Que los niños tengan posibilidad de acceder a salud, educación y pobreza”. La frase podría ser un lugar común de un político en campaña. Pero no es el caso. Pertenece a Lautaro García Batallán y la eligió por exclusivos motivos humanitarios. Si alguien pensó que sólo Antonito y Aíto de la Rúa subsisten por ser parte del entorno de Shakira, se equivocó. El ex viceministro del Interior de Fernando de la Rúa dio muestras de eso esta semana: es el nuevo sushi filantrópico de la cantante colombiana.
Sucede que García Batallán es el flamante director ejecutivo de la Fundación ALAS (América Latina en Acción Solidaria), el megaproyecto benéfico que encabeza la cantante Shakira, junto a un sinnúmero de artistas latinos, para mejorar las condiciones para la niñez del continente. Su debut público fue el 12 de diciembre en Panamá, en el lanzamiento del proyecto. Pero, ¿cuál fue el camino que recorrió García Batallán para recalar en ese lugar? ¿Cómo llegó un ex funcionario del grupo sushi a codearse con la crème de las estrellas latinas bienintencionadas, como Diego Torres, Ricardo Montaner, Miguel Bosé o Ricky Martin? Parece un verdadero acto de solidaridad.
Caminos. Si ahora la carrera de García Batallán está ligada, en parte, al mundo de la música, cabe recordar que desde su pasado en la política arrastra algunas desafinaciones. En 1998, cuando era el joven jefe de la bancada radical de legisladores porteños, las luces mediáticas se posaron en él. Un asesor de su confianza fue filmado con cámara oculta en pleno pedido de coimas a un empresario por un contrato publicitario. El escándalo tomó tal dimensión que forzó a García Batallán a tomarse licencia. Un antecedente que no impidió que tiempo después fuera ungido con un cargo de viceministro del Interior, con la llegada de De la Rúa a la presidencia. “Lautaro siempre tuvo el don de la ubicuidad. Con la Alianza, ser sushi tenía sus privilegios y él los supo aprovechar”, explica, con cierta ironía, un ex funcionario que lo conoció de cerca.
Cosas del destino, la política le volvió a hacer vivir un mal trago. Como todo el gobierno de De la Rúa, García Batallán fue eyectado del poder en el 2001, helicopterazo presidencial mediante. Y de allí en más, probó suerte en los ámbitos más variados. Aunque el éxito se le siguió negando. Trabajó para Daniel Hadad en Canal 9 y asesoró a Francisco De Narváez en la campaña presidencial de Carlos Menem para el 2003, asociado al publicista sushi Carlos Souto. Pero los resultados no fueron los esperados y hubo que cambiar de rumbo.
“Después del fracaso de la Alianza, varios sushi anduvieron como parias. Cada uno intentó abrir su propio kiosco, pero a García Batallán no le salía una. No le funcionó el rol de busca”, cuenta otro funcionario, que se despega de su pasado y que recuerda los magros resultados que consiguió el ex viceministro, cuando incursionó en el negocio de la exportación de vinos.
Pero hubo otra oportunidad. García Batallán reflotó sus contactos y recurrió a un amigo Antonito, la puerta al mundo Shakira. Y a la neofilantropía.
Solidaridad sushi. Lejos de cualquier lógica, el crash del gobierno de la Alianza fortaleció las relaciones entre los sushi durante su diáspora política. Con la estabilización de la pareja del hijo del ex presidente y Shakira en el mapa, los negocios de la colombiana se transformaron en la Meca del grupo. Antonito es el encargado de los números macro: dicen que cerró un auspicio de Movistar por 7,5 millones de pesos y que se encarga de los proyectos inmobiliarios en las Bahamas y República Dominicana, de administrar las cuentas de su novia-estrella y de visar la letra chica de los contratos. A medida que ganó espacio, le fue abriendo las puertas a sus vínculos. Así, el emblemático publicista del delarruismo, Ramiro Agulla, logró dirigir la grabación de un DVD de la gira anterior de Shakira en el 2004, además de asesorarla para su presentación durante el último Mundial de fútbol. Ahora se mantiene expectante para negocios venideros.
Por su parte, el cuñado Aíto debutó hace unos días en Buenos Aires, con el glamoroso cargo de “tour manager” y esta semana le tocó el turno a García Batallán, la pata administrativa del emprendimiento benéfico, que tiene al escritor Gabriel García Márquez como presidente honorífico.
Hasta ahí llega el círculo sushi íntimo alrededor de Shakira, que hizo acto de presencia en la presentación de Panamá. Pero al mejor estilo logia, el grupo tiene ramificaciones provechosas en lugares clave para los negocios.
Satélites. Uno de los main sponsors de Shakira en su paso por Buenos Aires, el mes pasado, fue la FM Los 40 Principales que, al igual que Radio Continental, es propiedad del grupo de medios español Prisa. Allí el clan sushi tiene un aliado de los tiempos políticos: el ex secretario de Medios de la Alianza y virtual vocero presidencial, Darío Lopérfido, quien hoy ocupa un cargo en la empresa Unión Radio, la firma que maneja las emisoras del multimedio ibérico en todo el mundo. Antonito y Lopérfido habrían cerrado el auspicio en Madrid, en los comienzos de la gira de Shakira.
Otro personaje del entorno sushi, aún no tan popular, es Gonzalo Janín, el director de contenidos de Continental que contó con el visto bueno de Lopérfido para acceder a su cargo cuando Prisa ingresó al mercado de medios argentinos. Durante el gobierno de De la Rúa, Janín formó del equipo de comunicación presidencial. Era un sushi de bajo tenor. Pero ahora, con perfil más alto, fue parte de la comitiva que viajó a Panamá y en los comunicados oficiales de la Fundación ALAS figura como el contacto para la prensa internacional.
Gestor. Desde el otro lado del mostrador, el ex sushi converso al kirchnerismo Gustavo Fernández Russo aportó su granito de arena. El funcionario que trabaja bajo la tutela del secretario de Medios, Enrique “Pepe” Albistur, fue el artífice de la curiosa visita que hizo Shakira a la Casa Rosada, donde charló y se sacó fotos con el Presidente y la senadora Cristina Kirchner. Una gestión redonda: días luego varios empresarios argentinos anunciaron su apoyo financiero a la causa benéfica de la cantante de caderas bamboleantes.
Lejos de la política, todo sirve para el grupo sushi. Shakira, los medios, el marketing, la filantropía o el show-off. No importa qué, lo fundamental son los vínculos. Al mejor estilo de una logia, versión tercermundista.