Saludos a Aníbal, decile que se perdió toda la producción de fotos en la playa”, le dice Débora Bello a la dueña de Olalá, el balneario de Villa Gesell donde todos los veranos descansa el ministro del Interior Aníbal Fernández. Después le pide un café con leche con una medialuna de manteca. Son las nueve de la mañana y la playa es un desierto.
Minutos antes, Débora posó para las fotos y cautivó elogios por su profesionalidad. Claro, sus piernas interminables y sus proporciones generosas pero en perfecta armonía son de gran ayuda. En la espalda, una mariposa tatuada. “Me encantan las mariposas por su belleza y tengo un ciclo parecido. Yo también florezco con los míos”, explica. Posa con seguridad y dice con claridad qué quiere hacer y qué no. Pone mil caras en un minuto, tiene todo perfectamente estudiado.
Noticias: ¿Siempre fue intrépida?
Débora Bello: No siempre… Cuando terminé la escuela primaria, no tenía muy en claro qué iba a hacer, pero como me gustaba la química hice el curso de ingreso para estudiar en un colegio industrial, el Ingeniero Huergo. Éramos sólo dos mujeres en mi curso y cinco en todo el colegio. Al principio, me daba vergüenza caminar por los pasillos, tenía el pelo largo y caminaba mirando el piso, creo que mis compañeros me conocieron la cara recién en segundo año. El sexo opuesto me daba mucha vergüenza, pero después pude hacerme amiga de los varones, entenderlos y crear un vínculo diferente.
Noticias: ¿Y cómo fue pasar de un colegio industrial al mundo de la moda?
Bello: Empecé como muchas: un día en la calle me dieron una tarjetita y me ofrecieron ser modelo. Empecé como un hobby y terminé dedicándome a eso. En el medio, hice –nunca entendí bien por qué– el CBC para Administración de Empresas, pero mi trabajó me redituaba económicamente, así que terminé con esto. Soy muy independiente desde chica: trabajo desde los 18 años, era secretaria de un contador y con lo que ganaba pagaba el alquiler.
Noticias: ¿Qué diferencia hay entre aquella Débora y la de hoy?
Bello: Y, estoy muy cambiada… Ya no soy tan naif, muchas cosas me acorazaron. Estoy más desconfiada, me fui llenando de capas. Y como modelo también cambié mucho: al principio, no encontraba qué iba a explotar ni qué actitud tomar en una producción. Con el tiempo me di cuenta de que la belleza no necesariamente debe ser perfección. Está todo en la actitud, y a mí me costó mucho encontrar ese espacio para moverme cómoda. Menos a Nicole Neumann, que desde chica tenía una actitud divina, a todas nos cuesta encontrarnos.
Noticias: ¿Y cuál es su sello?
Bello: Creo que tengo algo fuerte y por eso los periodistas suelen tenerme miedo, aunque soy muy educada. Cuando digo “fuerte” quiero decir que soy clara, trato de que se entienda quién soy y por dónde transito. Es una forma de marcar límites claros. También me preocupa el tema de la naturalidad. Creo que es importante ser fresca, no me produzco mucho. No se puede fingir todo el tiempo.
Noticias: Pero es común que las modelos no marquen tantos límites y se dediquen a hacer un poco de todo, porque tienen que pensar en qué se van a dedicar cuando se retiren.
Bello: Sí, no se puede modelar hasta los 80, porque tenemos una fecha de vencimiento. Hace un año me surgió la duda de qué voy a hacer más adelante. Si se presenta un proyecto para actuar, me encantaría probar. Hice algunos cursos de teatro, pero si decidiera hacerlo me prepararía con un profesor, soy muy prolija con esas cosas. Igualmente, creo que lo que más me gustaría es producir algo, estar detrás de escena.
Noticias: ¿La cansa estar frente a la cámara?
Bello: Y… llega un punto en que la exposición me agota. Me cuesta mucho tener que andar ventilando mi vida, contando mis cosas, y me gustaría pensar en una opción diferente para más adelante.
“Como verás, algunas modelos comemos”, dice y muerde la medialuna. “Sí, como sano, pero el tema no me obsesiona. No soy ni macrobiótica ni orgánica. Y, aunque me encantaría ser vegetariana, no puedo dejar de comer carne, me encanta”, dice la modelo y confiesa que cuando deje la pasarela le gustaría estudiar Nutrición.
Desde el 2004 es la novia del cantante Diego Torres. Se conocieron en una cena, y poco tiempo después hubo otra cena, pero programada. Meses después estaban conviviendo. Cuenta que, antes de conocerlo, tarareaba sus hits pero que no era fanática. “Me gusta toda la música, menos el reggaeton. El grupo ‘Calle 13’ sí, porque tiene letras con cierto compromiso social. Detesto las letras tan subidas de tono o que cosifican a la mujer”, explica y confiesa que le gustan Joaquín Sabina, Juan Luis Guerra, Fito Páez y Jorge Drexler.
