A principios de mayo, ya había estallado la feroz interna en el gabinete de los Kirchner: Alberto Abad estaba fuera de la AFIP y Martín Lousteau, de Economía, los “pingüinos” pedían abiertamente la cabeza de Alberto Fernández y el ex presidente había desatado un escandalete a los gritos en Olivos al imponer su rechazo a cualquier acuerdo con el campo. Cristina y Néstor Kirchner, después de la tormenta, viajaron separados a El Calafate, presuntamente para digerir con calma y en soledad la incipiente crisis política en la que estaban atrapados. Ese fin de semana del 2 al 4 de mayo, sin embargo, el único que logró traspasar el cerco conyugal fue Rudy Fernando Ulloa Igor, cariñosamente “El Rengo”. Su visita ya no era en calidad de chofer personal de Néstor, como en otros tiempos, sino como millonario empresario de medios, que lo es, ahora incluso “en expansión”. Lo que iba a informar al Jefe era que había cumplido la misión ordenada: ofertar por Telefe 320 millones de dólares. Una suerte de provocación política para escandalizar al medio: el mercado televisivo considera que la cifra tirada por Rudy representa, a estas alturas, un valor “inflacionado”. En especial hoy que el canal de las pelotas está rebajado al segundo lugar del rating –detrás del tinellizado Canal 13–, luego de liderarlo durante 18 años nada menos.