El tipo robó. Libros, pero robó. Fumó marihuana. Pagó para debutar en la cama. Le debe (y agradece) a Bernardo Neustadt el primer lugar en la profesión. Militó en el socialismo. Se exilió. Fue corresponsal de guerra. Triunfó. Volvió al país. Lo procesaron por aquello del pito largo o pito corto en cámara. Eso, y varias otras cosas, confiesa Pepe Eliaschev en su nuevo libro, al que bautizó “Me lo tenía merecido”. Cruzó de vereda y contó, en vez de su consabido “esto que pasa”, una versión absolutamente subjetiva, un “esto que me pasó”.
Desde hace 22 años, vive en una regia casa en alto del barrio de Congreso. Tiene cuatro paredes tapizadas con bibliotecas, desde el techo al piso, y calcula sus libros por metro cuadrado. En su propio living, pide permiso para fumar (“¿Se permiten fotos con alguien fumando?”, pregunta) y se excusa: no es un devorador de atados, pero le dieron ganas. Sin embargo, se agita cuando sube y baja el piso y medio de la escalera de mármol. Acepta sin chistar un cambio de ropa y, anfitrión solícito y sabedor de lo noticiable, le propone a la fotógrafa: “Este es un León Ferrari original que te puede interesar. ¿Querés que hagamos una con este fondo?”. Se reconoce geminiano hasta la médula en una convivencia forzosa del bien y el mal, la cal y la arena, la cara y la ceca. Traga saliva y hace silencios largos cuando da cuenta de su historia, pero afila los dientes y se refriega las manos cuando habla del gobierno y del país. Lo que sigue es la radiografía de un animal de la palabra.
Noticias: ¿Cómo fue zambullirse en sí mismo para escribir sus memorias?
José “Pepe” Eliaschev: Fue una vuelta de tuerca sobre la naturaleza del oficio. Yo estoy acá para contar lo de otros, no lo mío.
Noticias: Entonces, ¿cómo vivió la experiencia de convertirse en personaje?
Eliaschev: No sé si me animaría a usar la palabra personaje… pero creo que lo hice desde el momento en que acepté que mi peripecia amorosa, erótica, política, profesional, familiar y étnica era la de muchos. Así como combato cuando alguien me dice que se identifican con lo que digo, en este caso creo que narro una historia que han vivido muchos. Acepté ponerme como centro porque no era solamente yo.
Noticias: ¿Cuánto de su historia quedó afuera?
Eliaschev: Menos de lo que parece. Es un desnudo casi total, apenas me dejé una hoja de parra (se ríe).
Adrede, recorre más su ser hijo que su ser padre de Nicolás (34) y Tomás (31), marido de Victoria y abuelo de María (7). Cuenta cómo a los 17 años fue el centinela de la mercadería en la quebrada tienda de telas de su padre. El intento frustrado de debutar sexualmente a los 14 con la mucama. Su infancia como una bronquitis eterna. Sus primeras crónicas periodísticas cuando, a los 10 años, escribía en un anotador las batallas de peronistas y gorilas. Se anima a transitar el dolor por la muerte de su única hermana en el 2003, y las vidas de sus antepasados que, dice, forman parte de su cuerpo.
Noticias: ¿Qué era lo que se merecía?
Eliaschev: Por un lado, que mis descendientes leyeran mi historia. Por otro, tomar a la lengua castellana sin ninguna obligación periodística. Aun cuando mi condición de periodista funciona las 24 horas. Buscar los orígenes de mis bisabuelos, por ejemplo, fue embriagante… la artesanía periodística y la capacidad de jugar con el pasado se combinaron en una sola cosa. Me tenía merecido gozar mucho con las palabras.
Noticias: Alude al libro como un legado a sus hijos y nieta.
Eliaschev: Es que soy yo el que conocí a mis abuelas rusas, el que comí lo que ellas cocinaban. Yo tengo el sabor de la infancia en mi paladar. Fue un mandato. Soy de los que valoran mucho las experiencias, las atesoran, las preservan. Con esto, zurcí mi historia.
Noticias: ¿Qué epitafio le correspondería?
Eliaschev (piensa): “Peleó contra la catástrofe, perdiendo y ganando”. La gran calamidad es una marca, que tipos como yo llevamos desde mucho antes de haber nacido, como hijos, como nietos. Esa herencia está presente en mí como una sensación de que hay un cielo cubierto permanentemente, que se despeja para volver a cubrirse.
Noticias: ¿Cuál fue el peor capítulo de su vida y cuál el más logrado?
