Primer intento: “¿Sos modelo?”. En la playa Mariano de Mar del Plata, la multitud lo rodea. Es un enjambre de señoras mate en mano que descubrieron a lo lejos la cámara del fotógrafo y saben que ahí, saltando en la arena, hay un famoso. Y es un famoso en sunga. Segundo intento: “¿Sos actor?”. Las señoras sedientas de autógrafo arrecian y mandan a los chicos en avanzada. Que averigüen ellos de quién se trata. En el tercer intento, un gordito de 10 años pierde la sutileza y la paciencia: “¿Me vas a decir quién sos?”.
Hernán Piquín (37) se ríe. Después de rigurosos estudios de danza clásica y años en la compañía de Julio Bocca, hoy baila en “El gran burlesque”, la revista que reúne a María Marta Serra Lima con Juan Carlos e Iliana Calabró. Las señoras que se lanzan a retratarlo con el teléfono en la playa dicen que sí, que su cara les suena. La suya es una fama en aumento, pero él sonríe. Nunca había tenido tanta.
Hernán Piquín: Es una experiencia distinta. Cuando salgo del teatro, casi a las 3 de la mañana, todavía hay gente esperándonos en la puerta. Me gusta esta cosa más cercana que se da, la gente que se acerca a hablarte después de una función para decirte que lo hiciste emocionar. No me imaginé que podía pasar una cosa así cuando empecé a estudiar ballet clásico en el Teatro Colón, a los 10 años.
Noticias: ¿Cómo empezó a bailar?
Piquín: Tenía 4 años y les dije a mis viejos que quería hacer eso. Veía un programa de ATC que se llamaba “Noches de gala” y transmitía las funciones del teatro. Y yo me volvía loco, decía que quería bailar. Así que me mandaron a natación, a tenis, a gimnasia…
Noticias: ¿Para qué?
Piquín: Mis viejos dicen que era para ver si el baile era realmente vocación, pero yo creo que era para sacarme de la cabeza el tema.
Noticias: ¿No querían un hijo bailarín?
Piquín: No es eso. Querían ver si era serio. Cuando uno es chico se obsesiona cada dos días con algo distinto.
Noticias: ¿Fue un Billy Elliot, el chico de la película inglesa que le esconde al padre que quiere ser bailarín?
Piquín: Para nada. Cuando empecé, me apoyaron. Me levantaba a las 5 de la mañana porque vivía en Villa de Mayo y tenía 1 hora 40 de viaje. Y mi vieja me acompañaba, me iban a buscar en auto. Fue toda una movida familiar. Nadie de mi familia había bailado nunca, no sé de dónde lo saqué. Realmente creo que nací con esto. A los 16 años me fui a vivir a Londres, a los 17 estaba en París. Después volví y otra vez cinco años a San Francisco y a Italia. Volví al país recién en el 2002.
Noticias: ¿Cómo fue dejar su casa tan joven?
Piquín: Arranqué en Londres. Vivía en la casa de una familia que me hospedó por intercambio. Fue un desastre: no me dejaban estar solo en la casa, así que me hacían salir con ellos bien temprano y esperaba casi una hora en la puerta del English National Ballet, sentadito muerto de frío debajo de la nieve. Fue horrible y así estuvimos un año.
Noticias: ¿Nunca llamó pidiendo volver?
Piquín: Nooo. Me la banqué. Estaba haciendo lo que quería, no me importaba cagarme de frío. Mientras, terminaba el secundario a distancia con los textos que me mandaba mi mamá por fax. Me recibí: soy electricista.
Noticias: ¿Y sabe de verdad?
Piquín: ¡Claro! Si querés, te hago el cableado de tu casa, pero te aviso que la única que vez que lo hice fue para el examen con el que me recibí.
Noticias: ¿Aprovechó esa independencia temprana para el descontrol adolescente?
Piquín: Para nada, era la época de los skin heads en Londres y yo no podía creer cómo se emborrachaba la gente a la salida de la oficina. Yo no te voy a decir que no tomo, pero nunca en mi vida me puse en pedo y jamás probé drogas. No puedo perder el control de mi cuerpo, tengo esa disciplina del ballet. Es más, pasé la adolescencia sin ir nunca a bailar a un boliche.
Noticias: Una adolescencia poco habitual. ¿Tenía amigos?
Piquín: Tenía los del barrio y muchos del Colón, estábamos todos en la misma. En el ambiente hay mucho compañerismo. Lo vivo también ahora, con el teatro de revista: estoy íntimo con María Marta Serra Lima.
Noticias: Se dice que ella está fascinada con usted.
Piquín: Y yo la amo. Es un ser de luz.
Noticias: ¿Es cierto que lo invita a salir?
Piquín: (Se ríe) No, para nada. Yo creo que más bien me adoptó como hijo.
Noticias: Va a llorar cuando lea esto.
