Nunca antes en la historia argentina un científico había llegado al Gabinete. Pero para Lino Barañao (52), doctor en química, padre de las primeras terneras clonadas programadas para dar remedios en la leche y futuro titular del nuevo Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, la designación de Cristina Kirchner es un “castigo divino”.
Barañao lo explica riendo, entre sorbo y sorbo de mate: “A comienzos del 2003, dije en un seminario que había perdido las esperanzas de que un gobierno reivindicara a la ciencia y la tecnología como un valor importante, y que me iba a dedicar a la actividad privada. Fue como una Ley de Murphy al revés. Ahora, por hablar de más, tengo que cumplir con esta función”.
Respetado por sus colegas por su trayectoria en ciencia y su experiencia en gestión como presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica, el hijo de un empleado y una maestra va a manejar en el 2008 un presupuesto de 450 millones de pesos. Pero no se marea. Cuando Alberto Fernández anunció su nombramiento, estaba dando clases de bioética en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, donde tiene un cargo docente de dedicación simple. Y confiesa un “síndrome de abstinencia” que lo hace visitar su antiguo laboratorio del Conicet una vez por semana. Sin embargo, se rebela contra el arquetipo del investigador estoico, usable y no comprometido. “Para un científico, generar riqueza también debe ser una actividad moral”, sentencia.
Noticias: ¿Le sorprendió que Ciencia y Técnica pasara de secretaría a ministerio?
Lino Barañao: Fue una grata sorpresa, y satisface una vieja aspiración de la comunidad científica. Antes, los presidentes hablaban de la ciencia y la técnica como un renglón de rigor en el discurso inaugural, y luego los investigadores pasaban a ganar 50 dólares por mes y nadie se rasgaba las vestiduras. A partir de la asunción del gobierno actual se jerarquizó la actividad, y hemos llegado a un momento de madurez que permite hacer este cambio.
Noticias: ¿Piensa aumentar el porcentaje del PBI destinado a esta actividad?
Barañao: Eso está contemplado en la Ley de Financiamiento Educativo (promulgada en enero del 2006). Pero, en realidad, lo que más nos interesa es el uso eficiente del presupuesto. Nuestra misión es obtener la mayor cantidad de información útil del sistema científico y tecnológico y tratar de que las empresas incorporen tecnología para aumentar la competitividad. Que se modifique gradualmente la matriz productiva del país y que aumente el número de empresas de base tecnológica, sobre todo en el área del software, la biotecnología y la nanotecnología, donde nos podemos ubicar en una posición razonablemente competitiva. Ellas son las que van a derramar empleo.
Noticias: ¿Qué medida concreta piensa tomar para aumentar la participación de los científicos en el plano productivo y el desarrollo económico?
Barañao: Ya hemos iniciado una serie de acciones concretas. Tenemos unos proyectos integrados o “clusters” que estamos financiando a través del Fontar (un fondo oficial para Pymes), que implican aglomerados donde confluyen, por un lado, las empresas, y, por el otro, el sector científico-tecnológico que aporta soluciones. Incluso estamos pensando en impulsar herramientas que nos permitan financiar proyectos de más de 10 millones de dólares, destinados, por ejemplo, al desarrollo de turbinas eólicas, la construcción de reactores nucleares, o la adaptación de la infraestructura de producción de medicamentos para que se puedan exportar.
Noticias: Una queja clásica de los científicos es que los funcionarios no los consultan sobre temas importantes, como la crisis energética, el problema del transporte o la contaminación de las pasteras. ¿Ahora van a ser más escuchados?
Barañao: Yo no soy un funcionario de carrera: hace cuatro años estaba en un laboratorio y dando clases, y conozco en carne propia muchos de estos reclamos. Pero el hecho de que haya un científico en el Gabinete empieza a ser una clara señal de cambio.
Noticias: ¿Se va a aprovechar la capacidad instalada y los recursos calificados para producir vacunas o medicamentos?
Barañao: Estamos financiando desde la Agencia un proyecto para que la Universidad de La Plata fabrique la vacuna triple, y algunos otros. Pero hay que tener el recaudo de aportar fondos para aquellos emprendimientos que involucren una real innovación tecnológica y que generen puestos de trabajo. El Estado no debería salir a competir con la industria local. No tiene sentido afectar un laboratorio de una universidad pública para elaborar aspirina o antibióticos de escaso valor, porque eso no es una señal de independencia, sino una economía de posguerra. Y ya salimos de esa situación.
Noticias: ¿El científico tiene que producir conocimiento o producir tecnologías?
Barañao. Es una falsa opción. Yo creo que hay que “pasteurizar” la ciencia: volver a la forma de hacer ciencia de Luis Pasteur, quien hizo investigación básica pero también solucionó problemas concretos al mismo tiempo. Uno no siempre sabe qué puede solucionar con lo que está haciendo, pero lo que no puede es eludir la responsabilidad de prever las consecuencias (de las investigaciones).
Noticias: ¿Faltan científicos o sobran?
Barañao: Faltan. Cuantitativamente, nos falta para llegar a una meta compatible con el porcentaje del PBI que se asigna a la actividad. Cualitativamente, hay áreas de vacancia, como la del software, donde faltan profesionales que hagan desarrollo innovador, de punta. Y también necesitamos “traductores” que vinculen la creación de conocimiento con el sector productivo, para no mantener la esquizofrenia de contar con ciencia de punta y una industria que compra la tecnología en el exterior.
Noticias: ¿Cómo se pueden cultivar las vocaciones científicas?
Barañao: Si continuamos con el arquetipo de Leloir, con su guardapolvo gris sentado en una silla atada con alambres, difícilmente motivemos a algún joven. Esa imagen fue conveniente en un período: la del investigador estoico, usable y no comprometido. Pero hoy por hoy un científico debe verse como un individuo que realiza un trabajo digno, que implica un desafío cotidiano, que puede contribuir efectivamente a mejorar las condiciones de vida del país. Y que asume que crear riqueza es una actividad moral.
Noticias: Usted es el primer ministro de este gobierno que concede un reportaje a esta revista en varios años. ¿Va a cambiar cuando asuma?
Barañao: No. En mi condición de investigador, siempre consideré que era mi obligación atender a los medios, porque el derecho a la información es fundamental. La investidura no tendría por qué hacerme cambiar de actitud.