Boca ya es el club más exitoso de todos. La Copa Libertadores que se trajo de Porto Alegre lo encarama al tope de la lista de coperos, con 17 triunfos internacionales, por delante del Milan italiano (16), reciente campeón de Europa. Pero la alegría deportiva también trajo billetes –muchos– e interrogantes: ¿es la marca Boca tan rendidora como el equipo?
Por lo pronto, el campeonato continental ganado trajo a la tesorería 2,4 millones de dólares de un saque. Y un plus de 400.000 pesos que pagó (cash) su principal auspiciante, la cadena de electrodomésticos Megatone. Además, Juan Román Riquelme –por cuyo préstamo durante cinco meses el club apostó 2 millones de dólares y se transformó en el pleno más grande del semestre– manejará un Toyota Corolla Fielder (valuado en 20 mil dólares) gracias a su consagratoria actuación en los dos partidos finales. Si bien el futuro del armador seleccionado es una incógnita, ya comenzó el “operativo seducción” para conseguir que el ídolo no se mude de la Bombonera. Por el resto de los mortales-jugadores ya hay ofertas de todos los colores y de los cuatro puntos del globo. Ante esto, la Comisión Directiva encabezada por Pedro Pompilio –Mauricio Macri está con licencia– decidió declarar intransferible a Pablo Ledesma y Ever Banega. A contramano de las generales de la ley, que hablan de la imperiosa necesidad de vender jugadores que tienen los clubes. Según un reciente informe de la consultora Deloitte, el 50% de los ingresos de los equipos argentinos provienen de las transferencias de sus futbolistas. El estado económico actual de Boca hace que pueda darse ciertos gustos. Como este.
Todo al topo. “Teníamos los billetes en el banco, necesitábamos un enganche y pensamos en Riquelme. Por suerte nos salió bien”, confesó Macri. Cinco meses antes, el mismo ingeniero había escuchado voces a su alrededor que lo criticaron por el gasto. Sin embargo, el jugador se pagó solo, a razón de 250.000 billetes norteamericanos por cada gol copero. Algo parecido sucede con los otros jugadores del plantel: el arquero Mauricio Caranta, por caso, es una de las revelaciones del torneo continental. De ser un ilustre desconocido para el público futbolero –sus clubes anteriores habían sido Instituto de Córdoba y Santos Laguna, de México–, el cordobés saltó, gracias a sus actuaciones, a la agenda de los principales clubes europeos. Como el catamarqueño Daniel Díaz o el paraguayo Claudio Morel Rodríguez. O como Rodrigo Palacio, por quien el Barcelona español tendría previsto ofrecer más de 20 millones de dólares.
La fiebre copera también llegará al merchandising, manejado por Boca Crece, una empresa ahora absorbida por el club. “Calculamos entre un 10 o un 20 por ciento de aumento en la facturación por los diferentes artículos que comercializamos, sólo en la Argentina”, dice a NOTICIAS Orlando Salvestrini, actual encargado de marketing del club y hombre fuerte de Boca Crece. “En total, el club factura un millón de dólares por año en merchandising, lo que lo convierte en líder absoluto en el país”, agrega. Y minimiza los beneficios que acarrean los éxitos deportivos: “A veces, una estrategia comercial en la adversidad –una derrota– puede ser más productiva que un triunfo. El fútbol es un mercado muy particular, en el que la lealtad de los clientes-hinchas está garantizada. Si vos sos de Racing, Boca o San Lorenzo, lo vas a seguir siendo. Sin importar que tu equipo gane, empate o pierda. El efecto potenciador de un éxito deportivo existe, pero no es decisivo a la hora de entender las razones de un aumento en la facturación”.
Embajador. La transferencia de Guillermo Barros Schelotto al Columbus Crew de la MLS norteamericana, por ejemplo, tendrá para Boca el mismo impacto que la Libertadores. ¿Cómo? “Estados Unidos es ‘el’ mercado: allá no hay falsificaciones en los artículos de merchandising y es una plaza muy previsible, sin altibajos. El Mellizo será el principal embajador en esa plaza”, explica Richard Willmott, ex vicepresidente de Relaciones Internacionales de Boca y actual vocal titular. Y agrega: “Hoy Boca está entre las siete marcas más importantes del mundo del fútbol, a la par de los españoles Real Madrid y Barcelona; los italianos Inter y Milan y los ingleses Manchester United y Liverpool”. Un dato: cada vez que Boca sale vía Ezeiza para jugar un partido amistoso de pretemporada, en sus cuentas ingresan 800.000 dólares, además de pasajes en primera clase y alojamientos pagos. Un cachet comparable al que percibe una selección nacional europea.