Piquín: ¡Pero ella tiene un hijo de 39 años y yo tengo 37! Estoy muy pendiente de ella, de qué está haciendo, hasta la acompaño al médico.
Noticias: ¿Cómo se siente en un espectáculo de revista?
Piquín: Bien. Yo no quise encasillarme como bailarín clásico. Por eso me animé incluso a la actuación, acepté hacer “Aniceto” con Leonardo Favio y entré a una novela en Telefe.
Noticias: Muchos bailarines lo deben haber criticado.
Piquín: Muchos. Incluso compañeros del Colón. Yo llegué a ser bailarín principal, pero hubo un momento en el que el Teatro no me dio lo que yo estaba esperando. La carrera es muy corta y bailábamos poco. Ahí fue que decidí irme a los Estados Unidos. Me instalé en San Francisco y bailé como un descosido, de todo. Ya estaba también con Julio Bocca, que fue pionero en la mistura entre lo clásico y lo contemporáneo. Ahí dije: esto es lo mío.
Noticias: ¿Por qué volvió a la Argentina?
Piquín: Pensé que me iba a quedar en los Estados Unidos. Pero pasó lo de las Torres Gemelas y desapareció la tranquilidad que estaba buscando. Mi compañía estuvo a punto de cerrar contrato para bailar en el winter garden de las torres: el atentado me hubiese encontrado ensayando. Cambió todo. Yo vivía en San Francisco. Un día iba cruzando el puente y de pronto se paró el tránsito, la gente salía de los autos y empezaba a correr. Prendo la radio y decían que había una bomba en el Golden Gate. Quedé en el auto encerrado, esperando y preguntándome: ¿qué hago acá?. Entonces, volví.
Noticias: ¿Y su vida personal?
Piquín: Viajar tanto te complica, pero lo lográs. Estoy en pareja hace casi cinco meses. Es reciente, así que no quiero contar mucho todavía. Pero me doy cuenta de que, cuando querés, encontrás el espacio para estar con alguien.
Noticias: ¿Hay que tener mucha amplitud mental para pasar de la compañía de Julio Bocca a bailar con Iliana Calabró?
Piquín: Realmente no me siento ni más ni menos que nadie. Soy un bailarín común y corriente y no me cambia con quien bailo. Iliana es una mina muy talentosa y se anima a todo. Eso es bárbaro.
Noticias: ¿Es cierto que lo llamaron para “Bailando por un sueño”?
Piquín: Es cierto y dije que sí. Me interesa ver cómo capitalizar la popularidad que me va a dar estar en esa pantalla.
Noticias: ¿Les teme a los escándalos? ¿Se banca que lo juzgue, por ejemplo, Ricardo Fort?
Piquín: Soy una persona que no hizo su carrera con escándalos y no lo voy a hacer ahora, que estoy en el final. Voy teniendo claro que es un show y que lo que voy a hacer es buscar popularidad para llenar el teatro y acercar el ballet a un público que no llega al Colón.
Noticias: ¿Fue desde que se reinauguró?
Piquín: Fui cuando estaba en obra y lo vi después. Quedó divino, pero no se hicieron muy bien las cosas: tuvieron que cepillar las puertas originales porque el edificio cedió con la obra y ya no entraban. Y el escenario es duro: una amiga tuvo que operarse el pie porque se lo fracturó bailando en ese piso. Lo van a tener que arreglar. El cuerpo de baile son unos 180 bailarines, es mucho dinero en sueldos como para tenerlos sin hacer nada.
Noticias: ¿Gana bien un bailarín?
Piquín: Si tenés un sueldo, no está mal. Yo soy freelance: si no bailo, no cobro. Y ojo con que te vayas a lastimar. Julio llegó a tener las piernas aseguradas por un millón de dólares. Yo estuve asegurado cuando vivía en Italia: eran unos 150… pesos (se ríe). Nah, eran 150.000 euros y yo pagaba unas cuotas de 70 por mes. Medio gracioso.
Noticias: ¿Le da ansiedad el retiro?
Piquín: No. He bailado tanto y en tantos lugares, que no me afecta. Sé que es algo que, como mucho, llega entre los 45 y los 50, me quedan unos años. Cuando deje, voy a seguir involucrado en el arte. Tal vez en la dirección de algún ballet. Aunque lo que más me gustaría es un restaurante.
Noticias: ¿Ser dueño de un restaurante?
Piquín: ¡Y ser el cocinero! Cocino bárbaro, te hago lo que quieras: Strogonoff de pollo es mi especialidad. Vivir en otros países me dio mucha amplitud gastronómica y me gusta crear, aunque para mí hago una ensaladita y listo. Y me gusta la carne seca, quemada tipo suela.
Noticias: No es muy buena promoción.
Piquín: Ay, sí: ¡no lo digas así! A mí me gusta quemada, pero para los demás puedo llegar a cocinar la carne a punto.