta semana– rastros del aroma del cadáver de Madeleine que un perro de la policía británica detectó en las ropas de la propia Kate McCann, quien tampoco se separa de un pequeño osito de peluche de su hija que la policía le reprocha haber lavado, dicen, para ocultar más pruebas.
Crimen por accidente. “Me están volviendo loca”, escribe Kate en su diario para sintetizar lo que sucede con sus tres hijos, quien además detalló en una entrevista reciente que “Madeleine estaba celosa de los mellizos y era capaz de llorar hasta dieciocho horas por día”. Ahora la hipótesis de la justicia portuguesa es que Madeleine murió por accidente a causa de una sobredosis de sedantes suministrados por su madre –según una pericia genética, el método habitual para calmar a la niña de cuatro años–, quien después convenció a su marido para hacer desaparecer el cadáver. Si, como creen los investigadores, lograron arrojarlo al mar de manera irrecuperable, la posibilidad de una acusación directa por el homicidio de su hija, sin esa prueba crucial, se vuelve inviable. Por otro lado, el abogado del matrimonio alega que las pruebas de sangre encontradas alrededor de los McCann tienen el patrón de Madeleine sólo porque pertenecen a sus hermanos.
Con sus teléfonos intervenidos, Kate y Gerry niegan haber participado en el crimen de su hija mientras el servicio social de Leicestershire, donde viven en Inglaterra, supervisa a sus otros dos hijos para constatar que no estén en situación de riesgo. “Nuestra hija fue raptada y la policía no debería renunciar a encontrarla viva”, insistieron esta semana.
El otro diario. Pero la policía portuguesa no sólo quiere registrar el diario de Kate. La laptop Apple blanca de Gerry también está en la mira y de acuerdo a los investigadores su contenido puede ser más crucial que el diario. Si para ocultar el cadáver de su hija los McCann necesitaron ayuda de alguien más –como da a entender la policía portuguesa–, la computadora podría revelar el contenido de los mails intercambiados entre Gerry y sus amigos en los últimos meses. De hecho, su laptop lo acompaña a todos lados y sólo el weblog sobre el caso Madeleine que él mismo actualiza casi diariamente (findmadeleine.com) tuvo más de cien millones de visitas desde el 3 de mayo.
Ese weblog funciona como su propio “diario” y, al calor de las últimas acusaciones contra su esposa, tras cuatro días de silencio que atribuyó a “días increíblemente ocupados y, por supuesto, increíblemente estresantes y emocionalmente agotadores”, Gerry todavía agradece a quienes rechazan “los rumores y salvajes especulaciones” contra Kate, que jamás se permitió una lágrima en público. Con la difusión de cada renglón del diario de la mujer, quienes le creen son cada vez menos.