Luis D’Elía tiene la mano izquierda vendada. Dice que se quemó con la pava mientras tomaba mate con amigos. “Me hice moco”, suspira, y se acaricia la venda en su nuevo bunker de Pueyrredón y Rivadavia, en el barrio porteño del Once.
No es lo único que quema a D’Elía por estas horas. En su última edición, NOTICIAS publicó el anticipo del libro que el periodista Gerardo Young escribió sobre el piquetero oficial, “Negro contra blanco”. Allí se contaba cómo D’Elía había burlado los controles de Ezeiza con un bolso de cuero gastado que contenía 1 millón de dólares. Según la investigación, era plata del gobierno de Cuba para que el piquetero y ex funcionario kirchnerista movilizara a su gente y a otras organizaciones para la contracumbre de Mar del Plata de noviembre del 2005. Allí, el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y Diego Maradona, entre otros, repudiaron la presencia del presidente George Bush en la cumbre oficial –también en Mar del Plata– y desaprobaron el proyecto estadounidense del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Es decir, D’Elía había ingresado al país proveniente desde Cuba con un bolso de mano repleto de plata negra, y a bordo de un Air Jet de doce plazas rentado por el gobierno de Venezuela, con el diputado kirchnerista Miguel Bonasso y varios militares cubanos como acompañantes. Las similitudes con el Valijagate de Guido Antonini Wilson son notables, pero D’Elía tuvo más suerte: nadie detectó la millonaria encomienda en los controles del aeropuerto de Ezeiza. De lo contrario, le habrían labrado un acta por ingreso ilegal de divisas, como le ocurrió a Antonini.
El bolso y su contenido, según la investigación, terminaron bajo la cama del piquetero y por entonces subsecretario de Vivienda y Hábitat Social, quien en esta entrevista con NOTICIAS asegura que no se quedó con un solo billete. Lo que equivale, claro, a confirmar que la plata existió. Pero no hay comprobantes que demuestren en qué forma fue gastada o si una parte quedó en manos de alguien.
D’Elía se acaricia la mano vendada y muestra las fotos de su viaje a Cuba. Había llegado a La Habana el 19 de octubre del 2005, junto al diputado Bonasso y en representación informal del gobierno K. “Acá estoy con Fidel, en esta otra con el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, y este es Silvio Rodríguez”.
Noticias: ¿Las fotos son de aquel viaje que se menciona en el libro de Young, cuando a usted le dieron 1 millón de dólares?
D’Elía: Del libro no voy a hablar, cada uno tiene derecho a escribir lo que quiera.
Noticias: El libro afirma que el gobierno de Cuba le dio US$ 1 millón para financiar la cumbre contra Bush en Mar del Plata.
D’Elía: Sí, ¿y qué? Pero no nos quedamos con nada. ¡Hay que llevar 2.000 micros a Mar del Plata como hicimos nosotros!
Noticias: ¿Se repartió dinero sólo entre sus militantes de Federación de Tierras y Viviendas, o había además otras organizaciones sociales?
D’Elía: ¡Todas las organizaciones sociales llevamos! ¡Todas!
Noticias: Entonces lo del bolso de 1 millón de dólares es cierto.
D’Elía: (Sonríe). Mirá, no me hagan hablar… De lo que se cuenta en el libro, el 95 por ciento es cierto. Fue así.
Noticias: ¿Cuál es el 5 por ciento erróneo?
D’Elía: No voy a hablar del libro.
Noticias: ¿Se da cuenta de que es un delito contrabandear 1 millón de dólares de plata negra por Ezeiza?
D’Elía: (Se sobresalta). ¿Delito yo? Ojo con lo que decís, te estás tirando a una pileta muy grande…
Noticias: Es como lo de Antonini. La Justicia argentina lo acusó de contrabando y luego de lavado de dinero.
D’Elía: ¿Y a vos quién te dijo que la plata la pasé yo por Ezeiza?
Noticias: Si no fue usted, ¿quién?
D’Elía: (Misterioso). Puede haber sido algún diplomático el que pasó la plata…
Noticias: En el avión sólo iban usted, Bonasso y militares cubanos. ¿No se da cuenta de que es un delito traer 1 millón de dólares de contrabando?
D’Elía: No sé, no me consta.
Noticias: ¿Por qué lo acompañó Bonasso?
D’Elía: Ja. Eso preguntáselo a él.
Noticias: ¿Por qué el avión lo rentó el gobierno venezolano?
D’Elía: No voy a hacer comentarios.
NOTICIAS llamó al diputado Bonasso para conocer su versión, pero no hubo respuesta. Sus secretarios se mostraron alterados por la revelación de la historia del bolso millonario de D’Elía en el número de la semana pasada. Por la época de la contracumbre marplatense, en noviembre del 2005, esta revista había interrogado al piquetero oficial por su rol en la movilización de los militantes kirchneristas. Aquella vez no quiso revelar de dónde salía el dinero para esa tarea, pero reconoció que alquilar un micro rondaba los 1.500 pesos. El cálculo indica que si llevó 2.000 micros como él afirma, se gastaron 3 millones de pesos. O en dólares, según el valor de cambio de la época: 1 millón, como el que trajo desde Cuba. ¿D’Elía se quedó con una parte del dinero negro? Él jura que no. Y la investigación de Young afirma: “Dirigentes de otras organizaciones sociales fueron visitando la casa de D’Elía. Llegaban con lo puesto y se iban con 50.000, con 100.000 dólares, a cambio de la simple promesa de micros, de multitudes movilizadas hacia Mar del Plata”.
Noticias: En el libro se afirma que usted llevó la plata a su casa de La Matanza, y que la escondió debajo de su cama.
D’Elía: (Se ríe). ¿Y cómo sabe eso el autor del libro? ¿Vive en mi casa?
Noticias: ¿Lo desmiente?
D’Elía: No, no. Yo no desmiento ni confirmo nada.
Noticias: ¿Cómo que no confirma nada? Recién dijo que el 95 por ciento de lo publicado es verdad.
D’Elía: Basta. Ya te ayudé demasiado.
El piquetero sonríe y se despide con un apretón de manos, como si acabara de confesar una simple travesura.
La valija de Antonini fue el escándalo de corrupción más resonante de la era K. El bolso de cuero de D’Elía puede convertirse en una digna segunda parte.