Eliaschev: Creo que el mejor fue cuando en el ’74 me llevé a mi mujer y a nuestro primogénito de la Argentina, cuando dije: “Nos van a matar”, quemé todas las naves y me fui a la mierda. Ese fue el espasmo de vitalidad. Mucha gente no se dio cuenta, se engañó, no tuvo lucidez, no tuvo ganas, no tuvo posibilidad, no tuvo suerte y se la llevaron puesta. Y lo digo y me estremezco. Lo peor, supongo que el haber sobredimensionado mis problemas en muchas ocasiones y pensar que eran el prólogo de la catástrofe final.
Noticias: ¿Hoy lo vive distinto?
Eliaschev: Peleo para vivir diferente. Pero el cielo está despejado y aparece la nube arriba mío…. Es un invento mío, no es culpa de nadie.
Noticias: ¿Qué es esa nube?
Eliaschev: Es la amenaza, que creo debe ser por legado genético, de que en algún momento todo se termina.
Noticias: Eso no deja disfrutar demasiado, ¿no?
Eliaschev: Ese es el tema central. Soy protagonista de mi vida, pero peleo con fantasmas permanentes.
Noticias: ¿Qué autocrítica hace de sus casi 45 años de profesión?
Eliaschev (silencio): Hay algunos episodios que manejé de un modo fundamentalista, pero el arrepentimiento es una palabra muy fuerte que yo no usaría. Pero claro que metí la pata con varias mujeres y empresas, y también en política.
Noticias: ¿Ser su propia empresa le dio más libertad o se la restringió?
Eliaschev: Todos los días me enorgullezco de ser mi propio productor, pero también me lamento por no ser un soldado y cobrar un sueldo a fin de mes. Soy una persona de sentimientos contradictorios. Además, en este país hacer esto es duro y está cruzado por algo que me destroza: que me juzguen no por los méritos específicos sino por cercanías políticas, personales, circunstancias… entonces, que te vaya bien o mal deja de tener que ver con el producto que hacés. Lo que ha pasado con mi trabajo en radio durante la gestión kirchnerista es claramente eso.
Noticias: ¿Qué ganó y qué perdió cuando a fines del 2005 lo sacaron del aire de Radio Nacional?
Eliaschev: Esta gente me hizo dar cuenta cuán en serio iba la cosa. Hasta ese momento no terminaba de entender la incidencia que tenía un comentario o una columna. Aquella fue una medida claramente de revancha política, pero también generó algo inolvidable: muchos que me acompañaron en el lanzamiento de mi libro, “Lista Negra”.
Su vida privada se deposita en detalles: el escudo de Racing, las fotos en blanco y negro de sus padres, la música clásica sonando. Dice que la Argentina lo desespera y reivindica su condición de exiliado que eligió volver, como un valor agregado de su palabra.
Noticias: ¿Cómo definiría ideológicamente al gobierno K?
Eliaschev: El kirchnerismo es una versión criolla y devaluada de las formas más primitivas del autoritarismo. Pero los Kirchner no son nuestro problema sino el nombre de un rasgo patológico de la condición argentina. Esta es una sociedad de una enorme negligencia democrática. Estamos dispuestos a pensar que Felipe Solá nació ayer en la clínica Suizo Argentina y que es un rozagante bebé que pesó 3,400 kg y se llama Felipito y nunca tuvo historia… esto es un problema argentino.
Noticias: ¿La sociedad carece de memoria?
Eliaschev: Soy tóxicamente duro con mi país. A mí nadie me puede quitar el derecho a opinar sobre la Argentina, porque yo decidí volver. Cuando en el ’84 traje a toda mi familia, fue una decisión estratégica: soy periodista, mi voz se conoce, esta es mi sociedad.
Noticias: Así como al principio, Cristina Kirchner quiso emular a Evita, ¿está cada vez más cerca de ser comparada con Isabelita?
Eliaschev: Yo no la quisiera comparar con Isabelita porque se trata del ícono de una época fatídica, y hasta por haber vivido lo que viví, por haber hecho los desastres que hicimos como generación…, pero es claro que ella no conduce el país. La conducción estratégica está en manos de su marido.
Noticias: ¿Se la hacen más difícil por ser mujer?
Eliaschev: No, eso es una caricatura. Ella misma encarna los más emblemáticos tics de la mujer tradicional.
Noticias: Se refiere a ella diciendo “la presidente Cristina”, ¿la semántica es una forma de provocación?
Eliaschev: Es que ese demagógico “argentinos y argentinas”, “plomeros y plomeras”… Siempre fui sensible a los temas de género. Pero tengo una gran capacidad para advertir cuando algo es artificial y creo que en Cristina hay una cuota de artificialidad realmente dominante.
Noticias: ¿Cómo imagina los próximos meses para el país?
Eliaschev: Otra vez aparece la nube… Los últimos hechos del Gobierno son una exhibición de imprudencia y prepotencia fenomenal. La imprudencia, en un país tan endeble como la Argentina, es la madre de todas las tragedias.