Noticias: ¿Su relación con Diego influyó en su carrera?
Bello: Sí, doña Tota me conoce por ser la novia de Diego Torres. Además de modelo, me convertí en personaje, gracias a él soy más popular.
Noticias: Son pareja hace cinco años, ¿no les tiene miedo a los noviazgos eternos?
Bello: Estamos muy bien así. Me inventaron un embarazo y un casamiento para 700 personas. Una lástima, si él me quería dar una sorpresa me la arruinaron (ríe). Por suerte, me inventan cosas lindas.
Noticias: ¿Cómo es vivir un amor a la distancia?
Bello: Diego viaja mucho y la gente piensa que por eso vivimos un amor a la distancia. En realidad, lo máximo que nos separamos son 20 días al año. No creo que se pueda concebir una relación a la distancia. Por otra parte, para nosotros no es tan traumático porque nos acostumbramos desde un principio y, además, hay que reconocer que los viajes a veces están buenos para poner en limpio lo que uno siente por el otro. ¡Y los reencuentros, que me permiten tomar conciencia de cuánto lo necesito!
Noticias: Y después de tanta gira, ¿les gusta viajar?
Bello: Sí, mucho. Pero a veces nos da fiaca tomarnos un avión para nuestras vacaciones. Nos gusta el deporte y hacer cosas, no queremos estar panza arriba porque somos inquietos. El viaje que más me gustó fue a Australia, porque “falseamos” con la gente, son amigables y pacifistas. Además, los viajes son nuestra oportunidad para disfrutar del anonimato: es lindo ser turista y comerse un pancho en la vereda sin que nadie nos señale.
Noticias: ¿Es celosa?
Bello: No, y él tampoco. Creo que los celos tienen que ver con lo que uno quiere depositar en el otro, no dependen de la pareja, son un mambo de uno. Si bien nuestra relación está mucho más afianzada, fuimos muy novios desde el principio. Lo nuestro no se dio de a poco, fuimos muy intensos desde el vamos y nunca los celos fueron un impedimento en la relación.
Noticias: ¿Tienen planes de casamiento? ¿Les gustaría tener hijos?
Bello: El deseo está, pero ahora no es el momento, por el trabajo de los dos. No sabemos cuándo se dará. Nos queda toda la vida para eso. Por otro lado, no creemos en esos compromisos. Ninguno de los dos fantasea con la gran fiesta, el vestido blanco y todo eso, o con firmar un papel. El resultado más importante de una relación y la señal de amor más comprometido es decidir traer un hijo al mundo.
Noticias: Usted es una de las pocas modelos que no aceptaron participar del show de Marcelo Tinelli. ¿Por qué?
Bello: Fue una decisión difícil de tomar, se cierran un montón de puertas. Las producciones de Tinelli son generadoras de muchísimo trabajo, es una fuente inagotable y multiplica las oportunidades. Pero a mí no me convence ni siquiera como espectadora. El respeto es muy importante y creo que a veces se pasan de la línea. Prefiero mantenerme al margen, porque es un ambiente muy complicado.
Noticias: Pero hace muchos años que está en el ambiente, ¿le sigue sorprendiendo?
Bello: Es un trabajo ciento por ciento estético, y estoy rodeada de mujeres todo el día. Hay que tener mucha contención para que no se te vuelen los pajaritos. Trato de tener una cosa en claro: trabajo de modelo, pero no soy modelo de nada.
Noticias: Hace unos meses, una señora que decía ser su madre apareció en la televisión. Decía que quería verla y que usted la rechazaba. ¿Cómo tomó eso?
Bello: Tengo mucha contención, intento que nada de eso me llegue. Cuando se meten con cosas tan personales sin saber de qué se trata, elijo no enroscarme y no hacerme problema. Trato de preservarme y estar con los que me quieren, luego que la gente hable lo que quiera. Nunca la historia es como la cuentan, igual son temas que prefiero dejarlos ahí, no quiero hablar de eso… Mas allá de mi caso personal, a veces no tienen en cuenta cuál es la verdad ni qué pasó. Hice mucho análisis y trato de rodearme con lo que me nutre con buena onda, esto sin pretender ser Sai Baba. Gracias a Dios, mi terapeuta, a quien quiero mucho, me dio de alta. El análisis sirve para aprender cómo funciona uno, y que tenemos nuestras propias armas. Yo aprendí a usarlas y con eso puedo andar tranquila por la vida.