Una vez le dijeron que él no era como el resto de los hombres de Bariloche. “Debe ser porque tengo muy desarrollada mi parte femenina –especula–. Y eso en los sureños, un tanto machistas y cerrados, no es común”. Puede describir minuciosamente el proceso para lograr un buen chocolate y, con igual soltura, recitar un poema de Fernando Pessoa. Denota la misma enérgica pasión para los deportes que para preparar una mermelada casera. De hablar tenue pero seguro, carraspea cuando ahonda en un asunto que lo incomoda.
Hijo mayor de Aldo e Inés Fenoglio, fundadores de la primera chocolatería de Bariloche, Diego formó parte del proyecto de la empresa desde muy pequeño, quizás sin desearlo. Resulta que cuando llegaban las vacaciones, el frío patagónico menguaba y las calles eran el centro de encuentro de los chicos, por orden de su padre él debía permanecer en la fábrica, revolviendo las mermeladas tras una enorme paila de cobre. “Mi viejo, como buen piamontés, me hacía trabajar. Yo me comparaba con mis amigos que estaban por ahí mientras yo hacía dulce, y me quería matar. Me acuerdo de que odiaba la (rosa) mosqueta, porque cuando hierve te salpica las manos y me quemaba todo. ¡La odiaba!”.
Tenía apenas 20 años cuando su padre falleció y, junto a su madre y sus hermanos, se hizo cargo de la empresa. Pero en 1995 optó por crear un emprendimiento propio, Rapa Nui, una exitosa chocolatería donde actualmente trabaja junto a dos de sus tres hijos. La historia cuenta que la empresa Fenoglio terminó por venderse y, excepto el apellido familiar, nada le queda en común con esta dinastía que tuvo bastante que ver para que Bariloche se conociera por sus chocolates.
Noticias: Debe ser extraño convivir con una empresa que fue familiar, mantiene el apellido propio, pero no tiene nada que ver con la familia.
Diego Fenoglio: Es muy raro. Cuando me dijeron que vendían la empresa con mi apellido tuve una conmoción interna, pero no podía hacer nada. Lo único que espero es que cuiden la marca, y la única manera es haciendo un buen producto.
Noticias: ¿Cómo empezaron sus padres en este oficio?
Fenoglio: Mi padre arma una confitería y ofrece un chocolate que él hacía en Torino. Así, poco a poco, la misma gente le fue pidiendo más cantidad y fue reemplazando la pastelería por chocolatería. Mi madre se encargaba de la confitería y mi padre de la producción, igual que yo cuando trabajaba ahí. Pero cuando ya tuve Rapa Nui hacía todo, porque empecé solo.
Noticias: ¿Usted hacía todo el proceso del chocolate?
Fenoglio: Todo. En Rapa Nui empezamos a trabajar el cacao con el licor de cacao, la manteca de cacao y después hacemos todo el producto. En Bariloche, en general, compran la cobertura, la elaboran, le mezclan más ingredientes y la venden con marca propia.
Noticias: ¿Qué nota cuando saborea un chocolate?
Fenoglio: Yo pruebo uno y te digo todo. Diferencio todos los chocolates y no me equivoco nunca. Muchas veces me han dicho que tal producto era espectacular, lo pruebo y nada que ver.
Noticias: Debe haber tenido una infancia envidiada por todos sus amigos, rodeado de delicias.
Fenoglio: Sí, pero estuve toda la primaria, desde los 6 hasta los 12 años, pupilo con mi hermano en un colegio de curas salesianos a 20 kilómetros de Bariloche. Mis viejos eran medio especiales (ríe), se habían dedicado a laburar y nos sacaron del medio. Salíamos el sábado, y el domingo volvíamos. Fue duro. Yo me acuerdo de que lo miraba a mi hijo a los 6 años y no podía creer cómo mi padre me había mandado.
Noticias: ¿Nunca se lo reprochó?
Fenoglio: No. Uno en la vida hace lo que puede y a veces por ignorancia no hacemos lo que deberíamos. Pero estos puntos límite también hacen que uno arme una personalidad con refuerzos, lo que puede resultar en cosas interesantes.
Noticias: ¿Siente que lo aprovechó?
Fenoglio: Creo que todo eso me dio muchas cosas. Por otro lado, a mi hermano lo debe haber golpeado, porque se suicidó a los 33 años. Por un lado te da, pero te falta tanto… Yo, por ejemplo, tengo la responsabilidad bien marcada, soy muy puntual, muy prolijo. Y me quedó de cuando tenía que trabajar en vacaciones. Por eso cuando fallece mi viejo, yo sabía todo. Nací en una olla de chocolate (ríe).
Noticias: ¿Nunca tuvo una época de rebeldía contra la autoridad?
Fenoglio: Nunca. Lo que siempre hice fue deporte, soy muy deportista. Corrí rally, motocross, jugué squash. Siempre consideré que al cuerpo hay que cuidarlo, entrenarlo. Es el día de hoy que hago diariamente 25 kilómetros de mountain bike.
Noticias: ¿Practicó algún deporte profesionalmente?
Fenoglio: Sí, corrí rally en la época en que corría Jorge Recalde y gané alguna carrera. Es que ahí está el tema, siempre que hago algo quiero ganar, ¡no lo hago para pasear! Ahí también va la responsabilidad: ¡yo quiero ganar! (ríe).
