A Rafael Ferro lo incomoda dar entrevistas. O al menos eso asegura: “Está bueno tener una charla interesante, pero no me gusta cuando la nota sólo sirve para llenar espacio en una revista”. Esa premisa, la de no ocupar espacios en vano, también parece haber guiado el rumbo de su vida: Ferro fue jugador profesional de squash en Alemania hasta los 25 años, y en el apogeo de su carrera, cuando se dio cuenta de que el deporte ya no lo hacía feliz, volvió a la Argentina para estudiar teatro. “Cada tanto, hay que reinventarse, romper todo y empezar de nuevo, así me pasó con el squash y me puede llegar a pasar con esto”. Con “esto”, Ferro se refiere a la profesión de actor, que lo llevó a su desopilante personaje de “LaLola”, la exitosa tira de América.
Noticias: ¿Te aburriste de la actuación?
Rafael Ferro: No me aburrí. Disfruto del trabajo, pero no del entorno. Todo es muy hipócrita. Se dicen pavadas, hay mucho circo. También me molesta la forma en que está medido el triunfo. Parece que el éxito es sólo tener rating y ganar plata. Al que piensa eso, yo le diría “retirate y producí una película en serio”. Hay muchos que ya tienen millones y lo podrían hacer.
En “LaLola”, Ferro encarnó a Gastón Sac, el primer personaje cómico de su carrera. Después de interpretar papeles serios en tiras como “Resistiré” y “El tiempo no para”, y de actuar en películas “de autor” como “El buen destino”, siente que el público le agradece el hecho de hacerlo reír.
Noticias: Tu personaje empezó siendo más serio, ¿le agregaste cosas tuyas?
Ferro: Es que al principio viene el guionista y te dice cómo tiene que ser el personaje. Como cuando el técnico le dice a un futbolista “parate en la derecha”, pero cuando la pelota se mueve ya empezás a jugar vos. Uno, al principio, obedece, y después empieza a meter lenguaje propio.
Noticias: ¿Qué te dice la gente en la calle?
Ferro: Me tiran buena onda, pero yo extraño el anonimato. No podés darte el permiso de estar borracho en ningún lado… Y a mí me gusta preservar la intimidad.
Noticias: ¿Sentís que les cuesta despegarte del personaje?
Ferro: Sí, eso pasa. Muchos no creían que podía ser un tipo divertido, inclusive mis compañeros me veían muy serio, muy formal.
Noticias: ¿Y vos te veías parecido al caricaturesco Gastón?
Ferro: Te diría que soy ciclotímico. Me la paso cagándome de risa en los pasillos, pero tengo mi parte melancólica, depresiva. Soy tímido, pero cuando me conocés, parezco insoportable y excesivo. Yo me defino como un payaso negro, porque me gusta mucho el humor, pero cuando caigo voy hasta al fondo… Ahora no puedo caer tanto, porque tengo tres hijos.
Lorenzo (9) y Matilda (6) son fruto de una pareja anterior. A Antonio (seis meses) lo tuvo junto con Rosario, su actual mujer, montajista de cine. Rafael vuelve a mencionarlos cuando hace un balance de su carrera.
Ferro: Estoy conforme. Aunque siempre está la disyuntiva de cualquiera que trabaja con algo creativo. Uno, cuando empieza, dice: “Voy a hacer cine ruso”, y termina haciendo televisión. A veces pienso: “No hago tele nunca más en mi vida, cumplí un ciclo”. Pero sé que tengo tres hijos y en algunos casos hay que transar.
Noticias: Si hoy te retiraras ¿qué harías?
Ferro: Me encantaría ser director de cine, pero le tengo demasiado respeto al oficio. Viste que ahora dirigen todos, todos escriben guiones… Volví a jugar al tenis, y si pudiera retroceder 15 años volvería a dedicarme a eso y dejaría la actuación.
De tanto planificar futuros novedosos, Ferro ve su época anterior a la actuación como si la hubiera vivido otra persona. De aquella etapa surge el recuerdo de su relación con las drogas y el descubrimiento de su histrionismo: “Era un niño burgués, rico. Jugaba al tenis y después al squash en Primera, me contrataron de un club de Alemania. Tenía talento, pero me gustaba mucho la farra, y mi relación fuerte con las drogas fue al final de esa época”.
Noticias: ¿Cómo convivían el deporte y las drogas?
Ferro: Convivían como dos extraños. Yo era muy bardero. Encima, me fui a Europa en la época del boom del éxtasis, y yo tenía la filosofía de que para desechar tenés que probar todo. Combinaba entrenamiento con boliche y pasaba de largo. Fueron años salvajes, muy divertidos. Volví para estudiar teatro. Y en las primeras clases, me dije: “Esto es un caño”. Ya en la última etapa del squash, entregaba un show: me peleaba, hacía bardo, mostraba el culo…
Dos años atrás, Ferro protagonizó “Squash”, una obra de teatro autobiográfica dirigida por el escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky. La relación entre ambos había comenzado en el 2004, cuando Ferro protagonizó “Ronda nocturna”, una película de Cozarinsky. “Pese a la diferencia de edad, nos hicimos compinches –cuenta Rafael–. Él me mostraba su noche, la milonga, y yo lo llevaba a Club 69. Éramos como adolescentes … Y se le ocurrió que yo contara en escena mi propia vida”.
Noticias: ¿Cómo fue la experiencia?
Ferro: Muy intensa, y me generó problemas psicológicos. Porque me representaba todos los días, y había un actor haciendo de mi mamá, otro de mi papá… Entonces tuve mis problemas, que los tengo siempre, pero en ese momento más.
Noticias: ¿Qué opinaron tus padres?
Ferro: No la vieron, porque hablaba mal de ellos: no me iba a perder la oportunidad. Pero se enteraron. Fue fuerte, porque se quiso contar toda mi vida, pero en realidad no se enfocaba en nada.
Noticias: ¿Qué cosas hubieras preferido no contar?
Ferro: Es que contaba todo. Estaba muy expuesto: había una línea de merca que ocupaba todo el ancho del escenario y yo la tomaba toda… Ahora me pregunto qué necesidad había. Yo soy medio explosivo y salió así, muy amarillista contra mí mismo.
Rafael se muestra especialmente a gusto cuando la charla ancla en una de sus pasiones: la literatura. Confiesa que se siente un escritor frustrado, menciona los últimos libros que leyó, pregunta por títulos que aún no conoce y cuenta que en homenaje a Antonio Di Benedetto, su escritor favorito, bautizó Antonio a su hijo menor.
Noticias: ¿Algún día te animarás a publicar lo que escribís?
Ferro: Me encantaría hacerlo, pero con un seudónimo, para no engancharme con esta moda de actores-que-escriben. Tendría que ponerme otro nombre, salvo que hiciera una especie de diario del submundo de la actuación con las cosas más oscuras del ambiente: drogas, sexo… Tengo cosas bastante jugosas y heavies, sobre todo lo que no se ve, lo que pasa en las bambalinas, en los pasillos. Tendría que tomarme el trabajo de escribirlo bien, y ahí sí pondría mi nombre.