Puertas adentro, el fenómeno Boca se replica. La Bombonera empieza a quedar chica y el sentimiento azul y oro es más federal que nunca. “Hoy tenemos 300 peñas de hinchas en el interior del país. Y 3000 personas están en lista de espera para asociarse”, detalla Jorge Amor Ameal, presidente del Departamento de Interior y Exterior del club. En total, Boca tiene 58.210 socios, de los cuales 10.318 provienen del interior del país (17,7%). “En el exterior también se nota la explosión. Todas las semanas recibimos nuevos pedidos, y ya tenemos 17 peñas conformadas, incluyendo una en Israel, una en Costa Rica y dos en Japón”, añade el directivo. Amor Ameal siguió de cerca el proceso, que ya lleva una década: él fue el primer presidente de Boca Crece.
Ahora, el principal limitante para el crecimiento sostenido del club parece ser la Bombonera. Sepultado el debate acerca de su traslado, la disyuntiva que se abre es cómo hacer para ampliarla. En este sentido, la decisión de la FIFA de obligar a los hinchas a ver los partidos sentados conspiraría contra los intereses del club. “¿Cuántos estadios argentinos están preparados para que la gente vea los partidos sentada? Esta determinación va a echar a la gente de menos recursos de la cancha, porque la entrada no va a costar más 14 pesos, sino 14 dólares”, se queja Amor Ameal.
Bombonerazo. Por ahora, en el club descartan la idea de vender el nombre del estadio –a mediados de los ’90, cuando se encaró la remodelación de la Bombonera, se barajó la idea de llamar a la cancha “Estadio Andreani”–, aunque sí es factible la ampliación de los palcos. “No pienso en un súper estadio para 150.000 personas, pero sí en uno de 70 u 80 mil”, dice Willmott. En términos económicos, una casa más grande implicaría mayores ingresos por publicidad estática, mayor facturación por venta de comida en los puestos internos, y aumento de la recaudación en los partidos. Por ahora –y antes de la obtención de la Copa Libertadores– Boca renegoció todos los contratos. Estática Internacional, empresa que se encarga de todos los carteles rotativos en el estadio, pagará 1,5 millones de dólares por las temporadas 2006-2007 y 2007-2008. La tarjeta de crédito MasterCard pondrá 360.000 pesos por seguir siendo auspiciante del club, y Coca-Cola desembolsará 1,2 millones de pesos por tener presencia en la Bombonera. Deben agregarse, además, los convenios que ya estaban vigentes –ver infografía–: 6 millones de pesos hasta julio del año que viene aportados por Megatone (más un plus de 400.000 pesos por ganar la Libertadores y otro de 400 mil en el caso de que Boca se alce con la Copa Intercontinental en Japón) y los 8 millones de dólares por cuatro años que abona la norteamericana Nike por vestir a todos los equipos del club (hasta diciembre del 2007).
A partir de julio, la camiseta azul y oro tendrá un nuevo auspiciante: UNICEF, el programa para los niños de Naciones Unidas. “El contrato está cerrado, y se hace a través de Nike, que dona parte de sus ganancias a UNICEF. Con ese dinero, compra la publicidad en la manga”, cuenta Salvestrini. Si bien el directivo no quiso revelar las cifras, NOTICIAS supo que el acuerdo sería similar en cifras a lo que aportaba la fábrica de neumáticos Goodyear (400.000 dólares al año), antigua inquilina de la manga en la camiseta xeneize.
Como si fuera una vaca lechera, Boca acaba de sellar otro contrato con el grupo inmobiliario Solanas, que construirá un hotel temático en el barrio de San Telmo. Se inaugurará en 2009 y el club tiene garantizados 300.000 dólares anuales en concepto de regalías. Boca también se quedará con el 2,5% de la facturación del hotel, sus socios tendrán descuentos para alojarse allí y servirá de base para las concentraciones del plantel profesional.
Multicampeón continental. Rey de Copas y con una estabilidad financiera que, según sus directivos, envidiarían hasta los clubes extranjeros, la sexta Copa Libertadores parece ser un mojón más de un camino de éxito. ¿Hasta dónde puede llegar? Si bien Boca tiene un caudal de socios y simpatizantes comparables a los principales clubes europeos, su presupuesto equivale sólo a un 10%, si se lo compara con el del Real Madrid o el Barcelona. “La meta es poder acercarnos a ellos”, dicen en las oficinas de la Bombonera mientras brindan por un nuevo éxito. Y uno de sus dirigentes grafica el presente: “Boca es muy grande. ¡Si hasta sirve para ganar una elección!”.