Diego Fenoglio es, definitivamente, un empresario multifacético y comprometido con la comunidad de su ciudad, Bariloche. A sus coterráneos ya no les resulta extraño leer una carta de lectores con su firma en el diario local, como la que escribió en julio del 2003 para que se reubicara el monumento de Julio Argentino Roca erigido en el Centro Cívico, ya que molestaba a los descendientes de mapuches. “No me dieron ni cinco de bola, ahí sigue clavadito”. Tampoco resulta insólito que denuncie alguna irregularidad en un organismo, como lo hizo en el 2000 cuando consideró que era hora de cambiar el modo en que se estaba manejando la Cooperativa de Electricidad Bariloche. Cada semana denunció en una publicación local el dudoso manejo, presentando propuestas para su administración. Logró que se hicieran elecciones, sus representantes obtuvieron más del 68 por ciento de los votos y se cambió la cúpula.
Noticias: ¿Obtuvo algún cargo dentro de la Cooperativa?
Fenoglio: No, yo solamente quería que haya gente competente e idónea manejándola. Nunca iba a aceptarlo, sólo quería que trabajen bien y que den el servicio que tienen que dar.
Noticias: ¿Alguna vez le ofrecieron algún cargo político?
Fenoglio: Sí, miles de veces, sobre todo después de eso. Pero la política me parece demasiado sucia y no tengo eso que hay que tener para negociar. Yo soy muy lineal, no puede haber grises. Lo pensé en algún momento, porque a Bariloche realmente le hace falta alguien que trabaje bien, pero no.
Noticias: ¿Qué cree que opinan de usted en Bariloche?
Fenoglio: Yo creo que soy querido, aunque no lo tengo que decir yo. Lo que sucede es que soy muy franco y no pienso lo que van a decir de mí. Actúo como siento que tengo que actuar. A los 45 años dije que no voy a hacer nunca más algo, un negocio o lo que fuese, que me quite tiempo para las cosas que a mí me gusta hacer. A esa edad me dije: “Voy a cambiar mi forma de ser, voy a hacer brotar más mi parte femenina. Porque el chocolate es muy dulce, pero con un costado femenino, la ternura es más dulce que el chocolate”.
Noticias: ¿Qué le ocurrió a los 45 para hacer ese clic?
Fenoglio: No fue un corte tan abrupto, pero hasta los 40 fui muy laburador y a partir de esa edad dije: ahora me toca a mí. Muchas veces los hombres en pos de proveer el sustento nos olvidamos de nosotros. Por suerte cambié. Nunca me interesó tener millones, sino vivir feliz.
Noticias: Cuando dice que no quiere que los negocios le ocupen tiempo para hacer lo que realmente quiere, ¿cuáles son esas actividades primordiales?
Fenoglio: La lectura, me gusta mucho leer. También tengo un programa en la radio local hace 6 años, “Puerto de Encuentro”, que me encanta y sale todos los miércoles a la noche.
Noticias: ¿De qué trata?
Fenoglio: Es sobre las relaciones de pareja. Fusiono música latina con palabras. La música acompaña el tema que trato esa noche. Me sirvió muchísimo y soy egoísta, lo hice porque me encanta a mí.
Noticias: ¿Y qué le dice la gente?
Fenoglio: Me paran en la Municipalidad, en la calle y me dicen que les encanta. El sureño es bastante machista, yo no soy así, entonces trato de decirles por dónde va la mano. En general, los hombres no me miran con buenos ojos.
Noticias: ¿Será por la búsqueda de su lado femenino?
Fenoglio: (ríe) Fui desarrollándolo y trabajándolo y en esto te ayuda muchísimo quién tenés al lado. Yo tuve tres mujeres en mi vida; las últimas dos me ayudaron muchísimo en eso. También intenté hacer teatro y canto.
Noticias: ¿Se presentó en algún lugar?
Fenoglio: No, en Bariloche en una obrita chiquita, pero es muy difícil. Y con el canto quise ver si podía hacerlo, porque me cuesta afinar. Logré cantar sin desafinar, pero de ahí al estrellato hay un mundo (ríe).
Noticias: ¿Se imagina retirado de la empresa?
Fenoglio: Sí, calculo que en un año, porque creo que mis hijos ya están capacitados. En una sociedad de familia lo más importante no son las personas, sino la empresa, el producto. Y creo que en seis meses más, un año, ellos ya tendrán los conocimientos y los voy a dejar. Siempre puede haber un golpe de teléfono, claro. Hay otros padres a los que les cuesta delegar y tienen a los hijos listos y no les dan crecimiento personal y seguridad, que es fundamental para que puedan manejar su negocio.
Noticias: ¿Qué desea hacer en su retiro? Porque es bastante joven…
Fenoglio: Es una pregunta difícil, porque no quiero hacer nada. El programa de radio lo voy a seguir teniendo, desde ya. También hace tiempo que estoy detrás de algo, pero está difícil conseguir socio: me gustaría construir un estadio de patinaje sobre hielo en Bariloche para hacer shows de patinaje artístico, campeonatos de hockey sobre hielo. Pero si no sale, quiero leer, viajar, hacer dulces. Tengo una huerta con frambuesas y todas las frutas habidas y por haber, y hago mis propios dulces para mi casa. Soy un enloquecido de los dulces.